La memoria luego no tiene
memoria y hasta desconocimiento como en el caso de la juventud, hasta tal vez
en los de mediana edad y más en los taurinos de nuevo cuño, que son los que
nacieron con las redes sociales, y por ello su disco duro todavía está muy tierno y por eso, además de
por otras razones, no recordaran que los toreros que traen la no escuela de
torear con los sesos por delante de los cojones, también traen una condicional que
es como la leche hervida que sube rápido y rápido se derrama o como los globos
de gas que se elevan de volón pero pronto parecen pincharse y ahí vienen pa’ abajo o pa’ decirlo de otra manera,
transitan por donde lo exprés es más riesgoso.
Ese es el caso de ciertos
toreros como lo fueron en sus respectivos momentos Carmelo Pérez, Félix Guzmán,
José Laurentino López ‘Joselillo’ los
que una tarde sí y la otra también eran ensartados, campaneados y vapuleados por
los toros, que de tantas veces que fue el cántaro al agua hasta que una tarde quedaron
en calidad de mariposas ensartada por un alfiler con diamante aniquilante, el
que los catapultó a la tierra de nunca jamás, a la que llegaron con una
tarjetilla que decía loco o mártir, pero eso sí, en todos esos casos que buen
ruido hicieron.
A esos tres casos, sin que
este incluyendo todavía al peruano Roca
Rey, yo engarzaría a dos, a los que
también el destino el propio de ellos los puso en los altares donde acaban los
glorificados como Valente Arellano, el que ya lo sé no lo mató un toro en la
plaza, esto por cuestión de tiempo, pero en cambio lo mató el toro de la vida enfundado
de calaca motocicletera y el más reciente de los casos lo fue el de Eduardo del
Villar el ‘El Cabo’.
Toreros de la vida, de los
ruedos y de la muerte cual más de desafiante y suertudos, pues para un torero morir en el
ruedo más que un destino dramático, que no lo deja de ser por su naturaleza, es
un verdadero honor, porque hasta pa’ palmarse hay que tener suerte, porque todo
mundo se muere, pero no todos se mueren como se debe morir, en lo suyo y no
necesariamente con honores, pero sí con el más principal, el de morir estelarmente como uno mismo ha elegido.
Este tipo de toreros en
sus vertiginosas carreras rumbo a la muerte van dejando mucho de beneficioso a
la Fiesta de Toros y Toreros, a partir de que tienen el común denominador de saber
que nacieron pa’ ser desiguales a los iguales, que son la mayoría y por eso hay que verlos de distinta manera, incluso
asumiendo los riesgos que sus personas en lo profesional representan tanto para los empresarios como para el
público en lo general y esto viene porque en Andrés Roca Rey, se está haciendo
una costumbre que sus contrataciones representen un riesgo constante reitero,
lo cual anda enardeciendo los ánimos de quienes planean verlo y la mera hora se
quedan con las ganas, mientras por ahí publican en las delatoras, metiches y
peligrosas redes sociales una foto del matador paseando… y luego en otra acción
retratándose con una gachi, mientras debería de estar toreando en una pequeñita
población Rincón de Romos, Aguascalientes donde estaba anunciado, y la gente se
pregunta ¿si el compromiso hubiera sido en La Plaza México habría presentado el
mismo certificado médico que lo liberaba de torear?, (Lo que si toreros deben
cuidarse mucho de las Redes Sociales, que están acabando con su privacidad y convirtiéndose
en uno de sus peores enemigos), por
cierto parecería según las dichosas redes que los empresarios aguascalentenses
no son mexicanos pues ignoran aquello de ‘que mariachi pagado toca mal son’ y a
este ya le habían palmado dicen, pero eso no debe de ser preocupación pues este muchacho y su familia,
sus apoderados son gente decente, así que sin el menor contratiempo devolverá la
lana si fuese este el caso... y quizás hasta ya lo habrán hecho.
Pero todo esto viene porque parecería que no hemos comprendido que
estamos ante un torero que es carne de cañón y por ello es vulnerable,
precisamente porque está en la línea de fuego donde se respira cloroformo.
Alguien pudiera revertir
estas letras diciendo que ningún torero sale a la arena con la idea de que lo
mate un toro, eso puede ser, pero de que todos los que tienen vergüenza y
temeridad que son los que torean TOROS,
salen a los alberos con la latente posibilidad de que igual no salen de
ahí vivitos y coleando, más mientras eso sucede, que va a suceder, normalmente
con los que torean al filo de la navaja y de la terquedad pensando en que a
todos los toros les pueden hacer la misma faena, van ganado en popularidad y
terminaran metiéndose en el fervor de la gente, así se hacen los ídolos.
La pregunta es ¿hasta
dónde llegará Roca Rey? hasta donde tenga que llegar y mientras eso suceda pues
a verlo pa’ que luego no lamentemos que se nos fue rápido sin darnos tiempo a
ser testigos del paso de un cometa por la fiesta, a la que una tarde la va a
pintar de negro, pero siempre será mejor que ser un torero descolorido. ¿Quién dijo miedo si pa’ morir nacimos? Dijo
un grande y solo decir que cuando estos gloriosos toreros pasan a donde ya
nunca pasaran, lo hacen aportándole a la fiesta una revalorización, porque el
tributo de la sangre en los toros es necesario y más ahora donde en algunas
plazas se piensa, por lo que sale por la ‘Puerta de los engaños, que los toros
lamen y no matan.
¡Gracias Andrés Roca Rey!,
por estar dándole a la fiesta validez, emoción y pasión, en estos tiempos de
devaluaciones.
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