miércoles, 18 de marzo de 2020

¡A leer!


Bardo de la Taurina
La vida en su devenir de sol y sombra trae consecuencias de diversas índoles,  las que a la vez  nos ponen obligatoriamente a buscar alternativas, si es que las hay, como lo sería entre algunas; la de meter la cabezota en la arena al  estilo de las avestruces, otra es el sentarse a ver la procesión de los aconteceres mientras desojamos la margarita, una socorrida  es la del valemadrismo y alguna más sería la de meterse al embudo del reciclaje y reinventarse, que en lo estrictamente taurino será la alternativa de quienes tienen por costumbre el basar sus letras conforme se van sucediendo  las corridas a las cuales en el momento actual las han corrido de las plazas con el letrerillo de; ‘Aquí nos volveremos a ver, cuando haya chance de verse’, ¿Y qué va a pasar con los bureles que se pongan el frac de la edad y la seriedad?, podría ser una gran oportunidad que habría que aprovecharla sin descontar el otro lado de la moneda, donde los perjudicados serían los novilleros, porque los novillos cuajados se los van a merendar otros y así el tobogán.

El tiempo en que esto suceda, ni siquiera los sabios de los cálculos lo saben, aunque haya quienes se atreven a fijar fecha de reactivación, con razón ya no encuentra uno  en los chachareros esotéricos bolas de cristal porque desde en den antes  las acapararon los iluminados, pero esto de las corridas no va a ser como reanudar una corrida de Toritos Veracruzanos (Fonda del Recuerdo) por la simple razón que desde antes de la crisis de salud  física, ya estábamos en el  despeñadero de la salud económica y en los toros más que afición se requiere de parné.


 Pa’ los viejos como mi menda, guardarse en casa nos brinda diversas oportunidades y una de ellas es el volcarnos sobre nuestros libros, muchos de los cuales los hemos comprado como dice la canción por purita vanidad y descubrir o redescubrir historias y leyendas que siempre nos van ayudar a ampliar nuestra cultura taurina  y entre esos libros uno se nos puso de pechito y  tiene más que sobrado el mérito  de  recomendarlo  se trata de: ‘MÉXICO DIEZ VECES LLANTO’ de la autoría de Fernando Vinyes Riera, editado en 1991 por Espasa Calpe en Madrid y forma parte de la colección; La Tauromaquia, al que le corresponde el número 36 de la colección, los datos ahí hervidos son interesantísimos y las imágenes reveladoras como esa donde se aprecia que esa forma de llevar el capote de luces sobre ambos hombros tan en uso por los Silveti,  viene mínimo de “Pepe” Ortiz que apareció en 1925, el tirarse a matar sin muleta  como hoy lo hace José  Adame, desde 1930  “Carnicerito de México”   ya recurría a ello, una fotografía de por el año 1927 nos revela al maestro “Armillita” ejecutando la  Gaonera de rodillas y hoy vemos Arrucinas de hinojos que técnicamente son menos complicadas y entramos en éxtasis,  en textos me preguntaría si los comunicadores de hoy día se referirían a que un torero (Miguel Freg, 1914)  -fue degollado por un novillo- ¡claro que no! hoy la terminología real y cruda asusta, ya no se diga la crítica, ¿cuándo hemos escuchado a uno de los del micrófono decirle a un torero?, no pudo usted con el toro que tenía cara de novillo y además estaba despuntado…


 Hace unos días recibí con emoción y con gratitud enorme de mi parte, la visita de Luis Ramón Carazo (aprovéchenlo pa’ las tertulias grupos, el aprender nunca está de más) y entre lo que charlamos fue la diferencia entre el expresarse de los maestros del ayer y de los que hoy caen en un medio si no es que arman  el suyo propio lo cual se valora porque es un recurso que los tiempos modernos permiten, pero lo que nunca será igual, será como se versaba antes, como ejemplo de ello les comparto esta joya  barroca sobre la muerte de Ignacio Sánchez Mejía, escrita por el Don Fernando Vinyes autor del libro referido:
 -Ignacio Sánchez Mejía  feneció aureolado de su romanticismo impetuoso y como colofón a una vida apasionada, viril, vehemente y fructífera- (¡híjole! hasta dan ganas de morirse).

Y aquí aprovecho a título personal pa’ decirle que si en dos semanas no me lee, se  debe
A que El Bardo dejo de largar porque se lo cargo la chingada y se fue al carajo sin acreditación y sin haber sableado jamás a un torero, por eso no le alcanzo ni pa’l epitafio.

Desde luego que hay personas que no les interesa la semilla del fruto, sobre todo si se es joven   o de la última decena del pasado siglo o hasta los de 1980 pa’ acá,  a los que siendo sinceros solo les tocó  en este siglo  relevantemente la despedida de “El Pana”, en donde no se despidió el 7 de enero del 2007, la cornada que le infirió el toro ‘Navegante’ a José Tomás  el 24 de abril del 2010, eso de lo que pudieron tal vez ver y de los recuerdos mayúsculos pues la muerte del “Compadre” Silverio Pérez el 2 de septiembre del 2006, el  deceso  de Manolo Martínez 16 de agosto de 1996, y la muerte de Valente Arellano el  4 de agosto de 1984,  popularmente y sentimentalmente con la franela  se recuerdan dos faenas sin que necesariamente hayan sido las mejores; la de Guillermo Capetillo a ‘Gallero’ de Cerro Viejo el 30 de enero de 1994 y la  de “El Pana’ a ‘Rey Mago’ de Garfias en el ya citado 2007, hechos  trascendentes, sí, pero fríamente en cantidad muy pocos, ante eso podríamos pensar que a las nuevas generación les es difícil aquilatar en todo el toreo actual por no tener punto de comparación, lo que los hace fáciles presas del engaño, tan es así que un taurino  medianamente maduro,  hoy día no se traga un toro adelantado, una faena sostenida por alfileres, una oreja dadivosa y una crónica mentirosa, por eso en muchas plazas se arma una feria con la misma ligereza que una carpa cirquera, así que no nos extrañe que en un futuro nos anuncien como base de cartel al “Platanito”.


¿Qué van saber los tauro-millennians, que es un toro bravo  desbordado de celo?, si nunca lo han visto como aquel ‘Michín’ de San Diego de los Padres que le pegó aquella pavorosa cornada a Carmelo Pérez después de la cual mientras llevaban el cuerpo del torero por el callejón, el toro lo seguía con el hocico por arriba de las tablas,  ¿Cómo  van a saber lo que es que una plaza ruja desde el reloj? Si ya se fue Eloy Cavazos, ¿Cómo van a saber lo que es carácter? si ya no está Manolo, y hoy a lo más que se llega es a levantar la ceja a lo María Félix por una oreja no obsequiada,  ¿Cómo vamos a hablar de arte si nunca vimos torear a Fernando de los Reyes “El Callao”, ¿Cómo vamos a hablar de personalidad, si no vimos a Lorenzo Garza?, ¿Cómo vamos a saber lo que es que un toro le saque las tripas a un torero, si no vimos a ‘Bermejo’ de Xajay sacárselas a Antonio Lomelín? y por eso hoy nos impresionamos conque un toro le eructe en la pierna a un torero, ¿Cómo vamos saber lo que es hacer una crónica, si no leímos a Carlos León?, ¿Que vamos a saber de micrófonos  y de pantallas si no escuchamos y vimos a “Pepe Alameda” o a “Paco Malgesto”? de todo esto vamos a tener una referencia si nos ponemos a leer, de otra manera el gusto nada más será óptico y nos estaremos perdiendo de apreciar una faena técnica, de poder a poder, de valor sereno con lo que la fiesta que veamos seguirá siendo reducida y si a eso le agregamos el factor, coba, melcocha, mentira, engaño, pues más que afición se estarán cultivando focas aplaudidoras en los tendidos o villamelones con cataratas.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario