miércoles, 28 de noviembre de 2018

¿Robotización?


Bardo de la Taurina 
Me preguntan ¿Por qué antes se veían más concurridos  los festejos?, y creo que esto obedece en buena parte al desinterés que existe desde que algunos ganaderos estén vendiendo   kilos tiernos, con plátanos dominicos y amor y paz en sus embestidas,  ante ello uno pensaría que esos aficionados que antes iban a la plaza ven las corridas por  ‘la tele’ pero a nivel calle la opinión es que tampoco las ven,  y me voy a saltar el comentar, porque  no me consta  que hay personas que solo miran la pantalla,  y respecto a las ofertas radiofónicas  cómo son varias, es probable que en global el rating se haya mantenido.

Y como estamos en tiempos de cambios, este lunes a través del programa de Ruiz Healy, escuche que “Tere” Vale comentaba que se acababa de inaugurar la primera ‘Casa de citas’ en la que en vez de prostitutas quienes propiciaban el placer ahora son robotinas, (por cierto recomendaron no excederse en la apasionada entrega pa’ evitar un corto circuito, producto de un sobre calentamiento) esto me remitió al libro de ‘Sálvese quien pueda’ de Andrés Oppenheimer y en automático pensé que en el improbable caso de que las corridas de toros continúen en la capital, no habría que descartar que en algunas áreas la fiesta  se podría robotizar.
Y es que pienso,  si una computadora es capaz de verificar un automóvil y por ende certificar si está apto pa’ circular o no, ¿Cuál sería el impedimento pa’ que esto no funcionara en la fiesta?, veamos un caso que sería el de los toros, los cuales una vez que llegasen a la plaza, pasarían por una banda como esas maravillosas que con tecnología de vanguardia, fabrica la confiable marca alemana de SIEMENS, ya sobre la banda al toro en automático se le pesaría con una exactitud digital que no admite una milésima de duda, también la pantalla daría el estimado de los kilos que por día va a recuperar el animal en los corrales, la banda seguiría avanzando hasta detenerse a un costado de un escáner que mediría la dentadura,  los anillos que se encuentran en la sepa de los cuernos, y  checaría si la bajada de los testículos concuerda con la  fecha de nacencia del toro, y sin que intervenga la mano (negra) del hombre,  en automático, se cotejarían los datos con los de nacencia que el ganadero mando pa’ alimentar la computadora, otro paso sería el analizar  el estado en que llegan, de los pitones pa’ saber si  fueron  manipulados ventajosamente, y por último sin problema se conocería el estado de salud en que se encuentra el toro, incluyendo la masa muscular, y al final saldría la luz verde de verificación aprobada, o la roja de rechazada. O sea ha llegado la época del ‘verifitoro’
Como esto no va suceder de inmediato, lo que si buscamos es que se sepa que la fiesta está navegando en un pantano de dudas, y por eso la inquietud para prevenir que esto termine de desvielarse, tratando de salvarle algunos  pistones, y al decir salvar, así como los toreros hace muchos años perdieron el control del ‘mango y del sartén’ y ahora son mangoneados por las empresas, que quieren por conveniencias económicas  hacerlos parte mecánica de su engranaje, a ese, al que ya han logrado meter en su redil a varios hierros,  a los que les están comprando  reses bajo un estándar, y digo reses, porque eso son  y no toros de lidia, ganaderías que permiten que a sus animales los traten como productos de vulcanizadoras y les parchan las corridas a como se les da la gana, y subrayo estar consciente que todavía existen excepciones.

Esa ética y lugar lo deben de recuperar los agraviados que  son los toros y los toreros, a los que por citar un ejemplo del poco respeto que les brindan, se sabe que en ocasiones los toreros se enteran que van a torear por medio de las redes sociales, sin siquiera haber negociado  los toros que van a lidiar, los nombres de los alternantes y hasta sus honorarios, ¿o que acaso ya les tienen un arancel predeterminado?, y respecto al tendido o a la afición ésta tiene que recuperar también su lugar, mandar al carajo la sumisión y alzar con estruendo la voz, porque esto es una fiesta donde no cabe la blandenguería, y recurro nuevamente a unos ejemplos calientitos, que se han registrados dentro de los tres primeros festejos que se han dado en la temporada de invierno de la CDMX, donde varios animales debieron de ser rechazados por su pobre trapío, ¿y qué ha pasado?, nada se ha permitido que se lidien sin pitos y ya no digamos con una bronca, y en lo referente a los toreros,  indiscutiblemente en todos los festejos se debió de haber abierto la Puerta Grande, ¿y qué ha pasado?, nada,  conformarse con una orejita que no tienen en algunos casos más valor que el de una consolación o alegoría.



Y todavía permitimos o nos quedamos tranquilos con que la prensa  fru-fru porque en el toro no hay fi-fi, nos diga que todo va bien, bueno como ha estado la cosa que hasta al poderosísimo  Sebastián Castella se le permitió su displicencia y todavía le agradecieron el gesto de regalar un burel,  ¡señores esto es de contundencia!, por eso la gente al salir de la plaza  el domingo decían que el segundo y el sexto  eran llaves maestras pa’ abrir la Puerta del Encierro’, ¿y qué pasó?, ¡yo que sé! Si solo soy una oreja y un amplificador de la voz del tendido, ¿o del cemento de la ausencia?, que es el que está haciendo las ‘grandes entradas’…y no sin razón.

Y como puedo estar equivocado y sé que los extranjeros hayan hecho lo que hayan hecho, están más allá del bien o del mal, recurro al pasatiempo de moda la  Consulta Popular, ¿Volvería a pagar por ver a alguno de los mexicanos que ya actuaron?, (si) o (no), y como de todas maneras a los del poder su respuesta les vale pinole, no conteste, que allá y aquí todo esto, es una farsa.


domingo, 25 de noviembre de 2018

El Huésped


    Arte; Archivo BarMa. Barreras para ver al Emperador

Don José Antonio del Moral, maestro de la cátedra taurina, que no requiere de panegíricos,ha puesto a disposición este artículo como él lo califica, y directo de España aquí está.
*En versión intacta, como diamante de trapío.

 México y Anexas…

Las Bardianas: Anfitrionas de ocasión
-Sobre la génesis de Enrique Ponce hasta su reinado imperial-
El lenguaje taurino se nutre de refranes y de sentencias repetidas hasta la saciedad que se han venido cumpliendo inexorablemente. Una de las más recurrentes y más fieles a la realidad afirma que “si difícil es alcanzar el grado de figura, mucho más es permanecer en él”. La historia del toreo está llena de infinidad de toreros que despertaron grandes expectativas en su tiempo hasta ser calificados como héroes o aristas sublimes que persistieron entre altibajos, sin la fuerza de sus inicios, o que fueron diluyéndose, cuando no desapareciendo sin apenas dejar rastro de lo que habían hecho. Muy pocos consiguen el grado de figura y logran sostenerse en ese sitio durante un lustro, como mínimo, sin desfallecimientos a pesar de posibles enfermedades y de percances, manteniendo e incluso creciendo por lo que a la regularidad en el triunfo se refiere y, mucho más, perfeccionando su estilo cada temporada en lucha con sus rivales que les vayan surgiendo, sin dejarse eclipsar ni vencer por ninguno, sin ni siquiera mostrarse afectados por el lógico desgaste que supone torear un elevado número de corridas – no digamos si sobrepasan la centena, actualmente muchas televisadas en directo – ni por la intransigencia de los públicos, desde siempre iconoclastas con las figuras consagradas. Esta permanencia alcanza una medida de carácter histórico que taurinamente conocemos como “época”.

En consecuencia, solamente fueron, son y serán “toreros de época”  los diestros capaces de superar este cúmulo de circunstancias y, por consiguiente, de resolver cuantos problemas confluyen en tan apasionante profesión: Las dificultades inherentes a la lidia de cada toro en su vario comportamiento, dominándolos y acoplándose en cada caso para que, en lo máximo posible, el toreo pueda expresarse con limpieza y traza singulares artísticamente hablando; superar anímica y físicamente lesiones y cornadas; no rechazar las ganaderías más prestigiosas por su casta, bravura y trapío, como tampoco las obligadas comparecencias en las ferias y plazas más determinantes, incluidas las de Francia y América, sin perder la moral ni la propia estima por causa de la críticas – pertinaces las de sus enemigos que siempre tuvo y tiene-, o por sus inevitables campañas a la contra que también son pareja inseparable de los muy pocos que logran sostenerse largamente en el poder.

Sin distanciarnos demasiado en la Historia del Toreo, Lagartijo, Guerrita, Gallito, Belmonte, Domingo Ortega, Manolete, Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordóñez, El Cordobés… y los poquísimos que les siguieron con tamaña categoría, mitificados tras su retirada y, no digamos, tras su muerte, fueron negados en sus mejores años por los que siempre se autoproclaman “buenos aficionados” – nunca por la generalidad de los públicos – y por la crítica tenida por más dura. Cualquiera que quiera comprobar lo que afirmo, puede comprobarlo consultándolo en las hemerotecas y en los libros.

De tal modo, resulta comprensible que de los muchos toreros notables que han existido, solo unos pocos pueden ser considerados como “toreros de época”, independientemente del estilo o del especial acento artístico que adornen sus maneras porque, para serlo, son los valores profesionales los que verdaderamente cuentan. Valores que dimanan más del esfuerzo personal y de la voluntad que se la suerte, aunque también ésta sea un valor primordial en el devenir de los toreros. Del saber profesionalizar las cualidades que Dios da a los elegidos – imprescindibles el valor y la inteligencia como soporte de las demás – depende todo: La renuncia a la vida disipada, la capacidad de esfuerzo, de sacrificio, de concentración, de ambición, de superación… De la indeclinable afición por el toreo en definitiva.

De entre los grandes toreros del siglo XX y hasta los que llevamos vividos del XXI que más se han acercado a las condiciones que acabamos de señalar, permanentemente dispuestos a defender su sitio, destaca indiscutiblemente Enrique Ponce por su creciente permanencia en la cumbre desde que la conquistó en la temporada de 1992, al tiempo que empezaba a decaer el “reinado” de Juan Antonio Ruiz “Espartaco” y el del colombiano César Rincón que no pudo mantener el tono altísimo que le encaramó a la cima durante la temporada anterior, perdiendo en la feroz competencia que tuvo que soportar con el entonces muy joven maestro valenciano, quien se abrió definitivo paso superando a todos los toreros que fueron nutriendo la primera fila sucesivamente. Y de ahí en adelante. El único que está aguantando es El Juli que incluso desde el año pasado hace lo posible y lo imposible tratando de imitar el estilo de Ponce. Lo que honra al valenciano.

No obstante, nombremos a los rivales más destacados que no pudieron acabar con Ponce. Además de los nombrados, “Finito de Córdoba”, José Miguel Arroyo “Joselito” que creo fue con quien más batalló hasta aburrirlo, Jesulín de Ubrique, el Francisco Rivera Ordóñez de sus tres primeras temporadas como matador de toros y José Tomás de quien sus acérrimos creyeron con idolátrico fervor que sería su definitivo verdugo. Ceguera que aún persiste cada vez que el de Galapagar asoma la “gaita” en sus escasísimas apariciones. Muchos empresarios han intentado que toreen juntos. Pero Tomás no ha admitido la única condición que siempre pone Enrique: que el festejo sea televisado en directo… Y es que las imágenes no mienten como lo hacen sus panegiristas cada vez que “reaparece”…

Las cifras que arrojan las estadísticas de Enrique Ponce ya han superado todos los records de la historia. En corridas toreadas, en toros matados, en trofeos conseguidos pese a los muchos perdidos por fallas a espadas, y en indultos logrados. Nadie jamás en el toreo había logrado tamaña suma.

Cuando lo consiguió, actuando en más de 100 corridas en España y Francia durante diez campañas consecutivas – la cuenta no incluyó sus tardes en América -, nadie se atrevió a negar tan enorme mérito.  Hasta estos diez años de Ponce, el record lo tenía Joselito “El Gallo” en tres temporadas…

Sería excesivamente prolijo que entráramos detalladamente en todas las cifras de Enrique Ponce porque excederían del propósito de este artículo. Y es que en el fondo de tamaña por descomunal historia, por delante debemos escribir sobre la génesis de este gran torero. Sobre los antecedentes de su vocación, sobre su formación, sobre su precoz maestría, sobre los porqué de la inusitada durabilidad de su inacabable carrera y sobre las razones de sus imparables progresos artísticos que van desde cómo lo ejecuta por su natural intuición hasta llegar a lo que ahora prodiga, un toreo cuasi soñado y hasta diríamos que sinfónico. Sobre todo en las corridas especiales en las que la música toma carta de naturaleza programada de antemano o meramente circunstancial las tardes en las que las bandas amenizan sus faenas con melodías propias del gran ballet u operísticas.

Enrique Ponce nació el 8 de diciembre de 1971 en Chiva (Valencia), año en el que curiosamente, se retiraron del toreo digamos formalmente Antonio Ordóñez y Manuel Benítez “El Cordobés”. Al cabo del tiempo, tal casualidad ahora nos parece premonitoria porque el valenciano ha sido el único que ha ocupado el trono del toreo tras el rondeño y el de Palma del Río. Reinado poncista que aún dura y nadie sabe hasta cuándo. Ni siquiera el propio torero.

De la mano de su abuelo materno, Leandro Martínez, que fue quien le enseñó a torear e impulsó su afición, tras destapar sus grandes posibilidades a los 8 años de edad ante un eral, de entusiasmar a los 10 en el ya famoso concurso para noveles del muy cercano a Valencia, “Monte Picayo” y, sobre todo, a raíz de su debut como becerrista en el histórico coso capitalino de la calle Xátiva y en más trascendental cuando fue descubierto y protegido por quien iba a ser su apoderado, Juan Ruíz Palomares, en el trascurso de otra becerrada organizada por éste en el pueblo jienense de Castellar. Aquel día el propio Juan Ruíz advirtió al abuelo Leandro de lo imposible que tan tierno y pequeñísimo infante pudiera con el fuerte becerro que le habían asignado, a lo que Leandro quitó importancia, rogándole que opinara después de verlo. Enrique se hartó de torear, mató al animal y puso la placita boca abajo, dejando atónitos a los presentes y prendado a Ruíz Palomares quien, desde ese momento, se hizo cargo de él. Posiblemente entonces y a pesar de la precoz maestría del niño Ponce, nadie e incluido el abuelo podía imaginar hasta donde iba a llegar.

Transcurridos más de 30 años desde aquella jornada, todavía nadie, ni el propio torero, puede atisbar cual y cómo será su techo profesional y artístico, porque a lo largo de este tiempo y tras cubrir triunfalmente cada una de sus campañas, ¿quién no ha pensado más de una vez que en alguna de las siguientes podría decaer su ánimo y su indeclinable afición?, sorprendiéndonos siempre con otras aún mejores y así sucesivamente. Gloria que Ponce ha conquistado desde la naturalidad de su ser eminentemente sencillo y feliz. Porque lo más curioso de este gran torero, es que al contrario de otras grandes estrellas, se cuajó y ha permanecido como máxima figura sin que se hayan producido cambios en su personalidad, por nada presuntuosa, desigual o extraña.

Ni en los más mínimos detalles o aconteceres de su vida fuera de los ruedos ha dejado de comportarse Enrique como una persona normal, como cualquier hombre de la calle que jamás hubiera destacado en nada. Merece la pena por ello detenerse en estos aspectos de la personalidad y del carácter más íntimo del torero de Chiva porque no se puede analizar su prolongado éxito ni definir su grandeza profesional obviando su proceder como ser humano.  

La sentencia “se torea como se es” que tan acertadamente pronunció en su día Juan Belmonte, se ajusta como un guante al modo de ser de Enrique Ponce. Un torero tan pacífico en lo personal como inasequible al desaliento y comparable a un inmenso anticiclón que, desde que si situó en la cumbre del toreo, nada ni nadie ha logrado desplazarle. Un diestro que torea con tanta facilidad que ha terminado por restar sentido al famoso dicho que define como virtud más cara del toreo la “difícil facilidad” por haberla convertido, sin pretenderlo, en su mayor hándicap y hasta en el peor demérito que, injustamente, le señalan a menudo sus detractores que siempre quedaron en el mayor de los ridículos.

Los psicólogos con más experiencia que hemos consultado para que nos expliquen la relación entre la sencillez de Ponce con su portentosa facilidad torera, nos dijeron que por ser una persona de carácter inalterable, rotundamente fiel a la educación que ha recibido y a cuanto ha aprendido desde que nació, ha podido desplegar con tanta naturalidad todos los resortes de su inteligencia taurina. Y añadimos: también la no taurina.

Cuando un ser humano se asoma a la vida es un ser por moldear. Una pizarra en blanco donde se van anotando las experiencias – bien fijadas por sus mayores – para que no se olviden. La personalidad adulta del Ponce niño, se logró porque su evolución fue satisfactoria. Cuando le vimos torear por primera vez en su debut con caballos en Castellón, descubrimos su precoz y segura maestría. Y observamos que, ante los novillos, no se comportaba como un niño hombre, sino como un niño adulto. La frescura de su limpia mirada, identificable con la ingenuidad infantil, contrastaba con un talento propio de un hombre maduro y experimentado. Y un modo de mirar que, sin embargo al mucho tiempo transcurrido, sigue manteniendo. Lo mismo que la inmediata rapidez de sus reflejos y la sensación de extrema facilidad, ya aludida, que imprimía a cuanto llevaba a cabo ante las reses ásperas o peligrosas, con las que nunca le vimos pasarlo mal, ni alterar el gesto de su cara, ni el color de su semblante, hasta en los momentos límite de las volteretas y de las cogidas, únicas ocasiones en las que Ponce rompe para el público el invisible cristal que parece protegerlo mientras torea, hasta el punto de lograr que desaparezca cualquier sensación de riesgo, aún con los toros más difíciles. Y siempre con esa especial naturalidad de los que no necesitan exagerar nada porque saben lo que son.

La personalidad adulta de aquel niño corporalmente diminuto y frágil, se logró, en efecto, porque desde sus principios todo lo que le sucedió fue aceptado por él en sentido positivo.

Por muy joven que se sea, un individuo adulto se distingue de los que no lo son porque sabe esperar cada momento. Ponce lo aprendió metódicamente, utilizando la paciencia y la alegría frente al continuo esfuerzo. También por esto siempre se movió y se mueve como pez en el agua entre las satisfacciones y las dificultades.

Aquellos primeros años junto a su abuelo Leandro, toreando de salón sin parar y su insistencia en proseguir pese a quedar exhausto, fueron buena prueba de ello. Como después lo fueron los años de incesantes entrenamientos, impuestos por las obligaciones de su apoderado, por entonces tratante de toda clase de ganado, más o menos bravo, que revendía tras ser “tentado” sin apenas testigos. Enrique a pie y Juan a caballo. Por las manos de Ponce pasaron infinidad de reses de toda condición, adquiriendo así un amplísimo oficio, inasequible para otros aspirantes de su propia edad y para la mayoría de los capaces de seguir. Algo impagable por lo que la prematura además de enorme experiencia suponía en sí misma y aleccionador por el esfuerzo que aceptó incansable a la vez que alegre por haber podido acumular tantas y tantas experiencias prácticas antes de su primer festejo con picadores, asombrando cuando llegó el día por su conocimiento y soltura cual ya hemos dicho. Pues de la lidia y de sus muchas variantes, ya llevaba aprendido Enrique desde la “a” hasta la “z”.

Pero el individuo auténticamente adulto – añaden los psicólogos – conoce a los demás y sabe perdonar porque para nada es envidioso. Y da a cada cosa la importancia que tiene. No exagera los primeros contratiempos ni minimiza las primeras frustraciones.

Enrique aprendió muy pronto a enfrentarse con los avatares del toreo y de la intensísima vida profesional que serlo conlleva, sin esconderse nunca. Como enseguida se dio cuenta de que los rencores hacen mella en la felicidad de uno mismo y de que el resentimiento puede atascar la evolución positiva de las personas… “No te alteres; dale tiempo al tiempo, que tú vales”, había escuchado muy frecuentemente de su abuelo. Y, más tarde, de su apoderado.

Ponce ya se había hecho adulto aun sin cumplir los años en otros necesarios por haber aprendido muy pronto a crecer intelectualmente. Breve espacio que en su caso se cubrió como si ya hubiera cubierto un largo e intenso trayecto. Como si aparentemente estuviera de vuelta cuando aún le faltaban por conquistar todo lo que vendría después. Impresión que pese a los muchísimos años que lleva sumados en la profesión, parece permanecer increíblemente virgen como entonces a pesar de su envidiable situación profesional, personal y familiar por la suya propia y por la adquirida tras casarse y tener dos preciosas niñas junto a su esposa, Paloma Cuevas, mujer por cierto muy acostumbrada a soportar y  a encajar los avatares del toreo por ser hija de otro torero, Victoriano Valencia, quien al cabo de tiempo se convirtió en apoderado compartido del maestro.

Ponce, parece – y lo es – un hombre bondadoso e inofensivo en la calle, mientras que vestido de luces, se transfigura en un sabio, también tranquilo aunque implacable. No se perdona el menor de los fallos y menos que alguien le pise los talones.

Y con este saber decirse íntimamente “yo sé quién soy”, sin falsa presunción ni complejos de inferioridad, asentó definitivamente su carácter en nada precipitado, aunque alertado por magníficamente educado para reaccionar cada vez que le llega la ocasión de mostrar su valía, como dejó y deja patente muchísimas veces desde que empezó a torear en público hasta en su interminable etapa de portentosa permanencia en el toreo. Ya llevaba igualmente aprendido el superar con sentido común los contratiempos, aceptando sin quejarse las dificultades que le fueron llegando y que aún duran inevitablemente.

Su primer revés, digamos grave, sucedió cuando se quedó parado y sin apenas contratos tras su alternativa en las Fallas del año 1990. Aquellas corridas para desesperados que le impusieron las circunstancias tras su advenimiento al escalafón superior, las resolvió Ponce con alegre resignación, a sabiendas de que se debían al torvo intento de frenar su requeté anunciado estrellato – Espartaco se negó a doctorarle el día de San José como hubiera sido lo lógico y lo obligado, dado que Enrique ya era un ilustre valenciano –, incluso entre los espadas que mandaban entonces.

“Nada nuevo en esta Fiesta”, le dijeron para que lo entendiera de inmediato. Y tanto lo entendió que, a lo largo de su impar carrera, lejos de hacer lo mismo, dio sitio a cuantos aspirantes al trono que fueron surgiendo y en ello sigue…

Ponce puso pronto remedio con un gran gesto en la Feria de Julio valenciana ese mismo año cuando contra la lógica  de un explicable conservadurismo y sin que nadie le obligara, decidió enfrentarse a los seis toros que, una vez desechados los previstos y aprobados otros a la hora del sorteo, sus compañeros de cartel no aceptaron el cambio de ganadería – Roberto Domínguez y El Soro, por cierto -, Enrique afrontó la hazaña triunfando con una determinación impropia de quien con 19 años y solamente  con cuatro corridas en su haber fue capaz de conseguir su heroico propósito. Y al año siguiente, ya con más actuaciones aunque en plazas de poca repercusión y reses sin garantía, cuando le llegó su primer gran y trascendental triunfo en Bilbao en sustitución de Joselito – se lo había ganado en una tarde anterior cortando una oreja a un sobrero de Antonio Ordóñez – frente a un ejemplar muy serio de Torrestrella del que cortó dos orejas, abriéndose definitivo paso junto a los mejores diestros del momento. A todos los que habían intentado apartarlo, no les cupo más remedio que tragar. Y desde aquel día hasta hoy.

Transcurridos 30 años de profesión sin más descansos largos que los impuestos en la recuperación de sus percances –, cuatro muy graves y uno de ellos cuasi mortal porque de la cogida de León estuvo a muy poco de perder la vida mientras lo llevaban a Madrid en una ambulancia -, su falta de soberbia fuera de los ruedos – algo que, por cierto, también le critican algunos – le distingue en lo personal de las grandes figuras con su mismo rango.

En Ponce, el orgullo solo toma cuerpo gestual con elegante y parsimoniosa torería mientras dura la corrida y cuando está en su turno de torear.  

Y en cuanto a sus respuestas a los retos, casi nunca se manifestó Ponce de boquilla o en declaraciones. Pocas veces, por no decir ninguna, osó faltar al respeto que le merecen sus compañeros. Los desafíos los dejó y los deja para la plaza frente al toro. 

El toro, siempre el toro. Su mayor obsesión aunque mejor sería decir la base de todo su quehacer porque, sin toro, no hay toreo. Aunque también le motiva y cada vez más su sensibilidad artística que le bulle continuamente y surge a flor de piel en cuanto encuentra lugar o motivo para mostrarla.

Pero el toro, sus diferentes condiciones, los problemas que plantean, los cambios de comportamiento durante la lidia, para bien o para mal – que Ponce mejora en cualquier caso – es lo que más le motivó y motiva aunque, ya dueño de los resortes que la mejor lidia exige, ha venido a profundizar en su estilo hasta un lugar absolutamente inaccesible para los demás toreros.

Pues al cabo del tiempo, – ya han sido muchos años –, el alma de artista que en Ponce anida le propició descubrir otras artes que ha hecho convivir con la taurómaca propia hasta tal punto que se puede decir que Enrique ya es mucho más que un gran torero. Sobre todo por su enorme afición a la música y el influjo que ha tenido en él y a sus también naturales virtudes como cantar y hasta bailar, pues además cantar divinamente y de saber bailar sobre las tablas en cualquier palo, últimamente también baila – más bien danza - en el ruedo con los toros porque también es un gran bailarín y en la escenificación de sus más grandes faenas, llena las pausas y los andares cual virtuoso del ballet. Cada vez es más frecuente verle entrar y salir en cada tanda de sus siempre templados y elegantes muletazos, tan inspirado o más que al ejecutarlos. Jamás habíamos podido gozar de algo parecido en las corridas de toros. Y en su particular caso, sobremanera en las amenizadas con melodías sinfónicas o en las más especiales organizadas al efecto con varios cantantes, coro y orquesta.

Dignas de recordar las corridas matinales en Nimes, su tarde en solitario frente a seis toros en la plaza francesa de Istres y la llamada “Crisol” en la plaza de Málaga alternado con Javier Conde. Para los que no pudieron disfrutar de esa tarde, afirmo que fue la corrida más bella que había visto en mi vida.

No es de extrañar que, si contemplamos con la perspectiva que nos da el tiempo, todos los aconteceres, los inventos – Enrique es y creo que seguirá siendo un inventor de nuevas suertes con la muleta y hasta con el capote.  Sus muchísimas  hazañas del pasado y hasta del presente que todavía protagoniza frente a los toros con mayor trapío e incluso a pesar de su mal juego cuando no de su evidente peligrosidad en las plazas tenidas por más toristas, además de sus grandes triunfos en todas las plazas del mundo donde viene reinando desde hace bastante tiempo, hemos de convenir que Enrique Ponce lleva años coronado cual Emperador del Toreo.







miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿Pa’ que decir tanto? si basta con la brevedad


Bardo de la Taurina
                     Arte Forbes de México
Me preguntan qué ¿Por qué? hasta los jueves me refiero a lo que aconteció el domingo, la razón   es que  lo que está usted leyendo, es simplemente un comentario, que no necesita volcarse ante las teclas obedeciendo a lo que haya que obedecer, que tampoco hay mucho de donde escoger y cuyas vertientes son las de los periodistas serenos o estridentes más   éticos y calificados, que son los que como las catedrales  que en cada ciudad apenitas y las hay, las otras líneas salen de los jornaleros, las que su nombre lo indica todo, luego siguen los encendedores de los incendiarios también conocidos como los alabadores sin santísimo porque en esta fiesta nacional no hay a quien alabar (permítame saco mi lupa) el resultado sigue siendo el mismo, ya después vienen los ‘niños malcriados’ que son los que grafitean en cualquier pared y pos ya sabe usted, no hay ni quien los pele, no estoy metiendo en esta canasta a los facebookeros y tweeteros o todavía otros más escondiditos que son los chateadores, tan espontáneos amateurs los unos como los otros, que se avientan al rectángulo de la ‘compu’   pa’ calamar sus ansias.


Y los jueves digo poco porque poco hay que decir de lo que ocurrió el domingo primero y el segundo, ¿Si no a ver?,  salvo lo de Ventura con el toro de Fraga, el terno de Ponce,  se podría decir con amplitud;  Los toros pa’ lo que fue esta plaza han sido una pifia, que hasta hubiese sido bueno una prueba de microscopio pa’ dar un certificado de autenticidad de rango y  no dejar duda de lo que traían en las puntas eran diamantes o diamantina boleada, los toreros uno primero no se vio y cuando se esperaba que se viera, lo vio el toro y a otra cosa mariposa, al que no se sabe ¿por qué lo metieron en la inaugural?  El toro le dijo; -¡Triunfa abre la Puerta Grande!- y el otro dijo como las Marías; -¿Y después que vendo?-, en la más reciente quien vino a despedirse lo hizo, el francés honró  su flema displicente, el de las dinastía siguió en su mundo, las entradas entre las dos hicieron una o sea ¡un fracaso!, como también el de sus publicistas y jilgueros que siguen sin dar pie con bola pa’ atraer gente y espérense al domingo, diez líneas bastaron y sobraron y hasta pude sintetizar -Un toro, un rejoneador, han sido todo, total, un desastre-, menos de una docena de palabras bastaron.
Arte Munchies Vice
Así la cosa, ya aquellos millones de penicilina pasaron están en desuso, hoy se necesitan activos de nueva generación y parece que lo que nos están dando va a la par de la dramática cuarta transformación, la que en la plaza de toros y en la plaza pública, si esto no cambia seguiremos con el tiradero en el tianguis taurino y en el nacional.





domingo, 18 de noviembre de 2018

¡Quisiera estar equivocado!



                         Arte Escamillo "Protectora"
México y Anexas…
Las Bardianas

Ya se vislumbra la apertura del ciclo de tertulias cantineras  en el Centro Histórico de la CDMX, las que se darán prácticamente los trescientos sesenta y cinco días del año en el Salón España, pa’ más señas en el ‘Rincón del Bardo’ que ahí se encuentra, el día y la hora de diciembre ya la saben casi todos los invitados y los que no pues seguro estarán por recibir la invitación en cualquier momento, y por supuesto que los amigos del alma y los taurinos de corazón con que  contacten al susodicho ‘pos’ ‘Arregla’o Madrid’, sin vituperio,  que el lugar está quedando de Puerta Grande, como esa imagen que corona la Puerta de Cuadrillas con una impresionante imagen del pintor Fco. Álvarez que plasma un encierro  con harto trapío que en alegoría de fantasía lleva la Plaza de Toros de Cinco Villas y una vista de los volcanes, esa imagen a ojo de buen cubero ha de medir como 2.00 x .90 mts.

Otra que está  de aúpa  es la de José Tomás (Pepe Tomy), con el torazo de Jaral de Peñas del ganadero de la prosapia, la ética y  la categoría Don Juan Pedro Barroso,  la foto corresponde a aquella noche  del 12 de diciembre en que se dio la corrida de los damnificados, el fotonononon que ha de medir más de un metro lo dono Angelillo Bernal, otra de las grandes en toda la conjunción es en la que aparece el intrépido y sorprendente rejoneador charro Joaquín Gallo, la foto salió de la cámara del talentoso  joven maestro Oscar Mir Reyes, quien además va a mandar otra que promete estar de campanillas.

El ganadero de la ‘Joya’ Don José Antonio González Esnaurrizar mandó una cabeza itinerante del torazo jabonero que lidió en la reciente feria de San Marcos del mérito Aguascalientes, en verdad amigo tiene  que impactarse con ese toro que se lo encuentra usted de frente  al acceder al Salón Bardiano ¡Que impresión! Parece que el toro  lo va a embestir a uno.
                      Arte Escamillo Macarena
Y qué decir de ese terno que es una auténtica reliquia que fue el que llevaba el torero de la legua Miguel Cepeda el legendario ‘Breco’, la tarde aquella en Guatemala en que un ‘bisonte’ le abrió en canal las carnes y las ‘mangueras’ sanguíneas hasta que la calaca se dobló una vez que le peló los dientes a los galenos y también al curita que se tiro de espontáneo con los Santos Óleos.

Hablando de milagros ahí en la centenaria cantina está uno de los cuadernos completos con las macro imágenes  del pintor tijuanense el maestro Reynaldo Torres, hay reproducciones coleccionables del artista colombiano Botero en su faceta taurómaca, en fin, aquello se está enriqueciendo día a día, como hará  más aún ahora que llegue la obra de la admirada y guapa taurina, doctora de toreros y extraordinaria fotógrafa Mónica Jiménez Sequeiros, a lo que se sumará una de las fotografías cumbres tomadas desde el callejón de la Plaza México por el titular de la página taurina precursora de este país que lo es la de Toriles.com del maestro Don Alfredo Flores García.

Y decir que ya viene en camino directita de Amealco una obra brotada de la frescura del pintor de la imaginación y el atrevimiento el vanguardista “Escamillo” quien está siendo impulsado por los ganaderos del Batán Don Gabino y Don Francisco Aguilar, en fin aquí le voy a parar ya con lo de la galería pa’ continuar en otra ocasión, lo que haré cuando me refiera a la biblioteca pública taurina que será montada ahí mismo por el mecenas de la cultura el propietario de la Distribuidora y Librerias Tauro, la del ‘Millón de libros’ a  quién además se le debe la idea y la lana pa’ que junto con los dueños de esta legendaria cantina Martín y Ricardo Asencio que han jalado a lo lindo con el proyecto, éste ya convertido en realidad y en capilla pa’ partir plaza.

Y lo que sí me ha puesto deprimidón y  hasta hace como  que me arrepienta de haberme comprometido a que muy probable  el tema de apertura que vendrá después de que simbólicamente se corte el mecate sin que haya más agua bendita que la que nos metamos por el cogote, el tema será ¿Con quienes conformar el ‘Dream Tim’ (¿what?), de la Tauromaquia Azteca de los últimos 100 años, en el que quedarán incluidos todos los sectores de la fiesta, y mi tristeza viene porque quisiera estar equivocado,  respecto de los elementos actuales de los que no estoy muy seguro quienes le van a pelear la posición en casi todos rubros a los clásicos; por ejemplo en personalidad ¿Quién se la gana al ‘Califa de León’ Don Rodolfo Gaona?, en sabiduría al maestro Fermín Espinosa ‘Armillita’, en magnetismo al ‘El Ave de las Tempestades’, en idolatría al “Compadre” Silverio Pérez, el carisma de Luis Procuna ¿Quién lo va a opacar?, ¿quién le va  a echar a volar a Manolo Martínez  el carácter que tuvo y que es indispensable para llegar a ser figura y mandón?, ¿Quién de los toreros vigentes tiene la profundidad de Fernando de los Reyes ‘El Callao’?, el imán de taquilla del regio Eloy Cavazos ¿Quien dijo yo?,  en la novillería ¿Quién le va arrear  a Félix Guzmán o a Valente Arellano?, en los micrófonos irían sembrados los incomparables Pepe Alameda y Paco Malgesto, en la crónica ¿qué le parecería ‘El Tío Carlos’ y su tocayo Carlos León?,  en la composición de pasodobles ¿Quién le moverá el tapete a Agustín Lara?, en el tendido ¿Quién le abollará la corona a “La Reina de los Toreros” Doña Gloria Rizo?, la popularidad de Doña Nieves ¿Quién la superara? y por ahí ira la cosa…

Alguien me dirá que son tiempos distintos, que son los de la cuarta transformación,  y sí, siempre queda el recurso de tratar de tapar el sol con un dedo.

Salón España - Rincón del Bardo - República de Argentina esquina con Luis González Obregón, Centro Histórico CDMX.




miércoles, 14 de noviembre de 2018

Estuvo… ¡A Toda Madre!

    Arte Oscar Mir  Reyes
BARDO DE LA TAURINA
Después de que el jueves estuvieron los faraones del  arte Crisoliano Enrique Ponce y  Javier Conde, bordando fino como es su tesitura que va de lo Poncista a lo Malagueño y ya lo que se diga de ellos ya se ha dicho antes, pues ambos dos están más allá del bien y del mal,  este sábado continuó el recital en Cinco Villas, que ya sabemos es de cinco estrellas, donde los empresarios que son amigos de la afición y a ella se brindan además de complacerla en todo lo que está a su alcance, en donde lo más importante es tener el don de la sensibilidad  y por ello fue que consintieron con dejarnos ver a ese torero que puede ser el del ‘boleto’ a partir del próximo año y desde luego que me estoy refiriendo  a  ‘El Calita’, a quien  no lo hemos visto en  la capital con la frecuencia que debería y también por la provincia, dado que en esa percha moruna a la que no le falta, ni le sobra un centímetro como pa’ enganchar a la gente  con ese bordar el toreo apoyado en  gustarse y transmitirle a los tendidos el que en él, hay un torero,  así que a verlo sabedores de que se van a llevar una sorpresa.
     Arte Oscar Mir Reyes                                
Más miel pa´ la hojuela fue saborear a André Lagravere ‘El Galo’ a él había que verle como andaría en tiempo presente y fue ahí mismo en donde  se acurruca el arte que éste chaval nos enseñó, que si hace poco se las vio canijas, hoy de aquello solo carga la enseñanza que le debió haber dejado el trago amargo, pero que taurinamente -le hizo lo que el viento a Juárez- porque viera usted qué buen semblante, son y cadencia trae, que hasta lo deja a uno picado y con ganas de volverle a ver, sobre todo cuando se asienta sobre los riñones y saca la profundidad del mandar, previo al buen embarque que trae al dedillo y algo que hay que decirlo, nació con el don de la trasmisión y el carácter del corazón.

Temporada de Invierno
Ya el domingo tras el agravio y la falta de respeto que el gobierno de la alcaldía Benito Juárez le consintió a la empresa de poner a la venta boletos sin mostrarle al público que reses, que además eso fue lo que echaron, le brindaría por la marmaja pagada, alguna de la cual por cierto la empresa ticketmaster expidió con una leyenda que decía -CORTESÍA prohibida su venta-. Ahí hay tema SAT, luego pésima la idea de salir a entretener el inicio de una corrida que por principio de cuentas debería de comenzar a la 4.00 p. m. y a eso le cargamos unos hules con letras minúsculas y apretadas donde no se podía leer ni papa, así que adivinar si se solicitaban empleados, si se pedía ayuda pa’ los damnificados, si  se trataba de una campaña  pa’ reclutar los 50,000 ninis con los que AMLO va a detener la  escalada de violencia, ¿oh qué? y de paso sacaron a los toreros y a los monosabios a darse una vuelta de calistenia. Ya después o sea el lunes o el martes, como que uno se viene enterando, ese no es el camino, eso en política se llama demagogia y además estéril, eso habría que haberlo hecho en todo caso, frente a las Cámaras Legislativas, porque de otra manera poco ruido y además en silencio, en donde no había nadie de los que les tenía que llegar éste mensaje, ¿o que acaso ya algún político o legislador a todos los del desfile, los llamo para invitarlos a dialogar?...¿Saben quiénes sí fueron los dos únicos que defendieron a La Fiesta como se debe de hacer?, lo fueron Diego Ventura y  el toro indultado de Enrique Fraga, así se defiende a la fiesta, con hechos contundentes que den de qué hablar y que le digan a todos, incluyendo a los políticos que esto es una Fiesta popular que puede llevar a la gente al clímax del  gozo de las tradiciones populares, las cuales por supuesto vale la pena respetarlas y conservarlas. Es así como se defiende a la Fiesta, no arengando ‘lightmente’ ‘Vamos todos a la Plaza’. El domingo dos nombres interesantes llevaron más de media Plaza al tendido y hoy todavía la gente que nunca va a La Plaza, -¿Oiga que el domingo estuvo a toda madre el cuate de los caballos y que a un toro le perdonaron la vida?  
     Arte Oscar Mir Reyes   
Ya después se vivió la maestría, destreza, habilidad, imaginación, audacia y valor que un caballero llamado Diego Ventura demostró en un tsunami de frescura que mucho bien la va hacer al rejoneo, el toro del hierro del polifacético taurino Don Enrique Fraga, salió con una capa llamativa y se portó a todo dar, empujo a los caballos sin cansarse, en conjunción de rejoneador y toro levantaron a la gente de sus asientos, luego metió el hocico en la muleta del toreador de a caballo y de a pie, que fue a despedir hasta la Puerta de Toriles al Fantasma que así se llamó el toro, pa’ que se regresara a gozar de un montón de vacas querendonas  que ya lo estarán esperando pa’ darle al gozo. Total, que eso estuvo a ¡Toda Madre!,

El Emperador Enrique I se enfundó en una obra de arte tapatía de ‘Gutiérrez’ Sastrería de Toreros   que le fue obsequiado por el propio diseñador, cortador, director de bordado, ensamblador, el maestro artesanal César Gutiérrez ‘El Ostión’ quien bajo su slogan de ‘Bordando en seda los sueños, Que nacen del corazón del torero’ y teniendo en su cuadrilla su clásica máquina Toyama, creó ese preciosísimo atuendo que el mismo sastre Gutiérrez describe como un; -Vestido rosa mexicano o fucsia, bordado en azahares en hilo de plata, y hojas en hilo de oro, aplicaciones de cristal austriaco y rematado en morilla fina en seda- así fue que Enrique Ponce desde Tonalá Jal., proyectó al mundo una muestra más de la mexicanidad, a la que le correspondió con una peluda inaugural.
    Arte Magia
Y siguiendo con el arte, otro que se subió al pódium, lo fue el excelso fotógrafo texcocano Oscar Mir, quien firma sus obras para la eternidad deteniendo los momentos, instantes décimas de segundo con lo que solo un fuera de serie, amo de la técnica y soberano de la majestuosidad puede lograr, así que no dude usted un instante en entrar a Facebook y deléitese con  la que desde ¡ya! estará llamada a ser la *fotografía de la temporada que pienso es esa, en la que uno de sus caballos toreros lleva sobre los lomos a otro virtuoso, ‘El Conquistador Diego Ventura’, el sello del maestro del clic es MIRando al arte (*Usted no va resistir la tentación de tocar la pantalla pa’ sentir la textura del pecho del caballo y la piel de las sajonas)

 El rejoneador español  por respeto a los que derramaron su sangre, no salió por La Puerta Grande y por ende hoy no habrá crónica escarlata, ni lamentos por ya saben quién.







lunes, 12 de noviembre de 2018

Agustín Lara, ‘Crisol’ y Cinco Villas.

¡A escena!!! 
Arte Fco. Álvarez   

‘Embrujo y Fantasía…,  Historias con Leyendas’
México y anexas…
 Las Bardianas!!!

Eran los años  viejos de la década de los tostones, que paradójicamente eran los  nuevos de la primera década de la Plaza México, con un Silverio Pérez que muy prontito había dicho mucho con su torear a ‘Barba Azul’, de la cabaña brava que herraba bajo la divisa verde y blanco de Torrecilla,  que tan alto pondría el listón, pa’ que ni Manolete lo alcanzara con la oreja cortada a ‘Espinoso’, así no más porque sí,  lo que sí terminó logrando el cordobés, fue  una veneración más que a su toreo, a su leyenda,  la que le precedía. Ya cuando vino aquí y es que Manolete fue mártir de las circunstancias desde antes de morir,  que pa’ efectos de lo taurómaco le valió la idolatría,  y por ello cuando otro maestro que también fue ídolo Agustín Lara le escribiera aquella letras estruendosas y a la vez silenciosas, ¿las conoce usted?, ¿no verdad?, ¿le escribió el maestro Lara al maestro Manolete? bueno pues pronto  se percatará  de que existieron cuando tenga en sus manos el libro que promete lujo cual capote de seda;  Embrujo y Fantasía…,  Historias con Leyendas’, con letras que se escribieron no solo pa’ ser leídas sino pa’ que nunca se nos olvide que ni México ni España en su fraternidad y en su Fiesta Brava, se podrían entender completas sin la obra del inmenso poeta de lo musical Agustín Lara.

Nacido en la calle de El callejón Puente del Cuervo en aquella  vecindad la que estaba en lo que pudo haber sido el número 16  de la que hoy se llama República de Colombia, la remojada de molleja se la dieron en  ‘Catedral de Zumárraga’, hoy metropolitana de la  recientemente oficializada CDMX, es en el sagrario donde chapoteo el agua bautismal decir se halla en lo que se conoce como El Sagrario, cuya entrada principal es por La Plaza Seminario, todo esto en los predios donde hace ya casi quinientos años se dieron los primeros festejos de toros bravos, los que el libro de ‘Embrujo y Fantasía…,  Historias con Leyendas’, nos cuenta no llegaron a Veracruz directamente de allende los mares sino que estaban desde hacía rato ya estacionados en Cuba.

Lara, hombre de pasiones tempraneras por la música y por el toreo, que pa’ él en sus mocedades, era representado por la figura “Del Indio Grande”, Don Rodolfo Gaona, con ese dato primigenio, fue que el autor del libro que es el mismo columnero que usted está leyendo, empezó a jalar hebra, la que le dio pa’ ir hilvanando las historias de las historias y las leyendas de las leyendas, de este hombre que se fue convirtiendo en ‘Azteca y Español’ lo que le heredaría musicalmente al pentecosteño ‘Príncipe’ y ‘Faraón’, ‘Lara, larara, lala…’ recibió las transfusiones del lidiador del ‘Petronio del Toreo’ y de la vagancia del cuento que se daba en el albero de La Condesa, entre los chavales que solo  aterciopelaban la  arena lanceando al toro de las ilusiones, pero cuándo se enteran que también los toros reparten cornadas, como que se les vuelve anoréxica la afición, y por otro lado en una de las idas de catre y cloroformo a la que parecía adicto Agustín, recibió de regalo pa’ sobrellevar las horas interminables un libro titulado ‘Embrujo Sevillano  en cuya portada aparecía un toreador, libro que auténticamente enloqueció al convaleciente y le metió la pasión por España, a la cual en nuestra obra se dice le empezó a escribirle cartitas de amor sin siquiera conocer a la tierra con piel de toro.

Sevilla fue clave en la obra ‘lariana’ de ahí que a ella fue a la primera que musicalmente le declaró su amor, así que por ello no es cosa de los cruces casuales, también llamados casualidades que este escribano invitara y convidara al arte de lienzos, pinceles, oleos y técnicas mixtas del maestro Francisco Álvarez a formar parte integral de este libro aportándole arte mayor, en un triunfo pa’ asegundar el que sus obras lograron con su asentamiento en la galerías culturales de las plazas de Las Ventas y de la Real Maestranza de Caballería, la encomienda que es orgullo pa’ este libro se le hizo al artista una noche de estrellas y cantos morunos a la orilla del Guadalquivir, sabedor de sus ilusiones, alcances y de ese duende que le ronda el alma se tiro al ruedo del arte con una veintena de obras expresamente concebidas para el libro.

Para las letras se contó con el aporte cultural que solo un catedrático como lo es el Lic. Luis Eduardo Maya Lora, hubiese sido capaz de brindar asesoría, puntualización,  revisión, historia y aportación al alimón en dos temas artísticos,  sí, pero también delicados en los datos como lo es en lo musical y en lo taurino, lo cual Maya Lora no solo asumió la responsabilidad pa’ la que alzó la mano sino que indudablemente cumplió hasta conseguir los pañuelos blancos.

El embrujo y la fantasía  han sido habitantes en la esencia de la obra y por supuesto en cada una de las páginas del libro y así es que nació la idea de traer en faena cabalgante por el túnel del tiempo la vigencia de una de las obras monumentales del universo que es ‘Valencia’, y pa’ ello como la estrella luminosa de senderos refulgentes, surgieron dos nombres cumbres cada cual en su horizonte y todo partió de proponerle al maestro Enrique Ponce y al artista Javier Conde, integrar a la puesta en escena de ‘Crisol’ (Que es torería, música, flamenco y pintura) la que ellos estelarizan; la gema musical; Valencia. ‘Valencia mía que yo soñara, yo no sé qué tiene de tibia y de rara, de rara y de tibia la luz de tu sol…

Se acordó una dedicatoria de exhortación en la apertura del libro, pa’ los paladines del arte Ponce y Conde, las letras de la misiva fueron enmarcadas en una obra espléndida realizada desde luego por Fco. Álvarez y ahí surgió la fantasía de que con motivo de la presentación del libro que está proyectada se de en el Palacio de las Bellas Artes en la Ciudad de México, y en el Instituto Cervantes de Madrid, se diera el estreno en México y por ende en América de la puesta en escena ‘Crisol’ y pa’ ello sin duda el escenario soñado no puede ser otro que la sede de la plaza de toros más hermosa, con más color, bouquet y embrujo que hay en estas latitudes y que lo es, sin duda, la de Cinco Villas.

Se les expuso la idea a los empresarios del arte Don Luis Marco Sirvent y Doña Lucero Domínguez Cobián, quienes con esa sensibilidad tan a flor de piel que llevan en su estirpe, tomaron el proyecto, a su estilo que es lo bien hecho. Así llegó el jueves pasado y con el llegaron a la plaza espolvoreada por la arena sevillana los matadores de luz y cante, sin más, Cinco Villas en ese instante decidió elevar la propuesta a la realidad, se habló primero con el matador Javier Conde y seguidamente teniendo como escenario la luminosidad del albero de oro, Doña Lucero le leyó públicamente la propuesta al matador Enrique Ponce con el atestiguamiento de la selecta afición que ahí se congrega.

 Y ahora los sueños son cristales de fantasía que en caleidoscopio de la realidad le están diciendo al mundo del arte que en breve el maestro icónico de la música mexicana Agustín Lara, será honrado a través de un libro específico en lo temático, que por primera vez se edita sobre la historia y las leyendas en torno a cómo nacieron sus canciones dedicadas a la monografía española y los pasos dobles que les escribió a sendos toreros de cada uno de los cuales se escribe su historia.

Y formando parte relevante, de todo ello, La Plaza de Toros de Cinco Villas, le dirá al mundo del arte; El arte de ‘Crisol’ está aquí… ¡Sí que sí!



miércoles, 7 de noviembre de 2018

¿Defender a Ponce?, ¿cómo de quién?, o ¿cómo por qué?


BARDO DE LA TAURINA 

El asunto suscitado en El Nuevo Progreso en tierras tapatías, ya está más manoseado que una jugosa morena etílica en el ‘Guadalajara de día’ (casa de suripantas) más sin embargo el matador Enrique Ponce, sigue dándole holanes a los exhibicionistas que se montan, claro, solo en las figuras que dan nota en presente, pasado y futuro. De ese ayer viene el recuerdo de aquella ocasión 1991, en que “La Voz” Mr. Frank Sinatra, se presentó en el Palacio de los Deportes y fue señalado porque hizo uso de una tecnología avanzada (micrófonos y bocinas) que ayudaba a su voz la que los sabios decían ‘ya estaba cansada’, aclarando que en ningún momento usó el playback, hoy tan de moda por los  de  jovenzuelos aspirantes a cantantillos de octava, porque ya salvo escasas figuras  veteranas en el rubro de la cantada tampoco han surgido valores, retomando al inconmensurable Sinatra, no recuerdo que si por su veteranía y sus micrófonos fue acusado de fraude y ratería en su presentación, ¡No lo sé!

Precisamente en los días del escándalo en Guadalajara apareció en la portada de la revista PROCESO la fotografía de un hombre que también promete mucho y del que no sabemos si va a ser estadista nacional  o prestidigitador, pues por lo pronto ya desapareció un aeropuerto,  cavando con ello con la leyenda de David Copperfield que solo alcanzó a desaparecer un avión, este señor que será habitante del Palacio Nacional también se ayuda de la plaza pública y del arengue, de su costal de mañas se saca consultas populares, que ni son consultas, ni menos populares, e igual que “Su Majestad” cuando piensa que le están echando cizaña  reacciona se pone sensible cuando ve dos fotos en las que dice –aparezco decrépito chocheando- bueno las cámaras no mienten, son imágenes sin retocar que no pasaron por el Photoshop.

Las reacciones fueron muy diferentes mientras el Sr. AMLO puso en suerte a la que será la Primera Dama, para que fuese ella la que lo defendiese a través de las redes sociales en un mano a mano muy disparejo con un periodista de elevado profesionalismo y experiencia como lo es el director de PROCESO, el Sr. Ponce Martínez se fue a tutearse con sus paisanos Juan José Padilla y Javier Conde, sin haber tenido que recurrir  a que Doña Paloma en su calidad de consorte y  Primera Dama de la Belleza y la Elegancia tuviese que salir al quite, así es esto es cuestión de niveles, de categoría.

 El domingo vendrá Ponce a la plaza pública a ser lo que siempre ha hecho, ser una primerísima figura  y solo decir que dentro de las muchas cosas que hace incluyendo el mandar y el imponer, no está encañonar a nadie pa’ que lo vaya a ver… ¿Masoquistas?
 Viví la inmensidad sin conocer jamás fronteras, jugué sin descansar, y a mi manera.