viernes, 6 de marzo de 2015

CHARLAS DEL TUPINAMBA.


 SOBRIEDAD DE PASTOR * LA ANDADERA Y EL FERRARI

La Sobriedad de José María Pastor

En Cinco Villas no todos dieron frutos, y esto se debe a la canasta con la que los empresarios salen de compras.   Y esto está dando como resultado, que el decantamiento cada día exija más para que los novilleros triunfen de acuerdo a los estándares de lo que es la excelsitud, que precisamente por ser excelsa, no todo mundo la entiende y muchísimo menos la comprenden ¿y cómo se va comprender?, si hay quienes pueden pensar que en el albero de lo hermoso, triunfaron los toreadores a los que les dieron retazos de aurícula, cuando la realidad fue otra. El triunfo de Cinco Villas este cerrojazo del mes pasado, fue de la propia empresa que lidió dignidad de ‘El Vergel’, ganadería que salvo uno, de escasos ‘bigotes’, que en cambio traía una capa de mink. Los otros eran unos 'pavos' presumidores de guadañas, ¡cómo debe de ser!, lo cual sirvió para que bramarán en demanda de un torero para toros, el cual ahí estuvo, se llama: José María Pastor, tiene los ojos aceitunados como su tío ‘El gitano de la verde luna’, Julio Victoria el que una noche de luna como García Lorca cayó fulminado mirando a la esfera lunera y su tarjeta de presentación dice;  Sobriedad, Carácter, Calidad, Valor, Entereza, Voluntad, Torería.  Y en otro orden entender que cuando en un albero se carece de un juez de plaza profesional, pues el criterio de valoración brinca como saltimbanqui, ante eso novilleros, premiados y no, con la excepción del hijo del matador César Pastor que dicho sea, fue un César del toreo, creer que estuvieron dignos porque los toros no les colaboraron me lleva a preguntarles; -Y el hambre de triunfo ¿dónde se la guardaron?, ¿la dejaron para el Mc Donald’s? Seguramente porque en el ruedo no lo demostraron,  cuando menos con contundencia, salvo algunas bravuconaditas y es porque sí no lo saben, cuando un toro en una plaza de lujo no les camina, sobretodo en el primer o segundo escalón de sus incipientes carreras, hay que montárseles, entregarles los muslos, canjearles las tripas por las orejas, ¿nadie se los ha dicho? con razón, y conste que no quiero pensar que les falten redaños, ¡no! lo que les falta es saber que esto es de grandeza, de tamaños, de virtudes y sépanlo chavales, no los estoy criticando, sólo los estoy informando.   


La Andadera y el Ferrari

Se llama Cristóbal Arenas, ‘El Maletilla'. Hay quienes desde su aparición y más hoy a sus escasos añitos que todavía no le dan para alcanzar su primera década ya lo califican como un fenómeno. El Bardo con el ánimo igual de encendido que los miles que hemos quedado admirados ante sus proezas y promesas, sólo lo califica como el torero más grande de los pequeños. Así de contundente y si decir que tratar de compararlo con los de luces, es ocioso y hasta irreal, esto por una razón ventajosísima, que es la simpatía y hasta ternura que el chaval por su edad y lo ‘petite’  es que logra que jueguen a su favor, las cosas como son, ya en lo demás que es valor, enjundia, técnica precoz y arte, ahí  sí se come con churromais y polvito de chamoy   a todos los de alternativa y a los que no la tienen, imaginémosle si tuviera la experiencia de cuando menos  diez años, que de ahí pa' arriba le saca cualquiera, predecirle el futuro a 'El Maletilla' sería más que aventurado, porque el paso de  la andadera para  subirse al carrito de baleros y de ahí a la bicicleta, va a estar riesgoso y con la muy alta posibilidad de que la nulidad de ser niño y adolescente normal terminen por aburrir a Cristóbal Arenas, en el improbable caso de que esto no suceda, de que supere los golpazos y que además en el trance no se convierta en un maestrito de hielo, ¡entonces sí! estaremos ante un torero que se sube al Ferrari.
 
     Gratitud y reconocimiento a quiénes han aportado su arte en imágenes.

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