jueves, 26 de noviembre de 2020

Bardo las llama Chimoleras, Páez Alcaldesas

          Bardo de la Taurina & Leonardo Páez

 

       Foto  Paloma Campero

El Toro y los Toreros deberán de ser siempre los  primero, incluso por arriba de que se les utilice cómo entrenadores de salón, en un mundo de cartón que no por ser interactivo, dejara de ser corrugado, ante el riesgo de no solo perder el tiempo sino de reafirmarse en el oficio satanizado de ser taurinos malignos, ante los ojos de los anti taurinos, que cierto es, que si no son de dinastía cuando menos no están disfrazados de protectores y benefactores de un cuento chino más mocho que un pitón rasurado, por cierto que mal trabajo están realizando hoy los burdo peluqueros, ¡caramba! hasta en ese rubro la fiesta ya se vino en picada.

No denunciarlo y sí, ocultarlo por los chambeadores, escribidoresy decidores de los micrófonos, que bien untados son la voz callada, que en los mudos silencios de los alberos practican el ocultismo del toreo muerto, que es el del pantalón largo, el de los jugadores invasores de un rito, que de bravo, lo llevaron hasta el extremo de haber provocado ‘La Rebelión en la Granja’, donde el escenario les es propicio como parapeto al desencanto del aficionado, que está atónito entre el pensar si esto es verdadero o es puro llevar agua a su molino, porque creamos o no hoy en el toreo los defensores de oficio y los de los medios  ganan más que los toreros en el trueque de los espacios publicitarios, en las componendas, en los subliminales, en ocultar los fracasos, los graderíos, de por sí desolados, en hacerse de la vista gorda  ante las basculas más prostituidas que una golfa de Sullivan, en fin, siempre la ordeña de un comunicador será mayor a la de un torero que solo tiene sus honorarios o si le sale por ahí una padroteada pues se empareja, pero luego viene  el   periodista y lo sangra  además de las rémoras que  se  le  pegan  y les terminan disparando todo, total un verdadero y desastroso desastre por decir lo menos.


Y si a ello le sumamos los enemigos del caño y de la coladera como quedó demostrado  en la sede poblana, donde un una chimolera (alcaldesa) de los camotes usándolos pa’ su conveniencia partidista y publicitaria, se tiró al ruedo pa’ calmar sus ansias hormonales, (¿Que les hubiera costado? a los defensores de oficio llevar a su lado o formando parte del buró defensor a unos guapos como ‘El Payo’ o José Mauricio y entonces sí la chimolera o la otra que es su representante o la anti taurina hubieran brindado un tsunami de orgasmos y asunto arreglado). Pero en fin, así es esto, donde en el gobierno se añora a Don Porfirio Díaz y en los festejos a Don Maximino Ávila Camacho, el que a la regidora y a su representante ya las hubiera empinado como chivas en precipicio  y pa’ celebrarlo al momento hubieran montado una corrida de toros con puras figuras, en vez de lamentar que en la mesa de las disertaciones, ni ciudadanos poblanos asistieron, y ¿pa’ que iban hacerlo?, si el defensor de oficio también es capitalino, total que meter las narices donde no nos llaman, no se hubiese tratado de una gobernadora y su cónyuge, porque los bajan a la de ¡ya!!!  

Y si en cambio alguien se quejó que no se diera un minuto  de aplausos  antes de empezar por el difunto ‘Dandy’ que con su vestimenta colorida confundió el ruedo con el circo, así como los del ‘toroton’ que con todo y que son muy ‘Ases’ confundieron la cantidad con la calidad y al ‘Curro Plaza’ con Don Lorenzo Garza, que si bien es cierto que los dos peinan canas el ‘Curro Plaza’ está más pa’ una canita al aire que pa’ chutarse un rosario de espera, pues siendo el turno número uno por antigüedad los primeros  tuvieron que fletarse a más ilusos que unas cartas de Santa-Claus.

En Cinco Villas reforzaron con un ‘Gigante Pequeño’, que lo mismo torea becerros que da coba. Don Luis y Doña Lucero; Pa’ cuando termine la pandemia, si es que no termina primero con nosotros, ¿Qué tal un cartel con toreros de la legua?, con hambre, con enjundia, que aunque no retraten bien ante las cámaras y no tengan ternos de focos de aguja, son capaces de cortar las orejas a mordidas, aunque tengan caries, ¿Se imaginan ustedes ahí?,  a  Juan Luis Silis, a  Paulo Campero, a Luis Conrado a los que no habrá que anunciarlos con sus glamorosos carteles sino con esos de papel de estraza los que se pegan con engrudo en las paredes y que digan ‘Tarde de perros de caza…’ donde el Dr. Uribe lleve el alcohol en cubetas pa’ lavarles las tripas, y en verdad que hasta por conocimiento histórico ojala le den al público la oportunidad de conocer lo que es un torero de la legua, con todo y convite, apestando a ‘Siete Machos’ y refrescándose el buche con un trago de mezcal, ya sé que van a necesitar llevar seis pavos y aparte de su staff de comunicación, requerirán llevar periodistas y comentarista no del Twitter ni del Facebook sino  de los que le hallen al lenguaje apropiado, alguien así como Valeriano Salceda “Giraldés”…¿y quién más podría ser? ¡Ya sé! Hay una extraordinaria taurina con muy buena voz, un sentimiento a flor de piel para transmitir, que chanela de esto más que un trompo con cuerda nueva que se llama Nohemí Miranda y la llaman “Miss Sarajevo”, se trata de esas señoronas que van a la tertulia a casa del Bardo y si se tiene suerte que no ande en España, siguiendo a José Tomás, hay que convencerla pa’ que describa  cuando estos gallos copetones empiecen con ‘El Tancredo’ o  ‘La Mojiganga’, luego con los trapos desgarrados por astas de toro, a hacer el ‘Plato’ después del triunfo y que no se les olvide Joaquín Gallo el único rejoneador charro que torea a pelo haciendo la suerte del ‘Sarape…’ y si no fuera mucho pedir manden que embarquen a unos de Atenco, con unas puntas de esas que ni las moscas se les paran.

                            Foto  Paloma Campero

En ‘La Florecita’ al que más hambre de triunfo tiene que es Paulo Campero le descuartizaron un brazo pero como él, aparté de ser enjundioso es cojonudo será  ‘El Caballo Negro’ del esfuerzo por ‘Buscado un Torero’ pues ahí sí, el matador Mario Zulaica y el ejecutivo Mariano  Del Olmo, van en caballo de Hacienda Grande con éste, que sí se tutea con el diablo, y al que además por arte de magia el Dr. Daniel Zimbrón López que es una eminencia ya lo tiene más fino que un natural en los medios, bien despatarrado y buscándole cinco hojas al trébol del triunfo.

           Foto  Paloma Campero

Y en los Ibelles se armó  un serial disque mundial, todo pa’ que el chaval de la casa resultara triunfador, lo cual no sucedió, y es que a este joven por su bien torero ya es tiempo de que lo alejen de la zona de confort y abreve de nuevos aires pa’ que madure en todos los sentidos, empezando por que se le quite de la cabeza esa idea prematura de una alternativa, pues sería injusto que a él y al joven Cristian Antar, (que tan buenas maneras tiene),  los quieran encoger ahora que están creciendo con ascenderlos de grado, primero pregunto empresarios; ¿Sí todos  los novillos que les han echado estrictamente lo son?, ¿y los toros, que disque por ahí han visto?

Y permítaseme un anécdota de ‘Gitanillo de Triana’, que sucedió una tarde que llegó al patio de cuadrillas, un torero al que titularían y se le quedaba viendo el gitano que no paraba de señalarse el ojo, cuando ya el novel no aguantó y desde su 1.50 o 1.60 m (altura que pa’ torero valen cacahuate) se animó a preguntar qué ¿Qué pasaba, que por que lo miraba tanto?, a lo que ‘Gitanillo’ le pregunto escuetamente ;  ¿Que si ya había visto la altura del toro de su alternativa? el chaval enmudeció y solo alcanzo a decir  brevemente; -No lo he visto-, a lo que el gitano le contesto maliciosamente, - Na’más te estaba midiendo la altura, pa’ ver por donde el toro te va sacar el ojo, sobra decir que el  debutante de matador, primero se orino, luego vomitó, luego le dio diarrea y finalmente se regresó a labrar la tierra, ‘a echar a remojar los pelitos de la barba, y es que ya lo dijo ‘Juncal’; Las prisas pa’ los delincuentes y pa’ los malos toreros’ y ustedes son buenos nada más que incipientes, lo cual les debe bastar pa’ darse cuenta que  tal vez la ilusión los esta engañando con ese cuento de la borla de matadores, ¡Aguzados Toreros del mañana!, primero acaben su Servicio Militar.

Así la Fiesta, nomás no está en paz y pa’ que ponga orden le doy la bienvenida al maestro Leonardo Páez, pa’ que los aficionados que no lo han leído aquí sepan lo que es escribir con conocimiento y con verdad, lo cual solo se logra, cuando no se está atado ni a la pendejez cultural ,ni al embute o de plano insertados en las nóminas de los halagos, que al final de cuentas son tan dañinos por ser de pantalones largos en una fiesta corta. 

                                       ¿LA FIESTA EN PAZ?

* Entre alcaldesas te veas * Puebla y Naucalpan, antitaurinismo oportunista

 

Leonardo Páez

En los cargos políticos, como en el resto de los cargos, más que de género o de sexo el problema es de seso, de cacumen, esa rara capacidad para reflexionar con madurez y actuar con sensatez, por sí mismo, se entiende, no por órdenes superiores o para quedar bien con el de arriba. Así, las más de las funcionarias públicas decepcionan a lo largo de su gestión pues su criterio no se diferencia del de los varones, y sin capacidad de sacudirse los vicios administrativos heredados continúan trastabillando por la vereda de la ineptitud, el oportunismo y la intolerancia.

 

Si a ello añadimos temas hace tiempo en la mira de los demócratas de oropel como el del espectáculo taurino, al garete entre posmodernidades, humanismos falsos y la débil respuesta de los directamente involucrados, el panorama no puede ser más preocupante. Reabrir centros comerciales, restoranes, bares, cines y obras en construcción, sí; estadios y plazas de toros, no, en esa lógica cínica de los que dicen protegernos de todo, excepto del pánico que fomentan a diario.

 

¿Qué tienen en común Bárbara Botello (PRI hasta hace tres meses), Claudia Rivera (MORENA, PT y PES) y Patricia Durán (PAN y MORENA)? Además de guapas, emprendedoras y feministas, faltaba más, y de haber sido o ser alcaldesas de León, Puebla y Naucalpan, respectivamente, una debilidad por ir a la moda ideológica, es decir, por mal entender y estorbar, dentro de sus posibilidades, a la rica tradición taurina de los municipios donde pretendieron o pretenden servir.

 

Hoy detenida por el delito de peculado, a Botello se le ocurrió prohibir la entrada de menores de edad a las corridas de toros en León. El gusto le duró seis meses, gracias al amparo promovido por el aficionado y abogado Fernando Vílchez. La alcaldesa Rivera, que se autodefine como “muy poblana, que gusta del futbol y la filosofía (sicazo que llegó hasta Creta) y es una rebelde con muchas causas”, se dice dispuesta a asumir los costos políticos de su animalismo. Con tan sólido bagaje cultural y por órdenes de “alguien” ahora promueve la prohibición de las corridas en la ciudad de Puebla. ¿O será una guerrita sorda de Rivera contra Pedro Haces y su deficiente desempeño como empresario taurino en aquella ciudad? Por su parte la presidenta Durán, invocando su preocupación por la salud de sus gobernados, desautorizó la celebración de cuatro novilladas anticipadamente anunciadas en la plaza La Florecita, mientras autoriza almacenes, comercios, bebederos y construcciones diversas. Es que ahí hay lana aunque no haya distancia sana.

 

El tradicional desgarriate que es el Estado de México -prosperidad para unos, pobreza para los más-, sin una elemental coordinación de esfuerzos entre los 125 municipios que lo integran, no podía ser la excepción, y en tanto las alcaldías de Atizapán y Texcoco autorizan la celebración de festejos taurinos observando todas las medidas sanitarias habidas y por haber, la alcaldesa Durán, de Naucalpan, donde la desigualdad alcanza niveles calcutescos, decide “proteger” a los cuatro gatos que deseaban asistir a La Florecita. No pos sí: Morena y Washington.

 

Este antitaurinismo seudoprogresista a cargo de tan celosas corregidoras es como el de sus antecesores -escoja partido y género, no hay mayor diferencia-, que portan una vetusta brújula política carente de imán social, unos gestos como solidarios con la ciudadanía pero sin respeto por una tradición centenaria en sus respectivos municipios como lo es la fiesta de los toros. En la mejor vertiente neoliberal, estas poses, que no posiciones de verdadera sustancia política, lejos de favorecer y apuntalar tradiciones de México exhiben la estrecha mentalidad y el expediente facilón de prohibirlas o desautorizarlas, pues el nuevo municipio libre parece nutrirse de la desmemoria y del pensamiento único. 

 

Lo más indignante es que estas funcionarias prefieren ocuparse de prohibir o estorbar un espectáculo hoy de minorías en vez de intentar resolver problemas comunitarios de urgente solución, por decir: creciente inseguridad, desempleo, pobreza, violencia de género, contaminación, transporte público, basura, pavimentación ruinosa y corrupción generalizada. Créanme, señoras, políticamente esto es mucho más importante que sus desacertados bizantinismos antitaurinos. Y no olviden la suerte que ha corrido Botello.

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