Arte con Arte, en el Arte de Mónica Sequeiros
Hay que reconocer que la señora, futura setentona, la
de los holanes de concreto y el ombligo de arena que asienta su longevidad en
los rumbos de la Noche Buena y que es plaza que como mujer guapetona es
caprichosa, mas cuando se le da gana se acomoda la vestimenta de gala y lanza a
los cuatro vientos uno de los cartel inaugurales más rematados que se pueda
exigir en cualquier fiestón y es que como dijera Don Francisco Rubiales que de
‘Malgesto’ no tenía ni la cara ¡Oiga usted! ver a Diego Emilio, Antonio Mendoza, Carlos
Casanueva con novillos de Villa Carmela, ¡esta suave!, esta es la línea que hay que tirar a la hora de armar
carteles en la plaza grande, porque hay que repetirlo una cosa es amalgamar
una terna con toreros que tienen que aportar, triunfen o no, porque esto de la toreada es muy
circunstancial y otra cosa muy diferente es armar un cartel a base de
novilleros que aunque una tarde puedan ‘equivocarse’ y hasta cortar una cola
jamás de los jamases van a dejar huella
por la razón de que no tienen con que aportar absolutamente nada extraordinario
y por eso desde épocas remotas vengo sosteniendo que cuando se
contrate o se les brinde una oportunidad a los novilleros que no vienen
respaldados con solidez taurina, esa que no tiene nada que ver ni con billetes,
ni con recomendaciones, ni con ternos de ‘figuras’, ni con campo a granel, ni
con un diplomado de academia taurina, ni con una sonrisita, ni con prensa
pagada, o con redes sociales superfluas,
o con coba apantallante se les debe de advertir a los novilleros; que si no
se entregan en cuerpo y alma, si no se juega la vida con dramatismo, si no
sudan pasión, si carecen de enjundia, si se esconden bajo el pretexto del que
el novillo no se prestó, se les deben de cerrar las puertas con candado para
que sepan que en esta fiesta el maná no cae del cielo, porque por eso los
novilleros que no son nadie (y aclaro
que hay otros que si lo son), salen disfrazados de pavorreales, con una
displicencia como si tuvieran firmadas treinta novilladas por delante y por eso
cuando los novillos no traen las orejas a punto de que se les desprendan, pues
al carajo con la entrega, con el morirse en la raya y si a eso le sumamos que
carecen de técnica y que el torear solo lo medio entienden como tratar de pegar
derechazos y naturales pre fabricados pues estamos jodidos, y aún más lo he
dicho y ahora ante el inicio de este serial que aunque comienza como ya lo dije
con los más halagadores vientos y que no va ser posible continúe con ese tenor
por la razón de que actualmente no hay la suficiente materia novilleril y
entonces se tendría que echar mano de novilleros desconocidos, trillados,
adelantados, engañadores o pasivos.
Y bueno porque en lugar
de que la empresa tenga que cumplir con el requisito de las doce novilladas en
línea, no divide el compromiso en dos categorías la de los diez o doce
novilleros que son los que van a caminar
y solamente con ellos da seis novilladas fuertes y si la cuerda aguanta se
sigue y las otras seis forzosas las da
los jueves pa’ marcar una diferencia entre los toreros, esta idea le alcanzaría a la empresa para librarla
satisfactoriamente, ¿lo dudan? ahí les va una tesis el domingo por la sola ley
de las probabilidades de sus antecedentes dos novilleros entre Diego Emilio,
Antonio Mendoza o Carlos Casanueva, deberán de abrir la Puerta Grande; a ese
par los repiten a los ocho días en mano a mano de triunfadores inaugurales y el
que resulte airoso al tercer domingo lo programan con Leo Valadez y con otro
más y del resultado con altas posibilidades podría salir
otro mano a mano o cuando menos una repetición, con eso ya irían en una
tercera parte de la temporada y con novilleros de interés, lo que ayudaría a que
la gente le tomara gusto a la temporada.
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