martes, 24 de octubre de 2017

LA CORNADA QUE SALUDO A LA YUGULAR


El matador Arturo Macías, quien por una o por otra ha sido recurrente en  las vistas de los diamantes, que cual aretes de provocación los toros bravos traen coquetos y asesinos, buscando a quien pasaportar a la tierra de nunca jamás, esa donde todo es nada, en la cual el aguascalentense con mayor o menor intensidad ha tenido invitación forzosa con ocho eventos de ortopedia   más  veintiún tardes, a la cual en esta última que ocurrió en su tierra,  verdaderamente rechazo a la muerte, por esas cosas de la suerte y que si está con vida no tiene otra explicación que el laberinto por el cual se desvió el pitón entre la yugular, la tráquea y algo se mencionó de la cervicales, se habló de la región de tórax, nos enteramos que por milagro se salvaron las cuerdas vocales y el esófago, además de imaginar de cómo le fue a la piel, al tejido muscular, a la porción celular y nos estremece el escuchar  de los nervios laríngeos, total, algo dantesco, que si no es por el azar y la maestría del equipo médico ahorita andaríamos todos de catafalco.


Macías es un torero indomable  que se va a levantar y a reaparecer sin mella y sí con una huella de esas llamadas cornadas de espejo, que son  atormentadoras en los días de corridas, cuando el torero se enfrenta solo con la luna de cristal en la faena de afeitada que despiadadamente le recuerda al torero que estuvo a un pelo de ser recuerdo y que ese animal que le pudo causar la muerte, es un semejante a los que se enfrentará dentro de unos minutos, ¿Por qué recurrir a ello entonces?,¿Qué necesidad?, una sola, la vocación de ser torero esa que  es un ritual en extinción.


La cornada con su insoportable dolor y peor aún con el saber que en cualquier instante la cavidad  pudo ceder y en un desfogue de hemorragia la vida se le pudo ahogar, lo cual no fue obstáculo pa’ que Arturo Macías permaneciera en el ruedo,  el fiel de su balanza no se moverá, él seguirá siendo un torero multi funcional que tiene una puesta en escena pa’ cada plaza y pa’ cada ocasión.



 Como está en el catre, no se valen los halagos porque cuando uno está en el hule, por convencionalismo huele a 'buenito', lo que si se vale decir es que Macías es un torero que trae en la sangre el saber conjugar el verbo enjundia, así que por la suma de cómo la viene ejerciendo en todas las plazas bien le vale que ahora que caiga el primero en la México, sea el primero en entrar al quite y no se esperen hasta darle una de las de consolación.

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