domingo, 29 de julio de 2018

En Arroyo, Arroyo Loyo desbordo, el arroyo



México y anexas…
Las Bardianas
En esta pandereta de las promesas que solo es acallada por la incertidumbre de los que ya dudan se las vayan a cumplir en lo referente al ‘Cuerno de la abundancia’ nada varía, so pena de que si esto no sucede y rapidito Alex Lora ya amenazó a AMLO que le va a componer una rola reclamatoria si no cumple con todo el maná en el que basó su campaña… y si las casas de campaña con el viento vuelan, que no vuelen los tacos de lengua, pues la posibilidad del cántico como el que en su momento les compuso al  presidente Salinas de Gortari  y  también   a ‘Mr. Trumpetas’ creo que está latente.

 Por otro lado el Cruz Azul con goles pero sin casa, las  ‘Chivas’ tropezándose,  como chivo en cristalería, ‘El Tri’ centroamericano siguiendo los malos ejemplos del grandote, al  que si hay que aplaudirle, el ya haberse deshecho del colombiano que los empino, en el otro cuerno que lo es el de la taurina, que verdadero gusto le dio a esta columna  el rotundo éxito de un empresario de la taurómaca lo que hace muchísimo años no se vivía y es que lo que hizo José Arroyo Loyo, apenas el sabadito, fue írseles por delante a los toros y  a los toreros y con el apoyo de Felipe Olivera desbordar el arroyo del graderío en algo que en estos tiempos se veía muy lejano siquiera de pensarse.

Ya que de baranda he tocado la palabra pensarse debo decir que no creo en los empresarios taurinos como unos amorosos a la fiesta (pero José ¡sí lo es!!!), lo cual no tiene además nada de raro, pues el empresario cumple con su rol poniendo sobre la mesa su lana, con la posibilidad de que el mantel se le encoja o los enanos le crezcan y también está la otra cara de las posibilidades y es que como en ese pasaje que me parece es bíblico, en el que los panes o los pescados, no sé bien, se les multipliquen y se le conviertan en ganancias, eso sí, efímeras porque en esto de hacer fiesta nunca nada es igual cuando se trata de la abundancia, pero cuando sucede hay que cacaraquearlo  pa’ que quede constancia, como es que en el serial maratónico de los ‘Soñadores de Gloria’ hasta ahora el mayor éxito se lo ha llevado el empresario José Arroyo Loyo.

La fecha pa’ el registro 28 de Julio ¿en base a que lo consiguió? Sinceramente creo a que logro idear la configuración de  un cartel en que  la mayoría de los nombres pudiesen resultar atractivos, tampoco nada extraordinario pero si sabrosón, cuando menos en el papel y también de una vez lo digo pesimistamente no veo por donde se vuelva a calcar la entrada, aunque por ahí estén en el calentadero algunos chavales que apuntan con esperanzadora claridad las ejecuciones de las suertes, pero también hay que decirlo no tienen en sus nombres el ponch que tienen Roberto Román y ‘El Cozumel’ que fueron imanes que jalaron a quienes ya estaban hartos de la anorexia en la capital, si fuesen otros dos chavales, ni pasaría nada con llevarnos de tramite el comentario, pero no, no es así pues se trata de dos novilleros que pueden andar en esto de la novillería y que el sábado no dijeron convincentemente; un aquí estoy.

Roberto Román es un joven que  está preocupando por entrarle a algo que los novilleros tienen en el olvido, la cultura taurina, esa que está escrita en los capítulos de la nostalgia y que entre lo mucho que hay que aprenderle es a torear con torería, ¿pero cómo lo va a lograr?, ¿por pura intuición? Ni que fuera ‘El Juli’, más el problema es que a Román lo están llevando por el camino de la unitalla, esa que lo mismo le pude servir a uno que a otro, nada más que da la casualidad que este torero requiere se le instruya de acuerdo a sus características físicas, los toreros de piernas y brazos cortos  requieren de torear más habilidosamente, embarcar, mandar y despedir hasta donde se pueda haciendo de la habilidad la holgura que le permitirá no andar reponiendo en el ahogo,  obvio pa’ torear más desahogadamente, y urge que con su viveza, ya comprenda que ésta es una fiesta de tres tercios, no a tres caídas, es un torero valiente, ni duda, pero el ponerse o quedarse detrás de las cepas del pitón o de las orejas no lo hace más macho, e insisto estos señalamientos se hacen motivado por el hecho de que en Roberto Román, hay la posibilidad de cuajar  un torero ni mejor, ni peor que otros, solo diferente y eso en esto es mucho, como en mucho se le reconoce esa cara de seriedad con la que circundo el redondel,  apéndice en mano, así debe de ser.

Llego también Octavio Ávila ‘El Cozumel’ torero del que ya basta de decir que es el último de la legua, porque que trae sus avíos al hombro y usa cachucha,  ni maíz paloma, ¿o que queremos que todos los novilleros traigan sus capotes y muletas dentro de un Tupperware?, como ya se dijo fue jalón de taquilla, se esperaba de él, que a cojonazos abriera la Puerta Grande y con las peludas y el rabo se lo llevaran en volandas a la cocina pa’ que ahí se las guisaran aderezadas con una salsita de guajillo o de esa borracha que en Arroyo sabe a gloria y se las jamara bien acompañadas de unos buenos curados, lo que no sucedió, se esperaba que se pegara un arrimón de esos de luna de miel donde no queda ni pa’ un espacio, más allá de la transpiración del maridaje, toro y torero fundidos en un bronce de bravura y pasión, lo que tampoco sucedió, esperábamos que se jugara la vida con dramatismo, enjundia y entrega hasta salir con las tripas al aire, lo que tampoco sucedió, esperábamos que ya como colofón armara un broncón de órdago en que saliera con los platos sobre la cabeza, lo que tampoco sucedió, lo que si debe suceder torero es que usted inmediatamente se debe de alejar de quienes lo han venido aconsejando, que son los que le mataron riesgosamente antes de empezar su estilo atropellado, francote, entregado, arrebatado del que hoy privo a muchísima gente que lo fue a ver, aguas porque si sigue así, o se regresa a la isla de Cozumel, o termina en la isla de las muñecas en Xochimilco.

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