TOREROS DE MÉXICO
Bardo de la Taurina
El tema en turno me llego desde esa tierra de las garzas y
las rosas que lo es Venezuela a la que por maldición diabólica le cayó algo peor que el chahuistle como
primero fue la peste del ‘chavismo’ y
actualmente la del ‘madurismo’, por ello
esta entrega lleva implícito un brindis, deseo de que todo vuelva al sendero de la normalidad y que no se
repitan actos tan reprobables ni en lo civil, ni en lo político, ni en lo
taurino como el asesinato de un par de toros bravos españoles que se habían
ganado el indulto y la libertad de vivir a sus anchas el resto de sus vidas.
Y ya que he mencionado la palabra libertad me pregunto ¿Si en
México el torero goza de la libertad de expresar su toreo libremente? y al
respecto creo que el torero mexicano está sujeto a algunas ataduras o si no
¿Por qué la gran mayoría de los toreros de medio y nuevo cuño en lo temporal
apuntan o tratan de seguir la línea española? como por ejemplo torear muy
‘poncistamente’ o ‘tomasistamente?, ¿Es eso libertad en la expresión torera?
Así que sin ir muy lejos creo que seguimos siendo un país
taurinamente conquistado y sujetado con sus excepciones las cuales se resumen a la llamada ‘Escuela
Mexicana del Toreo’ y que están
sustentadas por dos toreros de alternativa que lo son ‘Jerónimo’ y Juan Luis
Silis y en las filas de la novilleria por Paulo Campero y por Jorge Rizo, con
su toreo tridimensional, sin olvidar a
un prospecto que apenas empieza a despuntar y que se llama Ángel Espinoza
‘Platerito’, toreros que en mi concepto pueden ser etiquetados con sello
‘Denominación de origen’.
Oiga maestro ‘Vito’ apropósito no podría existir difusión
taurina sin comunicólogos por ello cuestiono ¿usted con su olfato periodístico taurómaco
tiene detectadas algunas plumas, voces o portaleros con sello netamente
mexicano?, ¿o acaso es mucho pedir tener sello y aparte sumarle el que sea
tricolor? bueno, yo solo pregunto.
Víctor
José López EL VITO
Aquella tertulia de años con el
doctor Joel Marín, decantaba
forzosamente en el recuerdo que mi querido amigo tenía con Alberto Balderas. Joel, un día que recuerdo con afecto, me mostró
una crónica escrita por “Don Tancredo”, señalándome que “aquí, en estas líneas, el perfil moral de Balderas en estos años de
lucha y de triunfo”. Se refería Joel, a la temporada de 1937. Balderas
toreó siete tardes, temporada apogeo de su carrera, con Armillita, Garza, Solórzano… Aquella temporada tuvo un punto de
inflexión la tarde del 12 de febrero del 38, cuando un toro de Torreón de Cañas
le pegó una gran cornada. Balderas, tras terribles días de aquellas dolorosas
curas de antaño, sin antibióticos y de cuando “el hombre macho no llora”, reapareció en El Toreo, luego de la
cornada de murciano, mano a mano con Fermín Espinosa “Armillita”. Todo un maestro el de Saltillo, consagrado para la historia por sus triunfos
al lado de lado de Belmonte, Bienvenida,
Ortega, Lalanda, La Serna, siempre superando a los monstruos españoles.
Alberto
Balderas reapareció en El Toreo de La
Condesa mano a mano con “Armillita”,
el 22 de enero de 1939. Fueron toros de Piedras
Negras, a los que les cortó seis orejas y tres rabos.
Joel Marín, “garcista”
furibundo, me decía que sólo la tarde de Lorenzo,
el 3 de febrero del 38 en El Toreo con los toros de San Mateo, superaría todo
lo que vio en los ruedos en su larga vida de aficionado. La tarde de la corrida
en la que Balderas fue confirmado
como “El torero de México”, título de
se había ganado en la temporada de su
consagración, 1932-1933, e como figura del toreo, aquella campaña de 9 tardes,
y ganando la “Oreja de Oro”.
Joel vivió muy cerca la vida
torera de su amigo muy apreciado Alberto
Balderas. De esa amistad tan cercana, llena de torería y del mejor sentido
de la afición me comentaba en uno de mis viajes a México mi muy apreciado Lalo Azcue, que me relataba sus
andanzas, de Marín, por tentaderos en México junto a Domingo Ortega y Lorenzo
Garza.
Alberto Balderas no tenía una peña de aficionados, tenía una
legión integrada por los mejores aficionados de México, que formaron el Club Balderas. Sus miembros fueron
militares de alta jerarquía, políticos influyentes, literatos, banqueros,
abogados, médicos, artistas, ferrocarrileros, comerciantes, músicos,
industriales y periodistas.
Relató “Don Tancredo” (*)…” Aunque ufano de su valía en el mundo
taurino, tuvo en sus labios la más cordial sonrisa para quienes se acercaban a
él y su trato fue más sencillo, el más amigable, todo simpatía…”
De aquellos días a esta fecha los
panegiristas en el toreo han calificado a muchos grandes toreros como “toreros
de México”.
En la evocación de Joel Marín hay un parámetro de
exigencia para poder ser considerado Torero de México.
¿Lo considera usted, amable
lector?
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