jueves, 26 de enero de 2017

LA MONUMENTAL FUE AGREDIDA BRUTALMENTE


     
           
Ese artista de los pinceles, que va como la espuma pa’ arriba, lienzo a lienzo, ganando en profundidad taurina, sin que por ello deje de ir tarde a tarde en búsqueda de la perfección, accionar este que debe de ser la constante, lo mismo en los toreros de los alberos, que en los maestros de los pinceles como lo es el caso de Francisco Álvarez, quien no necesita de panegíricos pues bastaría con decir que su obra forma parte del museo de la Plaza de las Ventas de Madrid, la comunicación es la constante con este artista y fue precisamente en la de esta semana, en la que  en su doble calidad de taurino acucioso y preocupado, a su nacencia mexicana, se suma la sangre colombiana y artística que por parte del padre lleva y que fue ese inmenso maestro  Don Cristóbal Álvarez, que se puso sobre la palestra el caso del volteon de espaldas que los aficionados le están aplicando a la empresa actual que trata de revivir ¿o lo correcto sería decir domar? a la Plaza México, le expresaba al pintor que la situación es verdaderamente patética y al rato se va a poner peor y todo obedece a la   suma de  una serie de tropiezos a lo que ahora hay que sumarles el que los que salen a la arena no están colaborando en su versión de los de cuatro patas, que hay que ser sinceros tampoco la constante ha sido el trapío  supremo, más bien  el  relativo, la bravura como de leche Alpura y en los de dos remos ya se parecen al América, que no terminan de convencer, más lo realmente patético todavía no llega, pues apenas va en la primera temporada del tobogán y que conste que lo anterior no se le achacará a esta empresa  como se daría el caso si se anunciaran corridas de oportunidades o de nuevas promesas ¿a quién pondrían?, yo  no lo sé, pero le pregunto a usted quitando a Gerardo Rivera, que ya le dieron  estelaridad y a Luis David Adame, que en dos domingos la tendrá, ¿a qué joven recuerda usted que tomo la alternativa digamos en los últimos 3 o 5 años y que en esos haya hecho una campaña digamos ya siquiera medio decorosa, como pa’ venir a confirmar?, ¿quién?, ¿ya se acordó de algún nombre?, luego otra jodedera que trae la empresa sobre el lomo es esa de que si en México hay 260  ganaderías más o menos y que solo se les da chance de verse acarteladas a las ‘cómodas’ y a las acomodadas, ¡venga empresa! quítese esa monserga y anuncie a las dos ganaderías por las que los taurinos suspiran hasta el orgasmo  Atenco y Piedras Negras, compre ese par de encierros que además le van a salir más baratos que cualquiera de los que ha lidiado y anuncie con uno de ellos al adonis del toreo puro, clásico, excelso, ya saben que me estoy refiriendo a Fermín Rivera  y voy a que de inmediato como una avalancha en las redes sociales las protestas no van a parar; están llevando al potosino al matadero, esos toros son a contra estilo, ¡Sálvanos Señor, de esta empresa insensible! A que canijo la tienen los señores empresarios, todo por no haber hecho las cosas de acuerdo a lo que dice el manual de Carreño  el de las buenas maneras.


Y hablando de conducta y de acuerdo a como titulé esta columna antes de que se me acabe el espacio diré que esta se hizo a sugerencia del ya citado pintor Francisco Álvarez, el cual pidió que no se dejara de subrayar el hecho histórico que aconteció hace unos días cuando una plaza histórica, tradicional y hermosa, fue agredida brutalmente junto con sus aficionados por los salvajes anti taurinos quienes al percatarse que la plaza Monumental la Santamaría de Bogotá, Colombia, volvería a estar viva, se fueron sobre de ella y los aficionados por su parte la llenaron  hasta la azotea logrando con ello la colocación del cartelillo de ¡Agotadas las localidades! lo cual nos lleva a una pregunta ineludible ¿Por qué con un cartel como los que aquí se dan, allá se llenó la plaza?, ante eso no se puede negar que aquí los aficionados la traen contra la empresa, o contra los ganaderos o contra los toreros o contra todos, pero de que hay un divorcio, lo hay  ¿se dará el domingo, una reconciliación?.

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