La Crítica Taurina -Antología-
Ante la degradación
en su máxima expresión que alcanzó la Fiesta de Toros y Toreros con el
cuadrúpedo que el domingo pasado se permitió fuera exhibido en la Plaza de
Pachuca cuando el ganadero, el empresario, el torero y las autoridades
profanaron el más elemental de los derechos que debe tener un animalito y que
es el que mermado de sus defensas, por razones de nacimiento o de mutilación, no
puede salir a la arena a causar lástima, denigración, y hasta burla, como
sucedió cuando un berrendito de la ganadería de Torreón de Cañas le fue servido
en charola al ‘mata cara de niños’ Iván Fandiño pa’ que practicara el toreo de
salón, con el vacuno que apenas señalaba los ‘platanitos dominicos’ que de
diminutos eran opacados por el tamaño de las orejas.
Ante ese repudiable hecho
me remití a esa biblia titulada ‘La Crítica
Taurina, -Antología-‘ de la autoría de
Javier Villán, de Marenostrum editorial, del cual extraigo algunos párrafos que
nos llevaran a darnos luz sobre el tema; ‘Cuando el lema ¡Al cuerno el pasado!
se puso en circulación, la respuesta la dio Julio
Urrutia en un artículo que su autor recoge en ‘Los Toros en la guerra española’
‘Si el toreo contemporáneo ha de discurrir en torno al becerro adelantado y con
puntas arregladas…; yo no tengo inconveniente en gritar hasta enronquecer, ¡Al
cuerno con el presente!. Va otra cita;
‘Lo malo de la decadencia de hoy no es que parecidos vicios hayan existido
antes; lo pésimo es tratar de presentarlos como virtudes. La tendencia a criar
un toro que no complique en demasía la vida a los toreros ha adulterado los
términos de la tauromaquia, soslayando la bravura como elemento esencial del
toro de lidia. En consecuencia, la costumbre de lidiar toros poderosos se está
perdiendo…’
Cuando un apoderado de
los de verdad como Jacobo Hernández Romo, con ese su misticismo y la lupa que
tiene por retina se avispa y da luz pa’ ponerle atención a un torero como en
este caso Isaac Fonseca hay que tomarlo muy en cuenta e ir a donde el llamado,
el cual en este caso dio en la diana pues el michoacano de dieciséis años no es
otro que un chaval con percha, con seriedad, con valor, con enjundia, con
academia y sobre todo con algo que ni el Dr. Simi tiene en su botica
personalidad torera, así que cuando lo vea usted anunciado bien valdrá la pena dedicarle
el tiempo que nos quede libre, porque este chaval tiene mucho de sabia virtud.
Sin descubrir a un torero
Gratitud al arte de Mónica Sequeiros
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