jueves, 21 de mayo de 2015

ADAME EN MADRID * EL CABO AL AÑO

Con detalles la detalló
José Guadalupe Adame a título propio y a mérito de sus apoderados que le consiguieron dos tardes en la Feria de San Isidro, lo cual no debió de haber sido sencillo, salió al albero a dar a tope lo que él tiene en la espuerta que es valor y enjundia,  con lo que le alcanzó pa’ arrancarle a mordidas una oreja a un toro cuya carrocería  le permitió movilidad, son y fijeza, como virtudes primarias aunque también traía  el gourmet de la bravura, el temple,  pero eso se cocina aparte y los que de esto entienden, saben, que eso es pa’ los toreros chefs que aderezan con aroma. Y el aguascalentense no maneja ese sazón, lo que tampoco es un pecado y si hasta meritorio sobre todo cuando se le engarzan detalles algunos de muy buen talante y excepciones solidas como los lances garcistas rodilla en tierra y esto solamente lo señalo pa’que no me vayan a reclamar que el toro merecía más y que no me di color de ello, los que no se dieron color de ello son quienes ignoraron que la oreja se la dieron básicamente por el estoconazo y no por las telas. Las cosas como son.

Deseos del Cabo


‘Quiero   ir con el grupo a Portugal, casarme con mi adorada Mariana tener un hijo y luego retirarme y ahorita sacar el libro de Los Forcados Hidalguenses´. Esto eran los deseos del Cabo Eduardo del Villar,  un hombre que ardió en valor y pasión, y seguía diciendo - Si un toro me mata,  todo por lo que lucho no habrá valido - ¡Si Cabo! si habrá valido, lo que pasa es que lo matrimonial no va a cristalizar,  lo del retiro si te pintas de colores es una forma de irte del toro y de la vida en plenitud como se van los grandes como se fue Manolete, Valente Arellano y Eduardo Funtanet, y  lo del libro pues eso es voluntad y legado  tuyo y ¿quién sabe si lo sea de los demás?  - Bardo platícame  de la muerte, me interesa pa’ que no me vaya agarrar desprevenido - La única forma en que la muerte no te agarra desprevenido es, si le has cumplido a la vida, hoy a un año que un toro pasaportara al Cabo hacía  la tierra de nunca jamás aquí sigue estando  sin estar, su bárrete nuevo, el del obsequio con algunas reliquias que él le zurció por dentro, lo descanso  sobre mi hombro  buscando  con su cercanía mitigar el dolor de la irreparable pérdida.
Aquí está ese cofrecito que guarda suspiros de melancolía y que  está custodiado por una rosa blanca que gime roció de ausencia, leo tus memorias que en sí son las de Los Forcados Hidalguenses, a los que tú les distes vida y  ellos te la dieron a ti, ahí están registradas las primeras andanzas, los primeros sacrificios, las primeras entregas de esa vida azarosa y a la vez luminosa de un puñado de espartanos aventureros de los alberos, hasta ahora me percato que estamos hablando en pasado, como si ya no estuvieses aquí, como si no estuvieras dentro del espíritu de cada uno de los sucesores de tu legado de  jugarse la vida frente al toro por el puro gusto de hacerlo, veo  una fotografía de las primeras tardes del grupo cuando aún no se enfundaban en sus vestimentas de lujo y le salían al toro entubados en mezclilla y forrado el pecho con camisas blancas, ahora recién escucho el huapango que la maestra mágica les compusiera 'Forcados Hidalguenses' para que por idea tuya  mientras se vistieran para el combate lo escucharan, ya es un año de vivir en cenizas  mayo 2014 - 2015, por eso en Tulancingo tu tierra de la que partiste y a la que regresaste, tus hermanos con sus propias manos, con su coraje ardiente, con su voluntad inquebrantable avivados por tu recuerdo, motivados por tu ejemplo, levantaron una plaza de toros la pusieron mirando al cielo, la vistieron de colores  y con un par de cojones cada uno salió a dar la cara  al destino y  al toro, a todos ellos los abrazo por colleras simbolizando admiración y respeto sin que falte la gratitud por recordar al hombre forcado que los puso en ese camino el que solo es pa’ los muy hombres.

 
 
 
 
 
 
 


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