Por
Bardo de la Taurina
El chaval le ha de haber preguntado ¿Qué onda papito? – pos
métase al ruedo pa’ echar relajo aquí con el torito – pero no
traigo botas – que importa si ya ve que el torito esta rete mocho – pos
entonces si apa... y como lo que iban
hacer padre e hijo a todas luces era
disparatado pues que el escuincle se monta en los lomos del caballo ‘Disparate’
y a darle que es mole de olla, la gente pensó primero que estaba siendo testiga
de un acto jamás visto el que un espontaneo a caballo saltara al albero, luego ya
se dieron cuenta que estaban viendo era dos Hermosos bueno en esencia porque
en realidad las suripantas y meretrices
de la región comentaron que el chiquillo no es tan hermoso como su famoso
padre.
Ya con los centauros montados sobres sus cuacos ¿qué cree
usted que sucedió? que el torito que aunque era bravío y de casta valiente dijo
– ‘no la chiflen que es cantada’, a mí me trajeron pa’ que le embistiera al
Hermoso mayor y ahora se quiere pasar de lanza pidiéndome que divierta a su
criaturita.
Ante esa desventaja de dos caballos contra un toro, pues el
burel decidió no hacerles el caldo gordo y se
pintó de colores y yéndose a rumiar su coraje a las tablas, al ver esto
Pablo le dijo a Guillermito aguánteme mijo,
ahorita lo saco de su refugio y echándole habilidad con ayuda de la maestría de
‘Beluga’ lo encelaron con brinquitos y coletazos hasta que logro sacarlo de las
tablas y como no lo iba a hacer si pa’ eso es no nada más, el más hermoso si no
el más poderoso de todos los caballeros y como muestra la maestría con que se
llevó al torito pintado de amapola y aceituna y lo dejo justo donde al rejoneador se le dio la gana que era el
sitio donde embestiría sin pretexto.
Como lo reprobable continuaría, pues ahí seguía el navarro
traicionando a la corrida y alentando a un rejoneante pirata, pues sacaron unas
cabalgaduras que fueran acordes con el bochornoso acto y fue así que los
Hermosos aparecieron montando a ‘Barrabas’ y a ‘Pirata’, el de mayor edad tomo
un par de banderillas y le dio una al de menor edad, los palitroques eran
cortos pues el torolullo por su inconformidad con lo que estaba pasando o más
bien de lo que estaba siendo cómplice y hasta víctima, se negaba a embestir, una
vez que le colocaron las orejillas de palo, Pablo el hermoso al percatarse que
en su cajón de hierros no venía ningún esmeril pa’ rebanar en dos la hoja de
peral, se tiro a matar solito, pa’ después repartirse una orejita por piocha.
Lo acontecido sin quererlo esta sirviendo para subrayar lo aquí
escrito la semana pasada, en el sentido que las ferias de España nada tienen
que ver con las de México y por si hiciera falta todavía algo más horroroso, la
prensa local tomó el hecho como un pasaje rosa, aplaudible y hasta histórico, lo
que colaboró a mancillar más la fiesta que estamos tratando de defender,
siempre lo he sostenido los peores enemigos de la misma están dentro de ella.
¡Ah colegas ibéricos! ahí les encargo en el improbable caso
de que esto suceda en alguna feria me avisen, mientras tanto me voy sentar pa’
no cansarme.
Ni duda cabe cada
quien tiene la fiesta y la feria que se
merece y esto sucede porque el público que pago carísimo por ver al rejoneador número
uno del mundo, no nada más se quedó callado, sino consecuente y hasta aplaudió el fraude. ¡Mecachis en la mar salá!
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