Bardo de la Taurina
La vida en su
devenir de sol y sombra trae consecuencias de diversas índoles, las que a la vez nos ponen obligatoriamente a buscar
alternativas, si es que las hay, como lo sería entre algunas; la de meter la cabezota
en la arena al estilo de las avestruces,
otra es el sentarse a ver la procesión de los aconteceres mientras desojamos la
margarita, una socorrida es la del valemadrismo y alguna más sería la de meterse al embudo del reciclaje y
reinventarse, que en lo estrictamente taurino será la alternativa de quienes
tienen por costumbre el basar sus letras conforme se van sucediendo las corridas a las cuales en el momento actual
las han corrido de las plazas con el letrerillo de; ‘Aquí nos volveremos a ver,
cuando haya chance de verse’, ¿Y qué va a pasar con los bureles que se pongan
el frac de la edad y la seriedad?, podría ser una gran oportunidad que habría
que aprovecharla sin descontar el otro lado de la moneda, donde los perjudicados
serían los novilleros, porque los novillos cuajados se los van a merendar otros
y así el tobogán.
El tiempo en que
esto suceda, ni siquiera los sabios de los cálculos lo saben, aunque haya
quienes se atreven a fijar fecha de reactivación, con razón ya no encuentra uno
en los chachareros esotéricos bolas de cristal porque desde en den antes las acapararon los iluminados, pero esto de
las corridas no va a ser como reanudar una corrida de Toritos Veracruzanos (Fonda del Recuerdo) por la simple razón que
desde antes de la crisis de salud física, ya estábamos en el despeñadero de la salud económica y en los
toros más que afición se requiere de parné.
Pa’ los viejos como mi menda, guardarse en casa
nos brinda diversas oportunidades y una de ellas es el volcarnos sobre nuestros
libros, muchos de los cuales los hemos comprado como dice la canción por purita vanidad y descubrir o redescubrir
historias y leyendas que siempre nos van ayudar a ampliar nuestra cultura
taurina y entre esos libros uno se nos puso
de pechito y tiene más que sobrado el
mérito de recomendarlo se trata de: ‘MÉXICO DIEZ VECES LLANTO’ de la
autoría de Fernando Vinyes Riera, editado en 1991 por Espasa Calpe en Madrid y
forma parte de la colección; La Tauromaquia, al que le corresponde el número 36
de la colección, los datos ahí hervidos son interesantísimos y las imágenes reveladoras
como esa donde se aprecia que esa forma de llevar el capote de luces sobre
ambos hombros tan en uso por los Silveti,
viene mínimo de “Pepe” Ortiz que apareció en 1925, el tirarse a matar sin
muleta como hoy lo hace José Adame, desde 1930 “Carnicerito de México” ya
recurría a ello, una fotografía de por el año 1927 nos revela al maestro
“Armillita” ejecutando la Gaonera de
rodillas y hoy vemos Arrucinas de hinojos que técnicamente son menos
complicadas y entramos en éxtasis, en
textos me preguntaría si los comunicadores de hoy día se referirían a que un
torero (Miguel Freg, 1914) -fue degollado por un novillo- ¡claro que no!
hoy la terminología real y cruda asusta, ya no se diga la crítica, ¿cuándo
hemos escuchado a uno de los del micrófono decirle a un torero?, no pudo usted
con el toro que tenía cara de novillo y además estaba despuntado…
Hace unos días recibí con emoción y con gratitud
enorme de mi parte, la visita de Luis Ramón Carazo (aprovéchenlo pa’ las
tertulias grupos, el aprender nunca está de más) y entre lo que charlamos fue
la diferencia entre el expresarse de los maestros del ayer y de los que hoy caen
en un medio si no es que arman el suyo propio
lo cual se valora porque es un recurso que los tiempos modernos permiten, pero
lo que nunca será igual, será como se versaba antes, como ejemplo de ello les comparto
esta joya barroca sobre la muerte de
Ignacio Sánchez Mejía, escrita por el Don Fernando Vinyes autor del libro
referido:
-Ignacio
Sánchez Mejía feneció aureolado de su
romanticismo impetuoso y como colofón a una vida apasionada, viril, vehemente y
fructífera- (¡híjole! hasta dan ganas de morirse).
Y aquí aprovecho a
título personal pa’ decirle que si en dos semanas no me lee, se debe
‘A que El Bardo dejo de largar porque se lo
cargo la chingada y se fue al carajo sin acreditación y sin haber sableado
jamás a un torero, por eso no le alcanzo ni pa’l epitafio.’
Desde luego que hay personas
que no les interesa la semilla del fruto, sobre todo si se es joven o de la última decena del pasado siglo o
hasta los de 1980 pa’ acá, a los que
siendo sinceros solo les tocó en este
siglo relevantemente la despedida de “El
Pana”, en donde no se despidió el 7 de enero del 2007, la cornada que le
infirió el toro ‘Navegante’ a José Tomás
el 24 de abril del 2010, eso de lo que pudieron tal vez ver y de los
recuerdos mayúsculos pues la muerte del “Compadre” Silverio Pérez el 2 de
septiembre del 2006, el deceso de Manolo Martínez 16 de agosto de 1996, y la
muerte de Valente Arellano el 4 de
agosto de 1984, popularmente y
sentimentalmente con la franela se
recuerdan dos faenas sin que necesariamente hayan sido las mejores; la de
Guillermo Capetillo a ‘Gallero’ de Cerro Viejo el 30 de enero de 1994 y la de “El Pana’ a ‘Rey Mago’ de Garfias en el ya
citado 2007, hechos trascendentes, sí,
pero fríamente en cantidad muy pocos, ante eso podríamos pensar que a las
nuevas generación les es difícil aquilatar en todo el toreo actual por no tener
punto de comparación, lo que los hace fáciles presas del engaño, tan es así que
un taurino medianamente maduro, hoy día no se traga un toro adelantado, una
faena sostenida por alfileres, una oreja dadivosa y una crónica mentirosa, por
eso en muchas plazas se arma una feria con la misma ligereza que una carpa
cirquera, así que no nos extrañe que en un futuro nos anuncien como base de
cartel al “Platanito”.
¿Qué van saber los tauro-millennians,
que es un toro bravo desbordado de celo?,
si nunca lo han visto como aquel ‘Michín’ de San Diego de los Padres que le
pegó aquella pavorosa cornada a Carmelo Pérez después de la cual mientras llevaban
el cuerpo del torero por el callejón, el toro lo seguía con el hocico por
arriba de las tablas, ¿Cómo van a saber lo que es que una plaza ruja desde
el reloj? Si ya se fue Eloy Cavazos, ¿Cómo van a saber lo que es carácter? si
ya no está Manolo, y hoy a lo más que
se llega es a levantar la ceja a lo María Félix por una oreja no obsequiada, ¿Cómo vamos a hablar de arte si nunca vimos
torear a Fernando de los Reyes “El Callao”, ¿Cómo vamos a hablar de
personalidad, si no vimos a Lorenzo Garza?, ¿Cómo vamos a saber lo que es que
un toro le saque las tripas a un torero, si no vimos a ‘Bermejo’ de Xajay
sacárselas a Antonio Lomelín? y por eso hoy nos impresionamos conque un toro le
eructe en la pierna a un torero, ¿Cómo vamos saber lo que es hacer una crónica,
si no leímos a Carlos León?, ¿Que vamos a saber de micrófonos y de pantallas si no escuchamos y vimos a
“Pepe Alameda” o a “Paco Malgesto”? de todo esto vamos a tener una referencia
si nos ponemos a leer, de otra manera el gusto nada más será óptico y nos
estaremos perdiendo de apreciar una faena técnica, de poder a poder, de valor
sereno con lo que la fiesta que veamos seguirá siendo reducida y si a eso le
agregamos el factor, coba, melcocha, mentira, engaño, pues más que afición se
estarán cultivando focas aplaudidoras en los tendidos o villamelones con
cataratas.
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