Sin Tapujos
CAVAZOS Y SU REGRESO
Bardo de la Taurina:
León
es una ciudad que por los motivos que sean lleva el nombre de un animal que es
rey entre los de su especie y que seguramente por la castración o tatemada de
neuronas de los carroñeros sociales del ayuntamiento leonés, los que sacian sus
fauces con el dinero que los ciudadanos les arriman y que en gran tajada deben
provenir de esa industria tan orgullosamente leonesa que consiste en matar a
como se pueda a miles de animalitos nonatos y animales adultos de ambos sexos
pa’ descarnarlos hasta arrancarles sus pieles y convertirlas en zapatos, botas,
bolsas, carteras, cinturones y muchísimos derivados más, producto de la matanza
animal que los de León transforman en marmaja.
Todo
esto bajo el orgullo de los regidores que en estos días han prohibido la
instalación de circos que usen animales en su espectáculo, así como la
asistencia a los menores de 14 años a las corridas de toros y a las peleas de
gallos, y pregunto, ¿por qué en esa
tierra? donde nació Rodolfo Gaona, el ‘Papa del Toreo’ el que fue coronado con la tiara
santísima, el que pa’ que lo sepan los
ignorantes del ayuntamiento, salió de una escuela de cuadrilla infantil. ¿Se es
mayor de edad a los 14 años?, ¿será porque en Guanajuato al alcohol se les
volvió un himno?, ¿o porque ahí se desvirgaba
y violaba a niñas de 14 años?, ¿o de las canciones de José Alfredo y de las
Poquianchis ya no se acuerdan los despistados regidores de hoy? Porque hasta
donde sé las cantinas siguen abiertas con su música incitadora y de leoneros mejor
ni hablamos, porque hay cosas ‘más importantes’ como promover desde un lugar de
Guanajuato el uso de la mariguana. Por cierto, se habrán preguntado los
legisladores guanajuatenses ¿A cuántos niños menores de 14 años puede dañar el diabólico
proyecto?
La
situación que están ejerciendo los retrógradas del ayuntamiento leonés, que más
que antitaurinos son anticulturales, antiartísticos, antitradicionalistas y
antihistóricos, va más allá del hecho fanfarrón y lucrador de ‘simpatías de votantes’
de esa caterva que aprisionan pajaritos dentro de rejas de colores, que secuestran
pececillos en cuevas de cristal, que coartan la libertad de los perros
amarrándolos con cadenas, sin contar con las resorteras que les compran a sus
niños menores de 14 años para que asesinen, pájaros, ardillas, conejos, cuyos,
topos, lagartijas…
Ante
esto, ¿cómo van a responder ganaderos, toreadores, empresarios, porras y afición
guanajuatense? ¿Yéndose a lamer la herida y a llorar la pérdida ante una
botella de tequila en el legendario
‘Panteón Taurino’?, ¿ya se manifestó un líder que encabece el movimiento por la
defensa de la libertad de educar a los hijos y por ende de gozar de la Fiesta
de Toros?
¡Ai
le hablan!, matador Eloy Cavazos, a usted que es tan protagónico, que tiene un
verbo más ágil que un político en campaña, que es diestro en meterse por donde quiera, que tiene el tiempo para
entregarse a esta faena, que le sobra el parné pa’ afrontar los gastos
inherentes, que tiene un nombre harto popular como pa’ abrir las puertas de los
congresos, ayuntamientos, gubernaturas y hasta de la Presidencia de la República,
sí, matador Cavazos, ese es el toro de la inmortalidad que usted debe lidiar hasta
doblar a los ojetes incultos e impostores que se atreven a mancillar, no solo
la fiesta, sino el derecho de los niños. La faena o más bien la refriega va ser
ardua y larga porque habrá que librarla no nada más en León sino en otras ciudades
y estados.
No
se quede sólo con el título de ‘El Pequeño Gigante’ de los ruedos de un país
donde una vez hubo fiesta, sino como ‘El Gran Gigante’ de la tauromaquia
tricolor, esa que sigue ondeando entre otras cosas gracias a la lucha del
matador Eloy Cavazos. ¡Venga, vamo' ya!
Leonardo Páez:
Destroncando
a los animales metidos a demagogos servidores públicos –por ahí quedan legiones–,
el Bardo francamente se pasó de faena, y si no es porque remata su arenga aludiendo
al controvertido e incansable maestro regiomontano, le tocan los tres avisos.
¿Por
qué vuelve Eloy Cavazos?, se preguntaría la inolvidable Conchita Cintrón y con
ella lo que va quedando de la afición. ¿Acaso regresa porque se torea más chico
y más manso que nunca?, ¿o porque en las políticas empresariales del duopolio
taurino no está sacar nuevas figuras ni confeccionar carteles que saquen
chispas? ¿Quizá a que ninguno de los que figuran tiene imán de taquilla?, ¿o a que ya basta de dejarle todo el pastel a
Hermoso? ¿o porque para lo que en muy buena medida él, Manolo y Curro
propiciaron, él tiene una solución? ¿Tal vez ya no sabe qué hacer en su casa? A
saber. Ojalá algún publicronista experimentado atine a preguntárselo.
Si
los presidentes del PRIAN no hubiera suprimido de su agenda política el tema
taurino, supuestamente debido a un clientelar acuerdo con los chiquillos del
Partido Verde Ecologista, y según los malosos por órdenes de Washington y su torpe
idea de lo política y culturalmente permitido, otro gallo nos cantara.
Pero
el actual mandatario, querido Bardo, al igual que sus antecesores De la Madrid,
Salinas, Zedillo, Fox y Calderón –estos dos últimos vergonzantes taurinos de
clóset–, también entiende la modernización del país que pretende gobernar a
costa de la supresión de sus costumbres y tradiciones, sobre todo de aquellas
no avaladas por la política gringa y su retorcido concepto de civilización.
Funcionarios municipales y estatales sólo acatan órdenes.
Eloy,
con sus indiscutibles talentos y habilidades, sabe que le espera una fiesta
brava del país donde prevalecen novillones despuntados en vez de toros,
repetitividad dócil en vez de bravura, toreros cuña perpetuos en vez de
oportunos relevos generacionales, magníficos prospectos sistemáticamente
relegados en vez de rivalidad apasionante, y un público aficionado a apellidos
en vez de a la bravura y al arte de la lidia. Es muy difícil entonces suponer
que Cavazos esté dispuesto a modificar tan lamentable situación.
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