BARDO DE LA TAURINA
"El Soberano"
La Fiesta por décadas no registra decibeles
estruendosos, lo promedio se sucede en Tlamacas a la mitad de la cima, que
debería de ser la de todos los que se inscriben pa’ escalar la gloria, esto sin
subrayar a los usurpadores, a los necios, a quienes gustan de practicar
efímeramente algún acto extremo pa’ presumirlo dentro de sus pobrezas, sin que
ni siquiera lleguen a hobbies, porque ni son aficionados prácticos y menos
espadas cabales.
Estorbar en el toro
es tan reprobable como eso de ser humilde, estuvo
tan grandioso al grado que su humildad le privo de reclamar el triunfo para sí y
contrastando con esa aberración viene lo de quienes siendo tan humildes
(ralitos) reclaman a la menor oportunidad el triunfalismo, ¡qué manera de
retorcer lo sencillo!, cuando en el toreo las líneas están muy marcadas aunque hay
que decirlo, siempre sujetas a ser violadas, lo cual es una aberración en una
Fiesta Popular, tradición, costumbre y hasta negocio, donde siendo éste de
pantalones largos resulta inconsistente que se permita ser manipulado en contra
de los mismos intereses de quienes tienen intereses en esto.
Aquí las culpas de
haberles abierto las puertas a muchos chaletas
y a otros muchísimos negados de facultades son pecados a los que nunca les
alcanzara la penitencia, sabemos que existe un reglamento pa’ el otorgamiento
de alternativas el cual en mucho se basa en números que favorecen a los arribistas, pues en síntesis es requisito casi básico el que hayan
toreado determinado número de novilladas, muchas compradas y a modo cuando lo
que debería de ser es que los aspirantes a una alternativa antes que nada,
deberían de tener mérito y capacidad para doctorarse, no festejos prefabricados
y si ya se colaron los empresarios serios los deberían de atajar cerrándoles
las puertas, porque ellos en gran parte son las bujías del desinterés
prevaleciente en la Fiesta.
"El Soberano"
Imaginemos a un espectador
que ha sido invitado a asistir por primera vez a un festejo y que se encuentre con una plaza en cualquier parte de
la república, donde el toro está disminuido o de plano ausente y el torero que le tocó en suerte ver, se ha dedicado por
carencias, físicas, de valor, de técnica, de personalidad y de enjundia a pegar
un costumbrista petardo, entonces al salir el anfitrión que lo puede ser cualquier taurino preguntara
a su novel invitado;
- ¿Qué te ha
parecido la corrida?,
- Pues me di cuenta
que el lugar V I P es abajo en lo que me
dijiste se llama callejón y que está más lleno que una misa en la Villa el 12
de diciembre y en donde pululan los vasos rojos que a leguas se nota que no son
de Gatorade, y si se salta el toro ¿a
quién le cargarían el muertito?
-Bueno pero nosotros también chupamos chido desde que llegamos, ya vez cuando
nos dimos cuenta ya se iba a acabar el festejo.
-¿Y la corrida?
-Vi al toro sin
mucha fuerza para defenderse y acometer, el torero sin trasmitir nada y además
llenando de pinchazos a los toritos, yo creía que eran toreros
profesionales, que sabían muy bien
matar.
-Y luego no creo que
este bien que entre los ayudantes, (-son las cuadrillas-) haya obesos y el del cuchillito chiquito (-se llama
puntilla-) que viejito está, alguien debería de ver por su seguridad.
Desde luego no hay
que preguntar si ese intento de hacer afición llevando noveles fructificó, lo
que hay que preguntarnos es ¿Por qué van tantos años de tropezar con la misma
piedra?... por ¡Tolerancia!, no sigamos permitiendo que se haga una Fiesta lastimosa, que a eso
la han llevado los antis de adentro ,
sin eximir al público que lo ha tolerado ‘Porque
tanto peca el que mata la vaca, como el que le amarra la pata’, al grado que se le tenga que estar defendiendo por los
de pantalones largos que salen más en las plataformas que los toreros, lo cual
es un indicador inequívoco de que esto está de cabeza, así que no nos la
pensemos, ha llegado el tiempo de remediar sin vaselina antes de que en
nuestras cabezas la Fiesta solo sea, pasado.
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