Se
llama ‘La Nuevo León’ y para los aficionados, le anda disputando las palmas
cantineras del Centro Histórico a su hermanita ‘La Dominica’, mas la
vecina de la Suprema Corte de Justicia, tiene atributos para pavonearse como la más cincha, por ello
la cita queda pactada ahí mero, hasta donde habrá de llegar ese taurino
entendido que lo es Don Humberto Escalante, quién además entiende de este
asunto de la fiesta cornúpeta con holgura, pues es de los que les da por echar
capa en las dehesas, sin más, el taurino
dice; -Urge que la fiesta se actualice, se modernice o se adecue a los tiempos
presentes porque si no, cuando nos ‘palmemos’ los que ya vamos arañando los
setentas y los de unas cuantos años atrás, la fiesta va a chupar faros, esto
como resultado de que ahora con la modernidad cualquier individuo que se
aplaste frente a la computadora al minuto puede tropezarse con una imagen
sangrante, doliente, dramática, patética, agresiva, como lo son; las que se viven
o más bien se sufren, cuando el toro entra en el proceso de muerte.- Haber Don
Escalante, pídase las otras con todo y botanita (caldito de cola de toro y
taquitos de criadillas), por que francamente como que no me checa que un
taurino con cincuenta años sobre los lomos, me salga con que la muerte del toro
ahora nos asusta - Pues mira mi Bardo, no es que ahora sí y antes no, lo que
sucede que en los tiempos del ayer la
gente de todas las índoles, no se daba cuenta de lo que acontecía en los ruedos
y ahora sí, dando como resultado, que a cada momento, germinen los llamados
protectores de animales.- Óigame Don Humberto, pero no pierda usted de vista
que la Fiesta Brava, más allá de arte
implica, bravura y con ende sangre. – Sí pero el hecho es que partiendo de que
el momento crucial de la lidia lo es precisamente el de ‘La Suerte Suprema’ y
como su nombre lo indica esto implica que para que se realice sobriamente, como
debe de ser la muerte, requiere de un alto porcentaje de suerte, pues en su
defecto se llega a lo ya señalado -¡Hostelero las otras!…y tráigase la
‘moronguita’ y los chiles toreados- y antes de continuar empinando el codo y
soltar la lengua, cabe aclarar, dice el oriundo de Yucatán, que además esto de
consumar la ‘Suerte Suprema’ es harto dificultoso, pues para darnos una idea
explica que el toro, obvio, tiene huesos y que si al momento de echarse la
espada a la cara por razones naturales de un instrumento que mide un metro
aprox. y pesa un buen, se corre el
riesgo de que si la empuñadura se mueve uno o dos centímetros, esto implica que
al hacer el contacto la variante sea casi de unas diez unidades y esto da como
resultado que el matador al pinchar entre en un estado de nerviosismo y con
ello se complique el acertar en los viajes subsecuentes o en los golpes del
descabello, que seamos sinceros subraya Humberto Escalante, por la emanación de
la sangre y lo canijo de las descargas de acero dan un espectáculo dantesco, bueno
considerando lo expuesto, ¿Cuál sería la solución para evitar esas escenas y no
lastimar de más al toro? Pues reglamentar correctamente ‘La Suerte Suprema’ o
más bien adecuarla en benéfico de la propia fiesta, esto se lograría
modificando el reglamento a dejarlo en el límite de ‘Dos viajes de muerte y un golpe de
descabello’ si con ello el toro no cae será devuelto a los corrales, ¡claro!
sin que esto implique que el burel se le haya ido (vivo) a su matador, lo
que también implicaría una modificación
al reglamento en ese rubro.
Cuando se mata a los toros como el Maestro Paco Camino ¿para qué queremos reglamento?
El
tiempo reglamentario para permanecer en el ‘Templo de las Puertas abatibles’ se
esta acortando y ello obliga al Bardo a aceptar que los argumentos de este
hombre del tendido no son superfluos y si dignos de tomársele en cuenta pues de
no hacerlo se podría correr el riesgo de que la situación empeñada por la que
atraviesa la fiesta de toros se torne más negra.
Sé
perfectamente que a muchos de los enemigos del Bardo no les estará gustando que
este tema tan delicado haya sido ventilado en esta columna, mas por donde se le
vea, ya no es posible que sigamos ‘avestruzandonos’ por que la batalla por
parte de los antitaurinos cada día se aviva más y nada sería peor que nos
agarraran como al Tigre de Santa Julia.
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