domingo, 12 de noviembre de 2017

Armillita un torero de concepto, y los Conceptos Taurinos



El Toro en México
Por Bardo de la Taurina

 El lunes pasado  el periodista Don Alfredo Flórez, que maneja buenas fuentes, nos comunicaba  el deceso del matador Miguel Espinosa ‘Armillita’,  revise mi móvil  y cual no va siendo mi sorpresa que se había producido un tsunami de ‘cuatitismo’ en torno no al matador fallecido,  al que casi seguramente ninguno de los twitteros y facebookeros conocían, pero eso que importa,  la muerte es el mejor detonador del amiguismo.

El matador Miguel Espinosa ‘Armillita Chico’ y un servidor no éramos mediadores de una amistad,  tan solo nos conocíamos, a él le debo de alguna manera haber iniciado una fraternidad  y le entrego mis condolencias a Eduardo Castillo García, quien es unos de los alternantes de micrófonos en las trasmisiones que se hacen desde la Plaza México, el joven Eduardo en los primeros escarceos de nuestra relación, una noche que se hizo madrugada y amanecer, dio pie a que nos metiéramos en lo maravilloso, excelso, extraordinario  del toreo de Miguel Espinosa,  Castillo García apoyaba su teoría de la belleza que para él era ilimitada en el chichimelquense, en una arma que le ayudaba al convencimiento y que lo era una columna escrita  hace más de veinte años en  ‘Multitudes’, me la puso en la mano tratando de metérmela por los ojos;  Y es que ¡Mira lo que aquí dice! del toreo de Miguel,  te lo voy a leer  para que veas del tamaño que es, de quien luego me enteré también le decían ‘El Camarón’, todo iba bien hasta que Eduardo Castillo entró al terreno de las comparaciones, con el peligro que lleva la subjetividad cuya peligrosidad la da  la definición de los rangos, sin quitarle un ápice a la estatura taurina de ‘Armillita Chico’ y a su trascendencia y huella, sea cual haya sido su profundidad que dejó en México y en España, alargándola hasta la vera de los alberos, donde era largo pa’ eso de bordar el fandango.

Castillo García, seguía insistiendo con entusiasmo, emoción y presión en la lectura de la columna sobre ‘Armillita Chico’, en donde se refería a su toreo izquierdista como algo excepcional y no admitía nada diferente a ello, ni menos el agravante de que como esa ejecutoria del Natural era su clímax,  a partir de ella empezaba a disminuir el toreo del aguascalentense lo cual no tiene nada de malo, además de que siempre será más atractivo un torero de pureza, que en determinadas suertes puede llegar al clímax, que los de troquel que son parejos como una hoja en blanco y sí reconocer que Miguel Espinosa, técnica y ciencia siempre la tuvo ¡Nomás faltaba que no, siendo un ‘Armilla’!, no fue un batallador, enjundioso, rabioso y si creo que fue perezoso a la hora de ir por más frente a la cara de los toros, mas sin embargo con eso le alcanzó pa’ compartir  con el maestro Alfonso Ramírez ‘El Calesero’, el trono  de los dos más grandes toreros que ha dado Aguascalientes y esa corona en décadas no va a ver quién se las bambolee.  

Tome la revista con displicencia y  la dejé a un lado, ¿Que no la vas a leerla? exclamó Castillo. - ¡No! me la sé de memoria… ¡Yo la escribí!-. Y de entonces a hoy, sigo pensando lo mismo, con más ambición se hubiera acurrucado en los cuernos de la luna, donde está su padre, y es que en el toreo los niveles cuentan.
Años después coincidí con el matador  en las instalaciones de la Lotería Nacional, le platiqué aquel pasaje, lo dejó pasar con ese desparpajo que siempre tuvo, me regaló unos cachitos de billetes de la fortuna del sorteo dedicado a su padre en el centenario de su natalicio, con el consabido autógrafo de él y  de sus hermanos que  tan buenos toreros  fueron.

 Ya el matador es cenizas cárdenas dentro de una cajita de mármol blanco, que se supone están esperando turno pa’ llevarse la primera gran ovación de la Temporada Invernal en la Plaza México, donde seguramente esa tarde toda la gente se volverá ‘Armillista’… esa es nuestra idiosincrasia. (Por cierto chéquese usted las menciones de los últimos diez años, con alguna excepción, no se referían al matador como ‘maestro’ lo que a partir de su deceso en todas lo hacen… cosas de la muerte, ¡Que tristeza, me dan los vivos!)

Y si usted quiere  saber cómo son en realidad los toreros, como piensan de ellos mismos de su profesión y de los ‘Conceptos Taurinos, explicados por los protagonistas’ lea el libro premier  de ese mismo nombre que además contiene datos biográficos de cuarenta matadores que  han visto al de negro a todo color, obra  escrita por Jorge Raúl Nacif Goddard, editada por Art Graffitti,  con el prólogo de Juan Antonio de Labra, el epilogo de María Fernanda Alonso y un trabajo profesional en el diseño a cargo de Adriana Quijano González, las fotografías salieron de la espléndida lente del autor y solo  reiterar, como años atrás lo he expresado, que en Jorge Raúl Nacif Goddard, se halla la consolidación de una de las mejores plumas surgidas en la última década, el libro ya está a la venta en la Asociación Nacional de Matadores y con Pepe Rodríguez, en su tradicional vendimia editorial de los domingo frente al pórtico de la Plaza México, y la información sobre donde se conseguirá en Madrid en cuanto la conozcamos lo informaremos, mientras tanto aquí y allá deléitese leyendo a  Raúl Nacif en www.altoromexico.com donde el autor se conduce como coordinador editorial…leer no lleva al cielo, pero no hacerlo,  lleva al limbo.

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