jueves, 3 de abril de 2014

¡Hasta Pronto Maestro!

Sin Tapujos
Bardo de la Taurina

Conocí al maestro Paéz primero con los binoculares  de la admiración y más tarde con la lupa que a él me acerco la ‘Reina de los Toreros’, doña Gloria Rizo, no obstante que al partir plaza a su lado tengo derecho de antigüedad por adelanto en parto, siempre me dirijo a él como maestro, que me cae que sí lo es y con creces, siento que por ser tan diferentes es que convergemos en nuestra combatividad hacia lo que consideramos los renglones torcidos de la fiesta, esa que hay que decirlo aún conserva tintes brillantes, uno de ellos sin duda el mismísimo Leonardo Páez.

Él ha tratado de enseñarme un caudal de oficio y cultura los cuales, reconozco, no he asimilado del todo, pues se me va la sintaxis, escribo en arameo y mis párrafos rebasan los ocho renglones. ¡Qué mal alumno! Un día tomó una pluma y sobre blanco papel plasmó: ‘Para el Bardo de la Taurina, que escribe la columna (Taurina) MAS LIBRE del mundo’ y lo firmó. Desde entonces pensé en proponerle que escribiésemos una columna al alimón, tratando un tema en particular pero que cada quien lo abordara con sus ‘ladridos’, la propuesta se la hice estando en esa joya que es la Plaza de Toros de Cinco Villas y ahí mismo garabateó sobre mi libretilla primero un nombre y luego otro que decía ‘Sin Tapujos’.

La aventura fue recibida con interés y hasta con gusto por los editores de portales que tienen valor y libertad pa’ atreverse a publicar plumas indomables que si son incómodas en lo individual cuanti más al alimón. Los temas  eran siempre como chapulines que saltaban y en el aire los pescamos, esa cotidianidad nos daba frecuencia en el intercambio  de ideas y de discrepancias, que en sí es la flama que se convierte en el pebetero de la libertad, ese que arde contra la voluntad de los enemigos de la inteligencia.

Nunca he sido partidario de ventilar cuestiones personales en público como lo es esta tribuna, mas hoy ha llegado el momento de decir que hace unos meses la vida me volteó contraria y el marrajo de la salud me clavo una tarascada que mágicamente pudo ser sorteada por el incondicional apoyo de ese bendito ser que es don Jorge Anciola Echavarría, de quien no llevo su sangre pero mi corazón sigue latiendo por la bondad de su alma y de don Leonardo Páez, quien con sensibilidad tanatológica, paciencia franciscana y terquedad en mi salud anímica hicieron posible que el Bardo este aquí.

 Pronto vendrán ateneos culturales y al primero que invitaré para abrir cartel será desde luego al que hoy le digo: me deja usted solo pero no en soledad porque en cada teclazo que dé está usted presente como sus palabras.

  ¡Hasta pronto, maestro!

Leonardo Páez:

Apreciado Bardo, una de las desventajas de no ser periodista taurino de tiempo completo es que hasta tienes que trabajar en otros giros para no quedarte en la suerte de la inanición o debilitamiento extremo, hoy generalizado en las descastadas reses como bravas, pero tan del gusto de los diestros que figuran. Por ello me veo obligado a interrumpir temporalmente mis atropelladas colaboraciones en Sin Tapujos, no sin antes agradecer la generosidad de los portales taurinos que temerariamente me recibieron y la paciencia de los lectores que me padecieron. Un abrazo.
 
 

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