Tauroplaza México
Los tiempos
de hoy son diferentes y lo son porque el público es diferente, también los medios de información, ahora son
más alegóricos, más cómodos, menos enterados, más divagantes, sin comprometerse,
salvo los pocos solventes, más lo importante es que sepamos, que está
funcionando y que no, reconociendo que hay estilos o manera de hacer las cosas,
sin perder de vista que hay rangos de lo razonable y es ahí donde la manga esta
rete ancha y por ella cabe la crítica que no es lo mismo que criticar, por eso aquí
no tenemos empacho en señalar que a la Plaza México le han ocurrido algunas
situaciones como ocurren cuando uno estrena casa y chamba, mas no por ello
vamos a satanizarle máxime que ha demostrado que tiene capacidad de remediar o
mejorar sobre la marcha, a veces se hacen cosas buenas que no lo parecen, otras
se dan sin pensar o pensando que no va a
pasar nada o cuando menos eso pensamos
quienes no estamos enterados por inocentes o por ignorantes de los trasfondos,
como yo mismo el domingo entre mi vista cansada, mis espejuelos mal graduados y
mis binoculares piratas como que no
enfoco ‘very well’ y luego ni conozco a
todos los personajes ni muchísimo menos ellos a mí (no se pierden de nada)
porque las cosas como son, los señores están muy arriba, aunque yo también soy
de arriba, nada más que de general cuando está abierto (y con boleto que me
pago) más desde donde me ancle me pareció
que el Director Taurino estaba ocupando una barrera de las coloradas y esto me
llevo a pensar que la responsabilidad de la operación administrativa y práctica
de la plaza, esa tarde debió de haber sido delegada en alguien. ¿Quién fue ese
alguien?, lo ignoro, pues no creo que Don
Mario Zulaica haya puesto el manejo y control del festejo en piloto automático,
pues ni que la corrida se pudiera
manejara robóticamente o por twitter y me queda claro que la función del
representante de la empresa es muy
diferente a la del inspector de callejón y acepto que en este caso me declaro
incompetente de saber lo que ocurrió.
NTRZacatecas.com
Como la Plaza
México es una basílica, hay que estar presentes en su presente que lo es la
temporada de novilladas, cuyos novilleros por presentarse vienen surtiditos
como los nanches de Pénjamo algunos atractivos y otros no tanto pero dejemos
que esos chavales demuestren quienes apuntan pa’ madurar y quienes tendrán que
tomar el camino de la pizca, más en cualesquiera de los casos sepamos de
antemano que estos toreadores andan todavía como los papalotes de Atizapán, que
no terminan de levantar el vuelo ¿y sabe usted porque?, porque la mayoría no la
traen muy clara no nada más en lo de las
boletas técnicas sino que a muchos no les ha caído el veinte de lo que
significa ser novilleros y por ello creen que por el hecho de que algunos han llegado a la puertas de cuadrillas pisando
la alfombra rosa la van a librar, ¡no! esto no es de panzazo como en el
certamen ese de ‘Descubriendo un torero’ donde más bien se descubrieron carencias
de un buen número de novilleros, los que como panquesitos Bimbo con muy bonita
envoltura pero que por dentro no saben a nada, faenas como boda de embarazada
muy forzadas, ¡no, no, no! esto es de
contundencia, de arrerebato, de tripas al aire, de orejas en el morral lo demás
es torear a la modernita donde el halago superfluo, el Instagram, el Photoshop,
las redes sociales son la fantasía, por
cierto que estas nunca han hecho a una figura de la novillería…tal vez en Plaza
Sésamo les compren el cuento pero en la Plaza México, no solo hay que
justificarse, hay que triunfar hasta salir con las asentaderas sobre los
hombros de los aficionados, los de las gargantas sequitas de tanto gritar
¡Torero, torero! ¡Venga Chavales! ya llegaron a la grande pues no la derramen porque
el mañana igual no llega bueno eso dicen los diputados, los que nos traen distraídos
con los niños, mientras no solo su niño artillero sino toda su turba ya está a
la puerta y en una de esas van a soltar el bombazo y entonces tendremos que
empezar a escribir en pasado.
Arte Mundo Toca
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