miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA GLORIA DEL SAZÓN


 Doña  Verónica Rizo,  a la que el matador Luis Castro ‘El Soldado’ poniéndose la mano en el corazón   le decía;  ‘Mi hija que nombre tan chingón le puso su madre, por las verónicas de ensueño de mi menda’, y esto viene porque  la dama inauguró un comedor comunitario en el barrio de Tlacoquemécatl, al que bautizó como ‘La Gloria del Sazón’ y eso me hizo recordar esta semana a un torero del sazón, que se llevó una de las notas; Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’,  por el estreno del documental sobre su vida, en la que alcanzó la notoriedad por el sazón que él imprimía dentro y fuera del albero, con sus romanticismos y sus larguezas, que pa’ eso, se pintaba solo.


El productor & director Rodrigo Lebrija Bailleres, con ‘El Brujo de Apizaco’ nos lleva a un encuentro con la realidad en donde las escenas y el lenguaje son respetados como las vomitó el personaje, no como  hoy se quieren maquillar los dramas, seguramente el cineasta egresado de  The London Films Academy, que también abrevó en los estudios de la Warner Bros donde Alfonso Cuarón entre sus cátedras le debió de haber afinado eso que aprendió muy bien, Lebrija Bailleres que es el que; El arte en el cine empieza con el drama.


El documental es fiel a la polémica que era la armadura de ‘El Pana’, personaje que adentro tenía un hombre, porque así le convenía que fuera y como no lo iba hacer así, si  él siempre fue  el guionista de su propio melodrama, retrata bien ante la cámara, porque poso muy poco, el documental se puede digerir como los tragos de loción que se pasaba por el cogote a falta de alcohol, no se inmuta ni con los genitales prietos al aire, con las fraudulentas escenas donde le despuntan a los toros, ni confesando sus bajezas, se describe como un hijo de puta, que viene de la mierda del alcoholismo,  algún  testimonial nos dice que no sabía comer, ni tampoco torear y es ahí donde hay que reconocer que la mecha de su personaje prendió con tan poco y a la vez con tan mucho que lo fue  la personalidad, la destreza y el valor pa’ decirle al mundo su verdad, como él quería que fuera escuchada, aunque un descuartizador dijera displicentemente…es solo un torero.



La historia de un ‘Toro Prieto’ al que  Dios le hablo  pa’ decirle que torearía en la Plaza México y luego se obsesionó con ir a Las Ventas y su demonio le puso en sus manos una guadaña pa’ que él solo fuera a buscar la muerte y la encontró como la tenía escrita en el guion.

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