Eran los ayeres cuando imposible sería pensar que alguien le pudiera faltar al respeto a la fiesta del toro y del torero macho y mucho menos allá donde por Puerta de Cuadrillas la patria tiene a la pinturera y cachonda Tijuana que era escenario de aquel desfile de luminarias que lo mismo brillaban en las pantallas de plata que en la pandereta dorada y fue en esos tiempos cuando el siglo viejo se partía en dos mitades jugosas como nalgas de meretriz que en esos lares nació un predestinado porque eso es lo que son los toreros como verbo y gracia lo ha sido Rafael Gil ‘Rafaelillo’ y lo seguirá siendo por siempre porque él es de esos matadores que la coleta la llevan ceñida al corazón y por ello nunca se le podrá desprender.
Eran tiempos en que se admiraba a ‘Rafael de Portugués’ quién prendió la mecha pa’ que ‘Rafaelillo’ se encaminara en un paseíllo de nueve meses gestantes a conquistar un mundo nuevo y torero, que seguro le era familiar por que este tío desde el vientre ya venia envuelto en torería, conocí y viví al padre, (aquel personaje de ‘Más cornadas da el hambre’) conozco y he vivido al crió, lo cual es como sacarse la lotería dos veces y por ello puedo jurar con la mano en el corazón, que ‘Rafaelillo’ es mucho más que un figurín vestido de luces de bengala, vamos, pa’ decirlo templadito este hombre el de la piel moruna es tan diferente que con su sola presencia los maestros Reynaldo Torres el que por pincel tiene el tallo de una rosa de aromática inspiración o Carlos Juárez el de las manos mágicas que esculpe con la pasión del sentimiento, podrían llevar el arte a su máxima expresión y es que ‘Rafaelillo’ da pa’todo todo, y como no va a ser si a su rosario alternativado le cuelgan como cuarenta cuentas anuales rezadas con autenticidad que es la religión de su vida porque además no conoce otra.
Y es que así ha sido ‘Rafaelillo’ auténtico, sin dobleces, como su cuerpo mismo que es cartografía surcada por casi un tostón de costuras que emana de su propia piel y que en ritual de entrega y pasión ha sido mancillada por las astas de los toros y también por las de la vida, porque este personaje por su esencia siempre ha merecido algo más, pues para un ídolo de su talla siempre todo es menos, de ahí que se podría pensar que tal vez se debió despedir en Sevilla o en Ronda, mas yo me pregunto ¿ pero que pero ponerle a Texcoco que es el pesebre del aromático Silverio Pérez y del poeta Netzhualcoyotl?, mas que muina que la empresa no se entero del libro de oro que esa tarde iba a cerrar un majo y a los empresarios primero se le hizo bolas el engrudo y no colgaron en el cartel como era lógico a ‘El Pana’ y a ‘El Breco’ que aparte de ser compadres de Rafael Gil son los únicos paladines vivientes de la gitanería torera, luego se les olvidaron ‘Las Manolas y las Adelitas’ obsequiando flores, incienso, mirra para rendir tributo al del adiós, el arreglo floral con el que se debió de haber tapizado la arena relució por su ausencia, las calesas despejando paseo y alborotando con el abaniqueo de las bellas forradas de Mantones de Manila nunca aparecieron, el mariachi enmarcando la voz mágica de Magia la ‘Tonadillera de los toreros’ con aquellos acordes de ‘A donde irá veloz y fatigada, la golondrina que de aquí se va’ no se escucho, la herradura de perfumados nardos y rosas de castilla se quedo en Jamaica, solo una porra ‘La Libre’ le rindió tributo al maestro, ¿las otras?, bien gracias y los pañuelos de despedida con la leyenda ¡Hasta siempre! siguen planchaditos en algún bolsillo y las palomas mensajeras…….
Bordar sobre lo que ‘Rafaelillo’ fue para el toreo sería mezquino pues sus testimoniales fueron abanico de mil colores con el que esparció por todos los alberos los vientos de la lavanda y eso por sí solo ya implica impregnarse en los aromas del arte y del pellizco, del embrujo y de la fantasía, más lo verdaderamente mágico de éste símbolo viviente es lo que significó para la cultura taurina la que al conjuro de su nombre atraía como miel lo mismo a la afición chipén que a las gachís perfumadas, o a los torerillo de la legua que espiaban las manecillas del reloj para hacerle ‘el pasillo’ al torero cuando este empezaba a echar tipo a su llegada a los Viveros de Coyoacán lo que ya no se vera nunca más porque ‘Rafaelillo’ ahora a hecho el paseíllo al albero de la leyenda, ¡Torero con Aroma!, ¡Torero que de su vida hizo, gala de Vida!
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