domingo, 16 de julio de 2017

El Bardo tiene la culpa, de todo lo que pasa

    Arte Ricardo Guevara
El toro en México
Por Bardo de la Taurina
Una tarde de aquellitas que recién se fue gozando de la seda y el oro con la que bordan las faenas de la convivencia los descendientes por la línea paterna de la familia Marco Sirvent  y cuyas raíces ancestrales están en Cinco Villas (Zinco Billas) una comarca territorial alegre como una jota,  que se halla situada al norte de la provincia de Zaragoza en Aragón, España y cuya esencia indomable tiene en México una chulada de representación en el mirar al cielo de la Plaza de Toros de Cinco Villas, en donde a hermosura no hay quien se la gane el continente  que se extiende desde el Glacial Ártico y remata en el Cabo de Hornos, el caso es que en América ‘naiden’ le hace sombra al conjunto de las preciosuras, comenzando por el albero coqueto que en su circunferencia está adornado con esa arena de oro que proviene de Alcalá de Guadaira en Andalucía y es la misma con la que se maquilla la Maestranza Sevillana,  a la plaza de toros en majestuosidad la acompañan el salón de macro convivencia ‘Faradues’ y la cava de los caldos finos que se rubrica como ‘Casa Jordán’ y que decir de los jardines del Edén que en su verde esmeralda y cuidado, solo le compite el terno  de la Macarena.

Por el feudo del prominente industrial y garante de la tradición taurina Don Luis Marco Sirvent, no solo han pasado sino que han esparcido de finas esencias con su torear figuras de solidez de la talla de Manuel Caballero, José Antonio Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y  Pablo Hermoso de Mendoza, amén de casi ‘toítas’ las semillas de la esperanza novilleril y becerristas.

Las familia Marco Sirvent y Domínguez Cobián,  quienes en su calidad de benefactores de la fiesta y jerarcas del altruismo, algún día nos darán una sorpresa mayúscula con un evento privado muy a su estilo, que echando a volar la inventiva al alimón con la  imaginación ¿por qué no pensar en una de esas  noches de gala teniendo como vértice en gema de atracción a su majestad Enrique Ponce? bordando la fantasía al compás de ese pasodoble de organdí y aroma a naranjos que escribiera el poeta de la geografía musical española, el maestros  Agustín Lara y cuya obra título ‘Valencia’:

Valencia mía de los olivos
pétalo que cubre de sangre y de seda
Mi suelo español…

Imaginemos ese correr la mano de seda y nardos desde Texcoco hasta Valencia y que tal pensar en ‘La Poncina’ acariciada por las notas de la Orquesta Clásica de México del maestro Carlos Esteva, que tan amigo es de Don Fernando Marco Sirvent.

¡Ah! y solo decir que la historia  del Estado de México con el rey Netzahualcóyotl  y el  príncipe  Silverio Pérez, incluye un palacio  que lo es; el de Cinco Villas.

Volviendo al comienzo de esta columna que lo hicimos  con el juguetear de las neuronas, decir que por allá  este escribano sostuvo una plática con Don Jorge Espinosa de los Monteros, quien aparte de poseer ese apellido heráldico de alta solvencia ha presidido a los bibliófilos tricolores y conduce en la capital de la Ciudad de México, un programa dominguero que en la radio es el de mayor tradición, Don Jorge decía  -el Bardo tiene la culpa de todo lo que pasa…-  y de ahí engarzaba el tema Plaza México  y decía algo así; como que la empresa ya tiene la experiencia de haber dado dos temporadas una chica y una grande y que ahora lo justo sería darle el beneficio de la duda o la esperanza de que el porvenir pinte con éxito.

Expuestos sus deseos cuestiona a esta pluma, sobre el tema inmediato que lo es el de la temporada novilleril, mi menda sin más no ve más de lo que se hizo la pasada temporada de lluvias y la de fríos de las que informamos a España y que sin meterle plomo al rasero en el balance quedo como bomba de gasolina debiendo litros completos y es que en primer lugar aceptar que van a mejor nunca será lo correcto, hablando específicamente de las novilladas pues se mejora cuando se hizo algo bien y se desea o pretende hacer lo que sigue todavía mejor, lo cual no es el caso, aquí lo preciso es decir que la empresa tratara supuestamente  de corregir   lo que no les salió a pedir de turrón.

Solo unas  precisiones ligeras y a la vez de peso sin las cuales en lugar de que el pasodoble anuncie el festejo, van a tener que anunciar ‘abrochen los cinturones’. Ya ‘Chabelo en familia’ paso de moda y los novilleros que torean sin equinos y a los que los acompañan, eso de salir y ver una plaza vacía les puede provocar dos sensaciones; una que no sientan ningún tipo de presión pues es como torear en el garaje de su casa o la otra es que el corazón se les arrugue como pasita de tanta tristeza por la soledad en los tendidos.

Empresa reflexionen el horario de lluvias que  fue y va seguir siendo su mayor enemigo, no se pongan de pechito y menos se encaprichen con la hora tradicional en eso de dar festejos y menos los menores, por la tarde sobre las cuatro ya no funcionan, no le demos vuelta las doce del día es la indicada y de todas maneras a cruzar los dedos, en novilladas un solo boleto general para adultos a precio modesto de la fila uno de barrera a la 23 de tendido con una advertencia que quien tenga un derecho de apartado se podrá presentar en su lugar y con solo exhibir su tarjeta podrá ocupar ese lugar lo cual no va a ocurrir ni en el 99 % de los casos… sin esas modificaciones será dificilísimo se registren entradas por arriba de las del año anterior, que fueron paupérrimas.

Al final de la  temporada Espinosa de los Monteros volverá a decir -El Bardo tiene la culpa, de todo lo que pasa-’

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