jueves, 13 de abril de 2017

YA NO HAY TAURINISMO

      
Por acá, donde desde siempre se le ha  mecido la cuna a las artes que emanan de  la expresión de rabos y orejas, coletas y zapatillas, capas y muletas, hoy parece ser que la cosa no anda muy holgada en florituras y si en cambio está boyante en preocupación,  al grado que su esencia y contenido ha dado origen a que uno de los personajes que aún gozan de popularidad en este cuerno taurómaco, que a como sea, todavía sopla, lo es Ángel Bernal ‘Angelillo’ el que tomará la más espeluznante de las fotografías de ésta década aquella del momento exacto de la patética cornada que en su faz  sufrió Juan Luis Silis, la cual fue publicada en LA PRENSA, pues  que ahora este  gitano me ha mandado a la reflexión  cuando ha expresado;  -Ya no hay taurinísimo, ahora se taurinea.- (chupe, ligue, cachondeo, poses, twitteo, como fin principal, en concreto mamonerías exageradas)  esto podría pasar desapercibido, si lo hubiera dicho cualquier comunicólogo descarrilado, pero proviniendo de la voz moruna  de Bernal, la cosa es pa’ como pa’ parar oreja, y lo es, por el hecho de que este hombre quien trae a flor de piel  lo que pasa en las plazas de toros dentro y fuera, antes y después de los festejos y si dice que la gente en una buena rebanada va a taurinear, es porque así ha de ser, y pa’ que no nos agarren fuera de base, nos comentaba el bien referido que no debemos de perderle la vista a los anti taurinos y menos darles una burbuja de oxígeno, porque estos aprovechan la más mínima rendija pa’ inflar el barullo, como lo acaba de reafirmar el holandés Peter Janssen, quien abiertamente ha amenazado con seguir su lucha profesional en contra de las corridas de toros, ataques que por el momento están invisibles en la CDMX  lo cual se debe a que el político de marras del verde ecologista el tal  Jesús Sesma, tiene apuntada ahorita la bazuca contra los delfinarios, negocio multimillonario en dólares que como orgullo ante el mundo tiene al paraíso de Xcaret en  Quintana Roo.

Ante esos focos rojos, más que encendidos ardientes, de ninguna manera se debe demostrar a los enemigos y sicarios de la cultura debilidad alguna, por el contrario, hoy más que nunca hay que tratar de que la fiesta vuelva a recobrar su grandeza  comenzando porque a las plazas salga el toro, toro, en cualquiera de sus modalidades según el festejo de que se trate, ese al que desde que se le clave el rejoncillo de la divisa, el ganadero sienta el orgullo de que el animal luzca sus colores  y aquí permítaseme sugerir se pugne por una adecuación a los reglamentos actuales, concretamente al de la capital, el cual debería de obligar a que el toro tome una o dos varas mínimas, pero verdaderas,  con el doble  objetivo de que se obligue de alguna forma a que los ganaderos manden a las plazas bravura  y el otro fin es que se revivan las suertes de quites que están casi en extinción, se debe  de reafirmar la obligatoriedad de los tres pares de banderillas,  sin trampas,  donde  si cabría un análisis, es en la suerte suprema tendiente a que ésta se rija por  número de intentos  combinados entre las espada largas y cortas,  desde luego también limitado a un solo tiempo  final, lo que ocurra primero.


 Y en otro tenor pensamos que lo que ocurre en el ombligo del país, es nada más lo resaltante, y no, por eso hay que decirle a la afición que Isaac Fonseca, quien en Juriquilla fue mandado al taller de reparaciones, con dos trayectorias que a partir de la zona inguinal una se fue hasta  los vasos iliacos y la otra se metió por el músculo oblicuo mayor, buscando asomarse a la zona peritoneal, total un cate de órdago, que no puede dejar de pasar lista, y decir que el galeno trinchón el Dr. Ramón Barragán, determinó que Isaac Fonseca en un mes ya andará rociando arte en los alberos, así que empresarios les avisamos que la promesa de la novillería pa’ las fiestas de madres, ya estará, a toda madre.

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