domingo, 9 de abril de 2017

Adrián… en Semana Santa


  Hoy las palabras torean en el  ruedo de la obscuridad, dónde hasta la ciencia médica pincha en hueso, no por falta de destreza y recursos sino porque los milagros son escasos.  

 En una fiesta en que lo único cierto, es que nadie es eterno,  llegas la toreas como se pueda y te vas, sin más que dejando no el tiempo sino la huella,  la que en criatura de ocho primaveras, no fue solo la de la lucha sino la de recordarnos por siempre, el que los anti taurinos no respetan, ni crianza, ni edad, ni ‘naita de na’a’ y ese sí es un cáncer de lesa humanidad.                      

 Te vas Adrián,  te fuiste ya, muerte nueva precedida también de una vida que era nueva, llena de tormenta que los innombrables te enseñaron y de ella sufriste la carencia de valores morales,  que aquí se quedan, que sangran y que abren el alma, no porque la daga fue contra un infante sino contra un inocente, el que nunca dio lástima, ni la da aún en ausencia y que hoy es vigencia pa' encender la antorcha por la lucha de la libertad de pensamiento, educación, gustos y cultura.       

 Hoy no sólo muere Adrián, muere también el alma de quiénes le tasajearon el alma, (si es que tienen) hasta debilitarla no por una causa válida, sino por una guadaña falsa que no mira a la libertad y si a la esclavitud y a la imposición de la intolerancia.           

 Semana Santa,  ¿será por aquello de amaos los unos a los otros?, perdón, no entiendo.  Y de ribete me salto a la torera eso de 'Perdónalos, no saben lo que hacen’. ¡Porque sí saben!, lo que pasa es que son sicarios que por unas monedas traicionan, hieren y matan,  ¡mal paridos!!!

Y en estas horas de luto y dolor, una reflexión o un cuestionamiento; Si esos despreciables que mancillaron en vida con sus lenguas de fuego y letras de azufre al aguerrido Adrián, son los enemigos que están afuera de la fiesta, ¿Cómo estarán los que están adentro?, malandros, bordadores, usurpadores, vividores,  cómplices, engañadores, depredadores y perdedores porque a pesar de sus arremetidas… la fiesta, aquí está.

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