miércoles, 5 de enero de 2011

LA NOVENA DE LA TEMPORADA 2 ENERO 2011

Un Chato que fue ‘El Torero de México’ llamado Alberto Balderas, en un pleito con Silverio Pérez  encontró el ‘Compadrazgo de la amistad’ que murió al morir,  un año viejo.
Hace años un novillero a quién creo lo mentaban como el ‘Ojos Brujos’ de apellidos muy pomadosos, guardaba una amistad muy cerrada con Alberto Balderas, cosa que sucedía por el año de 1936,  año en que precisamente el novillero debutó en aquellos ‘Jueves Taurinos’ del toreo de La Condesa más lo anecdótico, fue que el torero nuevo se vistió de luces para afrontar el desafío torero en los altos del Café Tupinamba que eran las oficinas de una compañía aseguradora que en aquel entonces se denominaba centralmente como La Comercial propiedad del magnate de las oleaginosas Don Liberto Senderos, el caso es que el ‘Ojos Brujos’ frecuentaba rutinariamente la casa de la familia Balderas que se encontraba en las calles de Copenhague atrás exactamente del Hotel Aristos pues formaba parte de la caterva que acompañaba al matador Balderas y por ello pues conocía vida y milagros de Alberto y por muchos años este escribano se la paso escuchando anécdotas a granel del ‘Torero de México’ el que un día por estas fechas de los últimos del año pero de 1940 perdió la vida en la cuerna de ‘Cobijero’ de Piedras Negras.
Las platicas sobre aquella tarde trágica se sucedían debido a que el novillero referido le clavo un hijo a una rubia de cascos ligeros, (De aquellas del Bataclán) escuincle que a fuerzas de nostalgia y vagancia llego a empuñar la pluma con grado de cronista de la legua, por lo que el machaqueo sobre la cornada de Balderas engroso y de ahí hoy recuerdo que el tal Brujo vivía a unos metros de aquella casa que ocupo Silverio Pérez en la colonia del Valle y más pasos pero no muchos  de la casona- museo- taurino de Don Celerino Velázquez  o como se llamara el padre del famoso ‘Abuelo Velázquez’ en cuyo museo fue a parar por mucho tiempo el terno canario amarillento recamado en plata con el que palmó Alberto Balderas, ante esa relación de aquel novillero del embrujo  que lo unió fuertemente tanto con Balderas como con Silverio, es que años después en el libro ‘Silverio Pérez, diamante del redondel’ se recogen algunas anécdotas de primer testigo que protagonizaron estos dos torerazos y en el que resaltan el del pleitazo que terminó uniéndolos en un ‘Compadrazgo de amistad’, el de la última tarde que alternaron su travesía de fin de año y cuando a minutos de su muerte ‘El Compadre le desea suerte al ‘Chato’ pero sería en el otro mundo….
Así pues en el libro se lee que estando en la ganadería de Don Heriberto Rodríguez allá mas o menos por principios de lo años cuarenta y ya jalados por los tequilas y el tlachicoton Alberto Balderas saco a relucir que para él, el  mejor  torero del mundo lo era Rodolfo Gaona ‘El Indio Grande’ (al que por cierto el Rey Alfonso XIII le bajo la vieja) a lo que Silverio replico proclamando a Fermín Espinosa ‘Armillita’ como el más grande,  Balderas replicó <eso dices porque el te hizo torero>  esto calentó mucho más ‘Al Tormento de las mujeres’ quién le escupió a gritos a Balderas < Además  cuando hables de los grandes toreros tienes que hablar de mi hermano Carmelo> lo que como respuesta por parte de Alberto recibió un <Yo toree con el y no era torero sino un loco> en ese instante retumbo el bravío grito de ‘Cierren las puertas señores’ las mesas y la sillería volaron para dar campo a la arena y que los toreros se partieran la madre a gusto mas como a la mano estaban los estoques, las puyas y las puntillas el doctor Joel Marín previendo que aquello terminaría en un destazadero, pues impuso su respeto y dio por terminada la refriega antes que empezara a correr la sangre, luego  el tiempo se encargaría de engarzar a los artistas que tenían en común el darse a querer fácilmente y por cierto amigo ¿Para usted quién fue mejor torero Gaona, ‘Armillita’, o Carmelo?
El incidente fue más que aprovechado por los taurinos de escritorio quienes desaforadamente buscaban montar carteles con los nombres ‘pugilísticos’ mientras que éstos pronto dejaron en el olvido aquella faena, eso sí el incremento de sus honorarios se dejo sentir con punch, así llegó la tradicional Corrida Navideña en la tierra de la corregidora la siempre señorial ‘Opalina Queretana’ el 25 de diciembre de 1940 la que despacharon los toreros imantados después de lo cual regresaron por vía terrestre pasaportando galones de coñac pues la fecha así  lo ameritaba ya que Silverio esa tarde había colofonado una dura temporada  en la que hubo de todo, no así Alberto Balderas que todavía tenia que cumplir con el compromiso que había adquirido de alternativar al joven Andrés Blando ante el testimonio de José González ‘Carnicerito de México’ lo que sucedería con una corrida de Piedras Negras, aquel 29 de diciembre de 1940 en el albero de La Condesa.
Contaba el legendario y siempre bien recordado Don Pedrito Yllana mandamás de aquel histórico restaurante ‘El Tío Luis’ que el día previo a la corrida luctuosa acudió al lugar ‘El Torero de México’ en compañía de una noviecita mostrándose parco, distante, preocupado ¿<Presentiría a la parca?.
Así llegó la aciaga tarde y Silverio que ya andaba de asueto taurino, acudió a La Condesa a desearle suerte a ‘su cuate’ quién se hallaba más esquivo e incomodo que nunca en un trance en el que sin duda estaba pasando aceite cortado, salió el tercero de la tarde de nombre ‘Cobijero’ piedranegrino que en el orden le correspondía a ‘Carnicerito de México’ pero que el destino lo tenía marcado para que se llevara a Balderas a la gloria, el toro lo pescó por el sobaquillo, lo hecho a los aires y espero a que cayera para meterle el pitón zurdo en aquel cuerpo  acanelado y partirle el costillar, destrozarle el hígado y perforarle el pulmón para que Alberto por su propio pie llegara al burladero y  balbucear ‘Estoy muerto’
Y si eso sucedió hace setenta años, el domingo pasado como hace mucho tiempo que no vemos a un paisanito primero con el arraigo de aquellos dos y menos con el hambre de triunfo que se traduzca en pasión y jalón en los tendidos y ya de lo del ruedo pues seguir lamentando que se vuelva a traer  a la Plaza México una corrida de Carranco que está sólidamente confirmada como una ganadería de  dudosa estirpe que se inclina más por lo menos y el cartel como faja de buñi cincuentona, ‘guanguengue’ y  descolorido y así pues lo mejor es abreviar y olvidar la novena de la temporada.

El Bardo de la Taurina
Un iluso que todavía cree en la Fiesta

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