
¡Sí, estoy Amargado! Y ya en la soledad como aquel 'Tonto de la
Colina’ le pregunto a la luna ¿dónde están los Félix Guzmán, los 'Joselillos',
los Valente Arellano? sigo rumiando mientras inquiero ¿de que sirvió esa frase
de aquel novillero cumbre llamado Manuel Benítez Pérez 'Si el toro no embiste,
lo embisto yo’?
Ya cállese pinche viejo amargado, porque al
rato va a pedir que los novillerines se salgan del cliché, que toreen con arte,
con largueza, con hondura, con entrega, con pasión, con temple, con aroma, con
imaginación, que se coman al toro vivo, que sellen con personalidad, que estén
conscientes que si no triunfan a como sea se van a formar a la cola a esa que
comienza en la legua donde cien desalmados se parten la madre para salirle a un
pitón que trae la muerte en los diamantes y hay que besárselos pa’ que la gente
los tome en cuenta, y es que en esto si se quiere ser Diamante y más del
redondel hay que arrimarle la panza a
los diamantes, decía ‘El Ogro de la
calle del Pino’ - ¡quítese los tenis y los raídos calcetines, le quiero ver las
ampollas, los callos, las plantas quemadas por la carretera y de una vez
descamísese pa’ constatar los verdugones y los fuetazos de los caporales, los
varetazos, las cornadas y enséñeme los dientes filudos de arrancar orejas a
como sea y ‘Don Difi’ seguía ¿y sabe usted granuja, que traía Juanito Lavín en
la bolsa la tarde mortuoria? la dirección de su madre pa’ que le avisara que su hijo se la había jugado en un pueblo sin nombre, porque si no se le montaba
al toro se la pellizcaba en los carteles del mañana, ¿sabe por qué a ‘Joselillo’
la empresa lo repetía en la Plaza México, una tarde si y la otra también?, porque impactaba y triunfaba
a como diera lugar.