lunes, 1 de junio de 2020

Paco Camino a Cincuenta Años de la Beneficencia


México y anexas… las Bardianas

Columna Cosmopolita

¿Quién fue, es, y seguirá siendo; Paco Camino?, pues nadie más que; Paco Camino, ¿o acaso, lo irrepetible, necesita ser explicado?

Como querer explicar a Paco Camino, ¿Si antes no nos han explicado, que es el cielo?, que nos expliquen  primero ¿Cómo fue que de la Capilla Sixtina se escapó un divino pa’ ser reencarnado en Sevilla?

Ante eso no se necesita una explicación por el hecho de que lo divino, lo milagroso rebasa la realidad, y la realidad es que Paco Camino es más que  imagen, es más que letras, nació flama que ya es mucho decir y se hizo luz en el universo de lo inmortal, sobre todo cuando se está en presente,  que es donde radica en su real dimensión la grandeza  que poseen  los fuera de serie,  los tangibles, los venerados, por ello Paco Camino es de todos, sin que le haga falta, lo que siempre ha sido suyo, el título de maestría prendida al pecho de  seda y  alamares de oro.

Arte Fco. Álvarez



¿Cómo vamos a medir a Paco Camino?, sí las estrellas en el firmamento no son grandes por su tamaño sino por su luminosidad, así lo fueron; Rembrandt  y Beethoven, y Charles Chaplin, y Édith Piaf, puristas irredentos que a partir de ello a lo suyo supieron imprimirle su propio sello, sin maquillaje, sin artilugios, sin parafernalia y sí, en forma refinada y expresiva, y vaya que su época fue de garra y sin concesiones, pues bastaría con rememorar de aquella baraja, la valentía descomunal de su compadre Diego Puerta, la solemnidad de Santiago Martín “El Viti”, lo mediático de Manuel Benítez “El Cordobés” que eran minas en campo de guerra.


 Y por su victoriosa trascendencia es que fue incluido  entre los inmensos matadores del siglo que nos antecedió; Belmonte, “Gallito”, “Manolete”, Ordoñez en el ‘Mural de la Inmortalidad Española’ (versión l), obra del pintor internacional  el mexicano Fco. Álvarez.

Paco Camino   es emergido en Camas, es de oro como el tesoro de ‘El Carambolo’, es sinfonía del Olé, es frente al toro un sabio,  es verbo  y encarnación  que hace 50 años un 4 de junio de 1970 se elevó en Madrid, hasta la historia bíblica del toreo.

El Generalísimo Francisco Franco, vio partir plaza y siguió toda la tarde con sus binoculares del interés y la admiración a quien nunca se había visto, enfundado en grana y oro, y parece que nunca más el maestro Fermín le confeccionaría un terno en esa tonalidad a ‘Paquito’,  seis de variadas dehesas y siete orejas no fueron suficientes pa’ que la ‘Corrida de la Beneficencia’ fuera la cereza del serial, ¡No! Madrid, sus aficionados, su gente,  querían que se rompieran esa tarde todos los moldes, la tradición, lo establecido, y aún hasta lo prohibido como lo es por allá el toro de regalo y  por ello luchó de pie  y con el cogote abierto pa’ que fuera por siempre y para siempre ‘La Tarde de Paco Camino’, y por ello las almas que ahí eran testigos de la hazaña exigieron un séptimo  de Domecq, con una octava oreja y así la leyenda se hizo realidad, quedando  grabada a fuego y arte a técnica y destreza  el día que un camero se hizo orgullo de Madrid y filosofía, trazo y esencia de exportación, lo que sintetizó en una sola tarde en la que Camino en Camino, camino el camino del caleidoscopio total de la tauromaquia universal.

Hoy a cincuenta años le preguntaremos a Miguel Abellán, en su calidad de Director de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid; Si las siete cabezas de los toros de aquella epopeya y el terno ¿Están aún en un lugar preferente del Museo de las Ventas?, ¿la razón?, porque la historia de la tauromaquia madrileña no se encontraría completa sin quién partió en un antes y un después,  sin quién marco un parteaguas la ‘Corrida de la Beneficencia’, el señor Don Paco Camino, benefactor del arte y la gracia,  la pureza y la coherencia,   el temple y el acero como virtudes elegantes y trascendentes.

Vaya pues, hasta la ganadería  española de ‘Los Camino’ en  Talayuela, municipio de la provincia de Cáceres,  en la región de Extremadura, a la vera del río Tiétar enfrente de la Sierra de Gredos, por la carretera donde se encuentra el Castillo de Oropesa, cuya majestuosidad lo ha convertido en Parador Nacional,  un ¡Viva  Iluminado!

 Porque eso es él, un hombre claro de mente en lo que tenía que hacer, pa’ llegar a ser, lo que siempre pretendió ser. ¡Un Torero!, a cuyas virtudes habrá que sumarle el don de la ecuanimidad y la respetabilidad que fue logrando y que conserva, por ello cuando su voz templada se escucha emitiendo una opinión o un juicio, no son palabras lo que resuena, es el fluir, de la sabiduría.


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