Como siempre que se esta en vísperas o, a horas de cerrar cualquier aventura de la memoria, se empiezan a esfumar trazos importantes, los olvidos se vuelven presentes, surgen los recuerdos y las asignaturas pendientes pasan lista y todo parece estar desordenado en cuanto importancia pero lo mejor siempre será meter a la espuerta aquello que en su momento haya brotado y ya luego los historiadores le darán orden, así que tal vez algo de lo más importante que sucedió ésta temporada que está en trance fenecíente fue lo que dejó de suceder porque en ello queda implícito el misterio que es especulación como por ejemplo ¿Cómo se hubiera desenvuelto la temporada si en ella hubiesen aparecido algunos toreros interesantes y por ende imantantes de taquilla? como por el lado nacional lo son Arturo Macias, ‘El Pana’, Jerónimo y por los ultramarinos desde luego Morante de la Puebla y ‘Pepe Tomy’ nada descabellado sería suponer que en el caso del aguascalentense su presencia hubiese servido para atorarles un cuñazo a los toreros de nuevo cuño lo cual hubiera hecho que rindieran mucho más e incluso que no se tiraran en algunos casos a la hamaca con lo que obviamente se habría beneficiado el serial, con ‘El Pana’, Jerónimo y Morante de la Puebla se pudo montar un cartel o más de esos que tanto gustan y que son los llamados ‘agitanados o de pellizco’, ‘Pepe Tomy’ sin duda hubiera sido un generador para meter un río de gente al tendido y con ello se habría alegrado en mucho el cotarro, pues los orgasmos que provoca el galapagueño con su presencia siempre son excitantes, pero bueno, las cosas se dieron y en términos generales en lo torerístico se podría decir que se salio tablas.
Lo muy destacable en el rubro de los tricolores se lo adjudicaron sin duda tres jóvenes que lo fueron (José) Mauricio Morett, Diego Silveti y Juan Pablo Sánchez, por los bicolores desde luego hay que señalar la cátedra que en actitud, valor, poderío, técnica, dictó ‘El Juli’ y soslayar que sin llegar a decepción las actuaciones de Enrique Ponce y de José Maria Manzanares no fueron lo convincentes que se esperaban.
En cuanto a lo torista la balanza anduvo bastante oscilatoria y al final de cuentas se decantó por los números rojos y en algunos casos alcanzó el litoral de lo reprobable y lo normal que siempre debería de imperar en cuanto a edad, trapio, kilos, bravura fue lo excepcional, aquí hay que señalar que precisamente por lo asentado, es que no se puede considerar de gran mérito lidias que se dieron entre lo bueno y lo decoroso pero por el hecho de haberse registrado con la complicidad de ‘Toros light’ pues desmerecieron y como dirían por ahí en la sobre protección llevaron la penitencia.
En el rubro de la imaginación que es factor medular a la hora de conformar los carteles lamentablemente la magia que se requiere por parte de la empresa en ésta temporada brillo por su ausencia en la mayoría de las tardes al grado incluso de haber escondido a algunos toreros y en otros de plano llegar incluso a lo incomprensible.
Referente a la actitud de los jueces o a su ‘jueceo’ solo decir que a la hora de que la historia los juzgue, ojala no vayan a salir muy raspados pues lo justo sería decir en su justicia que fueron equilibrados pues tuvieron lo mismo de cal que de arena, sin quererles dar un fallo o veredicto, permítaseme ser estricto y dejar el juicio a la conciencias de cada uno de ellos, que ellas para eso de los remordimientos, si los hay, son implacables.
Y vámonos yendo porque como hasta aquí ya nos leyeron, solo decir que el público anduvo como la bolsa de valores, no muy firme y las más de las veces a la baja hasta llegar a la decepción con el agravante que en la veintena de tardes, en todas, el cemento paso lista de presente, el tema da para más, por ello pronto lo retomaremos, y como es hora de cerrar la Puerta Grande, solo preguntar ¿Dónde están las llaves?
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