Bardo de la Taurina
Dicen que las despedidas no son tristes, bueno habría que
preguntárselo a Don Antonio Maeso, quien
se va por la Puerta Grande, del Palco de la Presidencia de la plaza de
toros de Cinco Villas, que no hace falta soslayar que se trata de la más
hermosa que existe desde Groenlandia hasta la Tierra del Fuego, en Chile, patria
que por cierto que vio nacer en
Antofagasta a Conchita Cintrón ‘La Diosa
Rubia del Toreo’, Don Antonio nos llegó hace muchos años de allende los mares,
con divisa de lujo, que es la que se les otorga a los Vallisoletanos, fungió en
su natal España como Alférez de complemento de las Milicias Universitarias en el Arma de Artillería,
donde debió de haber empezado a sentir ese orgullo que se tatúa en las entrañas
y que lo es la ética, requisito primario pa’ ocupar un cargo de tal envergadura
como lo es la función o el ritual pa’ aceptar la encomienda de fungir como juez
de plaza.
Hoy se habla de carestías morales en muchas de las aristas de
la Fiesta de Toros y Toreros y si el río suena es porque agua lleva, más una de
las mayores fugas de valores, sin duda, se registran en un sin número de palcos
o presidencias de las plazas de toros y habría que tener una venda en los ojos
pa’ no darnos cuenta que en gran medida el engaño y la cachondearía que les
permite a muchos toreros vivir en la
hamaca del cuento, proviene de un pañuelo blanco, ese que también hay que
decirlo, muchas veces por desconocimiento, por mezquindad, por celos y por
protagonismo, los jueces han negado.
Virtud mayor en Don Antonio Maeso lo ha sido la amplitud de
criterio y el justo equilibro amalgamado con la valentía, no solo en las tardes de boyantía de arte sino
que también en las que el carácter exigía del recato, Don Antonio que es hombre
probo, dejará este México en donde se confirmó como un paladín de la cultura y
por ello, eso de las letras le va del
brazo, así que; que mejor que desear en el futuro venidero de su retiro español
se diera un tiempecillo pa’ escribir algo en tres tercios que le está haciendo
mucha falta a la fiesta; como un juez
debe interpretar una corrida, como los toreros deben de percibir la forma en
verse valorados por el juez y como el aficionado en sus manifestaciones influye
sobre el palco, en fin, con su despedida se cierra una página en los anales de
Cinco Villas, la plaza verdad, por ello los toreros que fueron afortunados,
siempre podrán enorgullecerse y presumir, ¡Esta oreja! me la otorgó el juez
Maeso.
Arte Sergio Hidalgo
Oleee Maestro
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