Hay
situaciones en la vida que se van
sucediendo de forma tan anómala, que su desenlace catastrófico se prevé, tal
fue el caso de lo acontecido en la inauguración de la Temporada de Invierno la que ahora esta en
boca de todo mundo comenzando por la del propio ‘Presunto Culpable’ estelar
Enrique Ponce, al que le estallo el petardo, mas hay más nombres que en gran
medida son los actores intelectuales de este lamentable suceso, comenzando por un sector del público que como
adoran al ‘muñeco’ por su percha y por su forma de torear llegan al grado
incluso de creer que el valenciano es hasta su amigo como si una foto con él,
que además se las toma con cualquiera o un autógrafo que los estampa a diestra
o siniestra o el que le hallan besado la
mano les de derecho a engañarse y no
haber alzado la voz y hasta consecuentarle al gran torero, que si lo es Ponce,
el hecho de que no toree aquí TOROS dignos de los de un país que de la Fiesta Brava ha hecho su
tradición más antigua ya casi desde hace quinientos años, lo que por si sola es
para respetársele, ante esto, el clan del que Enrique Ponce es el motor
generador de millones de dineros, encontró la forma de que su ‘proveedor’ o sea
el figurín corra el menor riesgo posible a efecto de que ‘la máquina’ no se
pare y ¿cual es esa forma? pues la del macillamiento de la ética, la vergüenza,
la honradez, la honestidad, la decencia, la rectitud y es aquí donde ya sabemos
que esto se da, por que repito una población numerosa del tendido lo permiten
y así es o era más bien dicho hasta el
domingo pasado ¿mas como se llego a ese
desbordamiento? pues por que la gente ya no le perdono a Enrique Ponce, los
abusos dentro de los mismos abusos, que se dieron en corridas de años atrás,
pero sobretodo las de estas últimas fechas, de las que Querétaro fue el acabose, y la pregunta con los fraudes ¿quién pierde? y ¿quien gana? pues obviamente
la que más pierde es la propia Fiesta Brava, los aficionados y desde luego el
torero y los demás pues son los ganones léase, apoderados en plural por que es
tal la magnitud del ‘negocio y/o industria Poncista’ que requiere de dos
managers, luego ganan unos individuos mentados ‘veedores’ que son los que van
en avanzada a las ganaderías ‘cómodas’ y le dicen con algunas excepciones a los ganaderos; -‘Vamo
a ver lo que tiene usted en las praderas’- sin importar nada, cuando lo más importante sería que los
ganaderos dijesen ¡éstas¡ son las ‘Corridas de Toros’ cinqueñas y cuatreñas que
están para ser toreadas por una figura del toreo en una plaza de categoría,
acto seguido el ‘veedor’ apunta en una libretilla los números de los bureles
que a su parecer son los convenientes para el fin que persiguen y es en ese
momento cuando el ganadero debe de decir enérgicamente solo tales toros cumplen
para ser lidiados la pregunta es; ¿Lo dicen?, el ‘veedor’ se despide con un
¡apártelos! y entonces los ganaderos los que son de la fracción de los
mercantilistas ven en cada animal escogido un costal de hartos ‘billetotes’ y
se frotan las manos, acto seguido el multicitado ‘veedor’ le informa a los
apoderados que la ‘escogida’ ya quedo incluyendo los de reservas y los de
‘regalo’ y entonces los operadores le hablan a la empresa y le dicen la corrida
que el ‘Maestro’ ¡Va a matar! es de la ganadería de ‘Pachanguiña’ y estos son
los números, seguidamente la empresa llama al ganadero y le dice; -‘vamos a ir
tal día a reseñar los animales’-, ya estando en el campo bravo el empresario o
su representante se percatan si los toros son dignos para ser lidiados en su
plaza, si no lo son, deben de decir ‘estos torillos no cumplen para ir a mi
plaza’ ¿Lo dicen?, así es como se maneja este negocio llamado Enrique Ponce.
El negocio de los dineros
Y
lo que son las cosas los toros que saltaron al ruedo en la inauguración
incluyendo el de ‘regalo’ nos pudieron o no haber gustado en trapío
correlacionados para la plaza más grande del mundo, nos pudieron o no levantar
suspicacias en cuanto a la edad, pero le puedo asegurar a usted que en otras
circunstancias, es decir, sin que se hubiesen perpetrado los abusos de
provincia tan descaradamente la cosa no hubiera pasado a mayores, pero paso,
porque el pueblo ‘Villamelonesco’ le cobró a los malosos la factura en
deplorable manera. ¡Que Pinche Pena!
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