Cuando en la década pasada el ‘Güerito’ que
hacía cuadrilla en su infancia con Nacho
el 'Jitomatero' el del tendido bravo de sol y el 'Chato Parada' al que un toro le redujo un
remo, en esas parcelas que aunque están
una enfrente a la otra, el barrio y el mercado
de la Merced no son lo mismo como se
podrá leer en breve en el libro 'Centro Histórico, crónicas al vuelo' de Librería
Tauro la que es vecina de San Ildefonso donde usted estudio entre la calle del
'Taquito' y la del 'Salón España', mas ambos eran escenarios de quien por duelo
de padre llegara a ser señor de las corbatas color negro, el mismo que de ‘una a tres’ cada vez que las campanas de catedral sonaban metía en la canasta como torero, bueno a miles
de radio escuchas a los que una tarde entero de que le estaba recomendando al
Bardo que acudiera con un psiquiatra y aclaró que fuera taurino, ¿pues qué cree
figura? del madrileño estudio 'Tabaco y oro' que ahora si le voy a tomar la
palabra, porque lo que ocurrió el domingo último en que fuimos a recordarle a usted en
la vetusta Plaza México, la que con micrófono enlutado por su deceso pidió que lo aplaudiéramos,
pero le cuento maestro, que previó a ello salude al ‘Señor de los libros’ en la
acera donde se va a construir el Hotel Brisas Plaza México y que es donde por decenas
de años el abogado torero Pepe Rodríguez instala su cultura anecdótica y
también editorial, después David Guízar el de la birria me llenó la panza de a grapa
lo que agradezco rete harto, hasta ahí todo iba a
toda madre, mas luego que me formo a las cuatro de la tarde en la taquilla
donde se supone podíamos comprar cartoncitos de acceso para las barreras,
lumbreras y balcones y que empiezan a
avanzar los minutos y la fila no más no avanzaba y la gente 'pos' a
desesperarse porque además el señor taquillero se había 'metido pa' dentro' el
caso es que se regó el rumor de que se
les había caído del sistema ¡en la madre! los ánimos a nivel banqueta por la
culpa de la modernidad, total que cuando
ya se arañaban las cuatro y media salió una señorita con traje sastre azul marino
y un señor con el consabido waki toki,
la de la voz femenina dijo 'así como
están formados únicamente quienes vayan a adquirir barreras síganme y en las
oficinas les vamos a vender los boletos’ (cartoncillos) y ahí te vamos, mas
como los de las otras localidades se le arremolinaron a la dama en reclamo de
la discriminación esta se atoró y entonces el Bardo se ofreció a llevar hasta las oficinas a la
gente y ahí voy echándole un avío a la empresa, ya en el dintel de la entrada
vislumbramos la barra de recepción y ahí nos dijeron 'sólo pagó en efectivo y
no hay cambio’, en un cacho de papel apuntaron el número de boletos que cada
uno quería y fueron a traerlos de adentro, a mi menda como traía morralla de
los bolados pa' pronto que me dan mi
cartón y córrele en chinga a encontrar la primera puerta, eso sí con la lengua
de fuera como cabestro, entrando y sonando los acordes del Cielo Andaluz, llegue
a mi barrera de sol y ¡ay licenciado! no sé sí por haber bajado a tropel los cuarenta escalones o
porque que voy viendo las tablas del ruedo pintadas de espantoso morado betabel
casi me infarto.
Luego en vez del tiro de mulillas clásico, tradicional,
imprescindible como esas que el Dr. Gaona tenía en quintilla educadas para el
oficio por Don Pedro Luceiro y ‘Moralitos’ sacaron una pick up con propaganda de la
telefónica de su cuate $lim lo que con justa razón ante lo inverosímil y
denigrante del hecho provocó la
indignación y el repudio colectivo, me cae periodista que me quede mudo y por
ello ahora si le tomó la palabra y prometo en las próximas ‘24 Horas’ recurrir
a un psiquiatra taurino y decirle que estoy así de deprimido, traumado y jiñado
porque mancillaron y apuñalaron una de las más bellas tradiciones taurinas, y
no es que haga tango pero ahora si ‘por
una cabeza’ tocamos fondo, hasta nunca más, inolvidable personaje que igual que
la Fiesta Brava en México, fue sepultado bajo la lluvia.
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