domingo, 10 de mayo de 2020

Defectos y Contras de la Taurina


México y anexas…las Bardianas
Columna Cosmopolita
Arte Juan Carlos Breceda
Escuchaba a la Senadora de la República Lily Téllez, por cierto muy guapa y distinguida, por eso no entiendo el por qué se fue a meter ahí siendo una comunicadora de alto prestigio, decir palabras más, palabras menos  que traídas a lo cotidiano entendí como ‘dar otra versión  incluso cuestionar los hechos, para que no nada más se escuche una corriente, no es justo estar sometidos a la versión oficial’, ¿Cuál sería esa versión, si la llevásemos a  la Fiesta de los  Toros, los Toreros y el Tendido?, pues la de todos porque en esto de las cornadas y las alharacas  no hay quien esté exento de expresar sus opiniones, unas coherentes, otras académicas, otras lunáticas, otras ignorantes, otras interesadas, otras melcocheras y otras hasta repugnantes, porque en esta fiesta que también tiene su lado de engaño, negrura y traición nadie se salva, por ello, si a alguien no soporta el calor, pues que no se meta a la cocina.

El Bardo no se considera  ni remotamente un punto de referencia, por el hecho de que ni siquiera tiene barrera dentro de este galimatías, esto al no saberse aficionado de marquesina sino asumirse como un día lo calificara la mujer que más admira y respeta dentro de los medios,  quién dijo de mí; -Te manejas en  bajo perfil-  definición  que asumo con la nitidez de la verdad y hasta agregaría ser  un ser  extraño que ni siquiera es gregario ni en los eventos que facilitan la colada, ni en los que hay de arrodillarse pa’ el ruego de una acreditación, ni muero por la foto así se trate  del ‘Alarma’, ni me hago el  aparecido frente a quienes traen un telefonito ‘gansito’ pa’ sentirse  entrevistadores, eso sí, accedo a las redes sociales pa’ leer a mis amigos a quienes si hay que contestar algo, lo hago en privado,  nunca he visto a la Fiesta como un todo, la cual solo está presente en su justa medida dentro de mi entorno en donde admiro  el arte como lo que es en su realización dentro del ruedo, una expresión subjetiva y fugaz, artística y dramática que lo mismo provoca felicidad que decepción.

¡Pobre muchacho, lo agarró el toro!, ¿en dónde en la nevería o  en la misa de doce?, ¡No, en la plaza! ah, pues es normal y como no lo va ser, si en la plaza se ha vuelto hasta normal que un toro le acaricie las piernas a un torero o le ponga los belfos en el pecho pa’ olerlo en sus preferencias perfumarías, pero sobre todo pa’ que el toro tome aire mientras  el miedo se libera sudando frío,  porque de otra forma,  sería que no son toreros, sino robots, que mire usted los hay en demasía, ah no perdón, todavía no llegamos a eso,  lo que hay son seres y animales hechos en troquel o más bien maquilados porque no es lo mismo crear un Bentley (es un automóvil) que fabricar una patineta a la que siempre hay que impulsar como a la Fiesta,  la que los piadosos dicen que hay que defenderla, ¿pues  que no era una Fiesta que por sí sola imponía respeto? 

¿Pero quién,  la ha dañado al grado de tener que defenderla? ¿las empresas? ni que esto fuera como aquel juguete del canguro donde un solo individuo se subía al tubo y lo hacía brincar, no en esto, todos estamos tan equivocados en principios y conceptos que ya todo se nos hace normal, qué dicen  los de afuera los anti taurinos que se maltratan a los animales, pues sí,  que en ocasiones se les baja su poderío, pues sí, y no me estoy refiriendo a la disminución de bravura ex profeso, que realizan determinados hierros por consentimiento de sus criadores con gusto o sin gusto, eso ya es otra cosa diferente, que depende de la oferta y la demanda, que es una fiesta de arponazos, de puyazos, de espadazos y de puntillazos, pues sí lo es, negarlo sería tanto como con lo que  empecé refiriéndome a una senadora en donde con sus excepciones, las Cámaras, la alta y la baja son una porquería en la que la cadena rara vez la jalan pa’ limpiar el estiércol, y eso a distancia, porque las letrinas se controlan desde Palacio Nacional y no con detergente precisamente, sino con interés, venganzas,  agandalles y miopía.

Y es que en esa fiesta  y en la del toro, todo cabe, porque en mucho son tan iguales, igual que en todos lados, nada más que ahora todo está revuelto por eso  los focos de la crítica política y los usos  sociales tienen pelos de colores, unos verdes, otros rosas  y hablando  de los de menos rango los payasitos y payasitas  que regalan gel a la entrada del Metro al grito de ‘Qué no se lo cargue el payaso’,  ¿ya conoces usted al “Compayazo” híjole véalo pa’ convencernos que hasta pa’ hacer reír hay que hacerlo en  serio, que es vulgar,  pelado,  lujurioso,  majadero, insolente, horrible, mal educado, que le digo mejor véalo en YouTube y ante tanta fregadera ríase un muchote, ahora que si lo que queremos es llorar y lamentarnos dejemos que eso lo ponga la pandemia, más si lo que deseamos  es volver a ver algo más allá de la monotonía cuidémonos pa’ así salir vivos de ésta y morir de la miseria que ya está aquí, pero no la queremos dimensionar.

Y mientras el destino nos apergolle, leamos un poco, aunque sea de nota roja que es la que hoy prevalece, porque la otra roja, la de la muleta,  la de la sangre que producen las ‘leonas que los picadores les dejan ir a los toros  y las femorales tasajeadas que avientan borbotones escarlatas, no las veremos hasta nuevo aviso del otro López, el galeno Gatell, al que a ver  si por andar ‘aplanando la curva’ no le pasa lo que  a Moisés Solana, que se despistó y hasta ahí llegó, pero no lo creo porque tanto aguantar críticas, desviar la atención y dicen los neoyorquinos que hasta jugarnos el dedo en la boca, al más puro estilo de ‘yo tengo otros datos’ en una de esas y se la pagan con un escaño en el senado por la vía de los plurinominales.

 Bueno pues como la sangre por ahorita no está corriendo ni en  los tacos de moronga de afuera de la Plaza México,  y ya que ando en esos menesteres como dijera el maestro Benito de Jesús en “Nuestro Juramento”; la canción que popularizara Julio Jaramillo.

Si tú mueres primero, yo te prometo,
escribiré la historia de nuestro amor.

Con toda el alma llena de sentimiento,
la escribiré con sangre
con tinta sangre, del corazón.

 Ahora que si mi menda es el palmado, qué más da, un fantasma menos en ésta desgracia  mayúscula, que no es precisamente la que nos llegó de China, sino la del populismo que como aquel eslogan llegó para quedarse con alguna de las tres opciones viables; una ampliación de mandato, que un primogénito que ahorita anda a media agua,  pa’ no ser señalado, se la vuele al plenipotenciario que lo mismo expide pasaportes, que apaga incendios,   descarga aviones  o  por sus cojones, pero de esa silla ni quién lo baje, todo ello con modelos de importación como los del fotógrafo Spenser Tracy, que encuera a la gente aún en tiempos de cuarentena lo cual no es más que volver a los tiempos de Adán y Eva con la diferencia de que aquellos vivían en un paraíso y aquí mantenemos  parásitos  llamados  NINIS, pero que si trabajan en ese nuevo oficio de los bots y los trolls, que es una forma de ocultar lo inocultable,  que es el que estamos invadidos e infectados del otro  virus, así que por lo pronto lectores y lectoras, bájenle al andarse exhibiendo en las  inseguras redes sociales con sus fotos de presunción porque lo único que están logrando en vez de apantallar es atraer a quienes se dedican a buscar gente  potencial pa’ que literalmente ahora sí, que ‘se las cargue el payaso’.

¡Bajo perfil, alta seguridad!

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