miércoles, 20 de junio de 2018

LA DIFERENCIA, ES LA GRAN DIFERENCIA



Desde el domingo pasado  que en Rusia, el ‘Tri’ de varios goles que ahí estaban metió uno orgásmico que le valió pa’ que se convirtieran para algunos en ejemplo de cómo los toreros deberían de entregarse en su  oficio, ante eso la primera pregunta sería ¿es coherente comparar la pasión, entrega y ejecución? que se da en un deporte, con el que se despliega en el arte del toreo en donde por principio de cuentas, una, es una expresión de conjunto y la otra es individual, en el de las patadas los actuantes tienen 90 min., para mostrarse, mientras que los toreros lo hacen en menos de 30 min., los futbolistas si se equivocan, la vuelan,  o se la entregan a un contrario, más los toreros si se equivocan corren el riesgo de quedar invalidos, corneados o muertos, entonces por lógica la presión con la que unos y otros ejecutan sus oficios, no tienen punto de comparación.


Después de aclarar esto leí por ahí y vi en  las redes sociales que los toreros deberían de aprender del carácter de los futbolistas y aunque lo tuviesen igual, insisto, nunca les funcionaría pues una cosa es enfrentar a una esfera volátil que a un par de cuernas vivientes que son orientadas por el bravo instinto de un animal vivo y corpulento, otra a considerar, nunca será el mismo estado de ánimo actuar en una sede repleta y animosa que les contagia de entusiasmo, que hacerlo en un coso casi siempre desértico o a menos de su cuarta parte, una más, los jugadores profesionales están más  placeados que un diablero en La Merced, pues entrenan diariamente hasta dos veces en el mismo terreno, con las mismas rutinas, con la misma ropa y con el mismo balón que usan en los partidos y los días que no lo hacen, que pueden ser dos  es porque tienen encuentros, mientras que los toreros  entrenan de salón generalmente en un parque, con un compañero que trata de imitar la envestida del toro y la toreada a los jóvenes se les da en la mayoría cada día de San Juan.


Más diferencias los pamboleros que andan en Rusia gozan de unas remuneraciones económicas  más jugosas que una naranja, mientras que los novilleros en gran cantidad ni reciben paga por jugarse la vida o hasta tienen que pagar por torear, así que no nos confundamos y lo que si recomendaría a los que se subieron al tren,  es no perder el piso, porque precisamente por echar a volar a los jóvenes, que ilusos se lo creen  es que no llegan a alcanzar la madurez porque pa’ caerse del pedestal de humo les basta con un autogol.  




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