domingo, 31 de julio de 2022

No extraño una fiesta que no vi, si no una que no veo

  Bardo de la Taurina

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La Casa Blanca, vecindad  del barrio de Tepito que  tuvo a su Abraham Lincoln en versión de doble, y a ello obedece la leyenda que de ahí tomo el  nombre el vecindario, entre sus venas cuenta con una funeraria pa’ uso de los palmados que ahí viven, ¿Cómo estará la cosa?, el colgadero de diablitos de la luz es más grande que el propio infierno, con el agregado que nadie de la compañía de luz se atreve a entrar a medir los medidores y muchísimo menos a cortarles el servicio, también hay una concha acústica por aquello del arte y la cultura, a propósito ¿Por qué en la Asoc. de Toreros el representante cancelo las ‘Tertulias Culturales’? que eran exitosas y remunerativas. ¿Y así quieren usar la cultura cómo arma de defensa?

Bueno a esa Casa Blanca en 1978 llegó un día en troupe   el elenco de “Los hijos de Sánchez” con figurones como; Anthony Quinn, Katy Jurado, Dolores del Río… quien  usaba como neceser un estuche de esos de piel piteados que los toreros usan pa’ guarda la montera y que le había sido obsequiado por un torero avecinado precisamente en Tepito que lo fue Jaime Bravo, que era tan bravo con el toro y tan guapo, con un erotismo que lo mismo se lo peleaban las hembras que los no muy machos, fue amigo de la estrella hollywoodense desde los tiempos de Tijuana donde los de luces eran verdaderos ídolos, como algo curioso decía Lolita ya con unas aceitunas martineras entre pecho y espada -que el mejor alternante de seda pa’ las sábanas de seda  era  Jaime Bravo-  ¡Vaya tía!

Después de a haber cargado por semanas el neceser/montera el Bardo regresó veinte años después a la Casa Blanca, en compañía de su compadre Pablo HuertaEl Charro de las Alturas” que ésta semana se palmó en un proceso de muerte anunciada y sufrida, se había desunido de otra caterva de la Plaza México, que dejó de ser libre, pa’ ser personal, por ello Pablo paso a formar democráticamente  la Porra la de Las Alturas allá en las primeras filas de los generales de sol donde pintaron su coto en donde metían a la hora de la corrida  un anafre, con carbón, bistecs, tortilla y salsita rebosadas a granel, con chínguere y alipuses más pegadores que un puyazo, los que ya venían a media vara, pues desde la hora del sorteo le empezaban a dar pa’ dentro  en el parquecito.

Con esa presencia charra, no disfraz, la que acompañaba fumando pestilentes puros dejaba sentir su  ánimo en el fortalecimiento del grupo, reforzado por invitaciones calé a manera de convivencia y también de reconocimientos de lujo, que fueron entregados a lo distinguido del medio, con eventos solventados por ellos como debe de ser, pues pa’ mamar la chichi de la empresa cualquiera,  Pablo vivía frente a la Casa Blanca y a la hora que fuera en su ferretería que era bisagra del histórico sitio,  siempre había un remedio pa’ la cruda, pa’ los adeptos de la Santa Muerte, decir que su capilla se halla a una cuadra de ahí y su día de festejos es el 1ro. de cada mes, lo informo por si quiere usted arrimarse por ahí y darnos un abrazo.

Ya muy en cortito conocimos el entramado subterráneo del barrio que si existe y en la colonia Morelos paisajeamos el auténtico bajo mundo donde hay que ir sin calzones, porque o te los roban o se te caen  por aquello de que el miedo  no anda en burro, todo pa’ llegar a comer ahí los famosos huesitos, donde  ya  encarrilado le propuse que creara una auténtica Porra Plaza / Porra México  / Porra Tendido, pa’ dotar al coso monumental de una expresión libre, pesada, conocedora, seria y hasta temida, que desde el tendido le prendiera ardor a la enjundia torera y a la vez mandara a freír espárragos a los toros lecheros y fuera moralmente sancionadora no de periodistas que libremente ejercen la Libertad de Prensa sino de  los cómodos - melcocheros que tanto han engañado a la Fiesta y la han ido matando dulcemente como lo que son unos diabéticos de los medios,  pero sobre todo se le pedía el reproche empresarial, claro, cuando así lo ameritara algún yerro.

Fue reacio cuando el Bardo convocó a que el público no asistiera a la inauguración de una temporada, por el silencio que tuvo en ascuas a la afición, cuando el cambio de empresa. Se recibió una llamada del consorcio al móvil del escribano, manifestando mil razones pa’ no levantar olas y Huerta pensó que eso podría acarrear consecuencias a su grupo… Pablo  conoció a una enamorada a la que  delante de nosotros le entregó el anillo de compromiso, se vino la pandemia, su enfermedad  lo fue minando hasta apuntillarlo y con Pablo Huerta padre se perdió una posibilidad de que el tendido de la Plaza México fuera macho y cabal, más que social y bullanguero, sin dejar de soslayar que con una lupa del tamaño del ruedo se pueden encontrar aficionados conocedores y en forma milagrosa hasta comprometidos.

    Novo estilo Fco. Álvarez

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Hoy la Fiesta esta agarrada de la cola por el ninguneo de políticos, maricas (bueno pa’ no hacernos bolas culeros) y desadaptados sociales, que confunden la imposición con el no meter las narices donde no les llaman, todo ello aprovechando la anorexia que impide que la Fiesta sea un espectáculo en lo general y no un carrusel de vanidades de luces sin watts, de toros en mayoría aniquilados por el ‘Canal Toro de España’, que nos muestra otro tipo de reses que se aceptan precisamente por carecer de un Porra como la que se pretendía juzgadora y justiciera con el espectáculo inexistente, porque como atinadamente dijera el maestro Rafael Cardona; -No extraño una fiesta que no vi, si no una que no veo-.

Pululan escuelas taurinas, que lo que deberían de ser  es Centros de Inducción a la Fiesta Brava, con teoría, práctica, historia, cultura, arte, ejercicio, trato, relaciones públicas y  léxico pero hasta ahí, porque si seguimos con la cantaleta de que la Fiesta es tradición de cinco siglos, entonces los toreros deberían de ser hijos de la vagancia, de las mujeres, del vino y del tabaco o si no ¿en qué quedamos? ojala esa sea la visión del Matador Juan Luis Silis que se inicia en esta aventura bajo el nombre de ‘El Centro de Formación Taurina de la Ciudad de México’; La apuesta no es llevar niñitos a que se asusten con tanto concreto vacío en la plaza, ni que vayan al Registro Civil y se cambien el nombre por el de Isaac Fonseca, sino que sepan que igual que existen otras  artes, existe una denominada Tauromaquia que goza más que de historia, de atractivos Presentes, porque los atractivos se viven, se sienten, se palpan y la historia que es interesante desde luego, esta dormida dentro de una pantalla digital.

Juan Luis Silis es un ejemplo de vida, de entereza, de lucha por la supervivencia, de orgullo, de honor, pero no limitado a unos cuernos a menos que sea el de la abundancia, esas experiencias son las que el podrá aportar y bienvenidas y aplaudidas porque serán provenientes de un guerrero y eso no tiene nada que ver con enchílame otra…becerra.

Y una nota muy personal a quienes van asistir ‘El Centro de Formación Taurina de la Ciudad de México’; Ahí se van a formar cómo aficionados o hasta cómo aficionados prácticos, porque pensar de cualquier escuela van a salir toreros profesionales es tan difícil por una sencilla razón cuando ya medio entiendan de que se trata esto de la toreada, primero ya van a estar labregoncitos los muchachitos y cuando esto suceda la Fiesta Brava va estar encapsulada en los museos.

La ventaja que sí van a tener quienes asistan a este Centro, es que es el único lugar dónde el académico titular sea un verdadero, auténtico e increíble sobreviviente no de la toreada sino de la vida, porque Juan Luis Silis, sí, ya le vio las mejillas a la muerte, y conocer a alguien con esa cualidad pues está cañón y reitero siempre valdrá más estar junto a un hombre que, junto a un orfebre, ¡vayan! al ‘El Centro de Formación Taurina de la Ciudad de México’ ahí junto a La Plaza México.

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