El juez de Plaza
México Gilberto Ruiz Torres, después de un diálogo le decía al Bardo estas ¡Amargado!
el calificativo me calló francote y
cojonudo, mas he meditado si el adjetivo
de Amargado está maridado con el de realista o decepcionado y como no voy a
estar Amargado después de asistir el sábado
a la Plaza de Cinco Villas a presenciar un cartel conformado por seis jovencitos que estaba visto desde en de
´nantes con la salvedad de rigor no tienen el carácter, la capacidad y el toreo
pa' siquiera pensar que van a comer de
esto tres veces al día y menos con manteca, así les metan toros por las orejas y el rabo, fui
testigo de una novillada en la que por primera vez, no se escuchó un ¡OLÉ!, vi que los bureles no ofrecían mirra pero también
que a la mayoría de los de luces les faltó,
técnica, capacidad, inteligencia, viveza, claridad, habilidad, imaginación,
hambre de triunfo, mando, temeridad,
enjundia y por algunas de estas causas
entre otras hicieron ver más complicados a los novillos como por ejemplo al
permitir herraderos en varas y arpones y
después fueron incapaces de sacarles lo que
aunque muy adentró tenían algunos
novillos, ¿dónde estuvieron los doblones riñonudos, el toreo por la cara, el
toreo por alto, los muletazos temerarios
y los destronques rematados con escalofriantes desplantes? y pa' rematar en las
caritas de todos ellos en ningún instante apareció un rictus de decepción, de
vergüenza por no cumplir, de contrariedad, de rabia por no haberse tatuado en
el ánimo de un público de almíbar para el que hoy son invisibles.
¡Sí, estoy Amargado! Y ya en la soledad como aquel 'Tonto de la
Colina’ le pregunto a la luna ¿dónde están los Félix Guzmán, los 'Joselillos',
los Valente Arellano? sigo rumiando mientras inquiero ¿de que sirvió esa frase
de aquel novillero cumbre llamado Manuel Benítez Pérez 'Si el toro no embiste,
lo embisto yo’?
Ya cállese pinche viejo amargado, porque al
rato va a pedir que los novillerines se salgan del cliché, que toreen con arte,
con largueza, con hondura, con entrega, con pasión, con temple, con aroma, con
imaginación, que se coman al toro vivo, que sellen con personalidad, que estén
conscientes que si no triunfan a como sea se van a formar a la cola a esa que
comienza en la legua donde cien desalmados se parten la madre para salirle a un
pitón que trae la muerte en los diamantes y hay que besárselos pa’ que la gente
los tome en cuenta, y es que en esto si se quiere ser Diamante y más del
redondel hay que arrimarle la panza a
los diamantes, decía ‘El Ogro de la
calle del Pino’ - ¡quítese los tenis y los raídos calcetines, le quiero ver las
ampollas, los callos, las plantas quemadas por la carretera y de una vez
descamísese pa’ constatar los verdugones y los fuetazos de los caporales, los
varetazos, las cornadas y enséñeme los dientes filudos de arrancar orejas a
como sea y ‘Don Difi’ seguía ¿y sabe usted granuja, que traía Juanito Lavín en
la bolsa la tarde mortuoria? la dirección de su madre pa’ que le avisara que su hijo se la había jugado en un pueblo sin nombre, porque si no se le montaba
al toro se la pellizcaba en los carteles del mañana, ¿sabe por qué a ‘Joselillo’
la empresa lo repetía en la Plaza México, una tarde si y la otra también?, porque impactaba y triunfaba
a como diera lugar.
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