jueves, 10 de enero de 2013

¿HOMICIDIO O NEGLIGENCIA?


Apenas hace unos días  y con motivo de que la época invitaba a ejercitar la reflexión sobre el estado que guarda lo que conocemos como Fiesta Brava, término que en los últimos años ha venido desgastándose como resultado de que la tauromaquia ha sido atacada en muchas diversidades por factores externos e internos es por ello que hoy El Bardo, vuelve sobre el tema o más bien sobre las heridas, más con el objeto de buscarles una sanación que sobre el de seguir lamentándolo, lo cual reitero, ya en días pasados tocó turno a algunos temas a los que hoy engarzo lo relativo a los papeles que deben de asumir por ejemplo;
Las autoridades gubernamentales que para efecto de la Fiesta Brava quedan responsabilizadas en dos vertientes, una que lo es, la que emana del gobierno del Distrito Federal y es de la que nos ocuparemos y que desemboca en la supuesta Comisión Taurina y uso el término de ‘supuesta’, por que por los resultados o más propiamente  dicho por los no resultados que de ella y de sus funciones no se ven, es que en mucho se debe a que la fiesta este empantanada comenzando  por el hecho de que para que los festejos fluyan coherentemente lo deben de hacer a partir de un Reglamento, que sea eso, precisamente un instrumento u órgano regidor, normativo que a la vez limite los excesos, regule lo que haya que regular y que a la vez le de seriedad a una fiesta que creo es la única en la que sí se comete un error, este se paga con la vida de los actuantes y aún más un día se saldará con la muerte de ‘intrusos’ que lamentablemente pululan en los callejones de las plazas, sí, adivino usted, me estoy refiriendo a un Reglamento mocho, in operante, débil, impráctico, obsoleto y lo peor de todo que aunque existe todo apolillado no se cumple como debería de ser, y ya se que los señores que integran la Comisión Taurina discreparan con lo aquí asentado y podrán argumentar a favor o en contra pero la realidad es que el papelito no está lo robustecido que debería y si no, solo unas cuantas preguntas comenzando por cuestionar a los actuantes o más bien a todos quienes de alguna manera u otra tienen que ver con el mundo de  la tauromaquia ¿Cuántos conocen el dichoso Reglamento?, y de ello se desprende otra pregunta ¿Cuántos lo han leído? La respuesta es que muy pocos y si no, ahí les van unos apoyos a mi aseveración ¿Por qué entonces los apoderados no han emprendido una solicitud de modificación a su conducción dentro de los callejones? Porque hasta donde se sabe el Reglamento ‘vigente’ inhabilita a los señores apoderados a estar ‘dirigiendo’ u ‘orientando’ el actuar de sus poderdantes desde el lugar más cercano al que estos realizan sus funciones toreras, es decir, si un apoderado nota que su torero está equivocando los procedimientos de la lidia de su toreo y este se haya realizando las suertes de capote o muleta en la zona de toriles, el apoderado tendría que pegar un ‘gritote’ a pulmón partido desde su área de confinamiento que se encuentra aproximadamente a unos treinta metros de distancia, esto por donde quiera que se le vea es absurdo y como resultado muchas veces trae el error y un error en la toreada puede o más bien en la mayoría de las veces desemboca en una cornada ¿Entonces, funciona o no correctamente el documento regidor?, obvio que no, y ya que por allá arriba mencione a los ‘intrusos’ que son todas aquellas personas que no tienen nada que hacer en el callejón, pregunto; ¿Más allá de que interfiere en las labores propias por ejemplo de los Mozos de Espadas o de los Subalternos, Monosabios e incluso Autoridades de Callejón algunos de estos profesionales o sus gremios han puesto alguna queja al respecto? Y algo peor, el día que se brinque al callejón un toro o novillo y le zumbe una cornada a uno de esos ‘intrusos’ que lo lleve hasta la muerte ¿quien va a ser el responsable de ese homicidio? A quien se va a juzgar y a condenar ¿al burel?
Aquí solo nos hemos ocupado de dos aspectos los cuales por sí solos darán mucha tela para la reflexión, ante ello ¿vamos dando chance a que los señores responsables de evitar que esto siga en la anormalidad continúen durmiendo en su laureles? o de una vez por todas, ¿alzamos la voz?

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