miércoles, 2 de marzo de 2016

El Toreo en América

 

  ‘MI TOREO, ES MI VERDAD’
'Rematando con aroma' Autor Francisco Álvarez Obra al carbón inspirada en el matador Edgar García 'El Dandy' 
De siempre el toreo en la más pura de sus vertientes, encuentra la línea del clasicismo, la que es mayúscula en grandeza, también es limitativa en la elección de quienes la pueden esculpir, esto obedece en gran parte a que su clímax lo encuentra en la solera de los grandes maestros, por citar entre los de allende los mares, al rondeño Antonio Ordoñez y al sevillano Paco Camino, en los mexicanos el término admite discusiones, porque aquí algunas figuras le han agregado su sello propio a ese lidiar, hecho arte, hasta convertirlo en hierro propio, tal es el caso del epicentro del toreo Manolo Martínez, mas donde el tema hoy en día no admite desviaciones, es cuando se llega a las arenas colombianas y en ellas como un sol americano resplandece el toreo de Edgar García ‘El Dandy’, esto viene hoy a la palestra como esmeralda refulgente a la orfebrería de oro macizo, las que una vez maridadas dan como fruto el florecer de una gema, que eso en sí, solo se logra en el toreo, cuando el artista posee más allá de la magia del arte, la solera del tiempo la que en su remanso nos brinda ese toreo con aroma y por ende con exquisitez privilegiada, lo que para estos tiempos en que los toreros nuevos parecen estar maquilados en los clichés de la comercialización, es como encontrarse con un faro de luz en medio, donde la  tauromaquia va del alfa al omega, verbo y gracia la   que borda el maestro  zarzaleño, el que no nada más es un ‘Dandy’ lo que ya es mucho decir, sino que a él le va como flor en el ojal eso de ‘’Mi toreo, es mi verdad’  y la realidad es que el colombiano no nada más proclama desde el pulpito de la tierra azucarada la de los espejos pluviales del Paila y el Cauca, sino que el maestro que porta en el pecho la condecoración de los XX años de alternativa, prepara ya la espuerta de la que será su magna gira intercontinental la cual desde ahora pregonamos bajo los augurios de ‘Volver a la esencia de la pureza torera’ o lo que viene siendo lo mismo Edgar García ‘El Dandy’, está presente.
 
 
 
¡VENGA!!! RODRIGO CEPEDA

No hay en  ‘El Cuerno de la Taurina’ plaza de toros con mayor tradición que la de los ciento veinte años, La San Marcos del merito Aguascalientes y será precisamente en ella donde a partir del 6 de marzo y hasta el 15 de abril donde se celebre el clásico serial novilleril 2016, el cual ha sido ya conformado como en todo con esperanzas y refulgencias en los que actuaran, por lo pronto se han dado ya a conocer tres carteles de los cuales el primero y el tercero tienen su imán, barajear nombres sería como espulgar una ensalada Rusa, que aunque todo cabe en un platón no todos los chicharos son del mismo tamaño y por ello yo me quedo en el primer cartel con ese prototipo de lo que debe de ser un NOVILLERO y que es el caso de Rodrigo Cepeda, chaval que trae el alma hambrienta de ser alguien dentro de la fiesta, su zapatillas nunca apuntan al camino del pasar el tiempo, de la cachondearía, de la imposición, de la huevoneria, de la padroterapia, del no saber hacer otra cosa y eso a medias, ¡no, no, no!, Rodrigo Cepeda está en el toro no porque sea hijo de una leyenda, no porque tuvo un capote por  cuna, está ahí porque le hierbe la sangre, además de tener virtudes como el valor, la percha, el carisma, la voluntad convertida en enjundia y por si fuera poco goza del don de la conexión, algo que también es relevante en él, es que no está corriendo el riesgo de que fuera de su zona de confort el albero se le vuelva martirio, también hay que decir que aunque el progenitor barajea billete grande y el propio torero se soba el lomo pa’ subsistir, jamás han pagado por ver un pitón, como tampoco hacen uso del influyentismo, lo critican que porque es muy bravo y que no se deja de nadie ni dentro, ni fuera del ruedo, que porque no tiene la sabiduría de Diego Urdiales, que porque no tiene el duende de Morante de la Puebla, que no es tan guapo como Enrique Ponce, claro que no tiene esas cualidades primero porque es un novillero y segundo porque no es un imitador, es Rodrigo Cepeda.


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