Carlos Ruano Llopis a tres siglos de nacencia sigue siendo referencia en el contexto de la pintura taurina donde hoy Celso González y Francisco Álvarez, dan de que hablar con sus expresiones artísticas, vivas, modernas, atrevidas y admirables.
Don Carlos Ruano Llopis maestro de trascendencia y permanencia que en la inmortalidad de su obra sigue viviendo y en el recuerdo de quienes le trataron la flama de su grandeza arde con fervor y es que como olvidar desde su nacencia en el año ya lejano de 1878 en aquel pueblito pinturero de Orla en jurisdicción valenciana desde donde se proyecta primero en su España guerrera la de los tiempos de la civil tragedia y luego en nuestro México en donde desde los años 1933 – 34 se aquerencio, me platicaban mis ancestros, que habitaba usted una casona sobre la porfiriana avenida Álvaro Obregón y mire como se engarzan los devenires de la vida, quién fuera uno de sus discípulos más adelantados y puede ser que hasta el más relumbroso el maestro Antonio Navarrete Tejero, murió en un hospital situado en la misma avenida en la que usted vivió cerquita de su casa, cosas del destino, ¿verdad? y lo que es la vida el maestro Navarrete también al igual que usted le dio vida a una baraja de Toreros Españoles, él hizo lo propio con la de Toreros Mexicanos.
También me platicaba el bisabuelo de <‘El Pato de la Candelaria’ ese majo que brilla como el sol al grado que el día que nació la madre exclamó ¡Aquí está un torero!> que usted instalo su estudio en un edificio asentado en Filomeno Mata # 11 esquina con Cinco de Mayo o sea que fue vecino de la legendaria cantina La Opera ¡híjole! a lo mejor hasta se topo con el esposo de Esperanza Iris el tal Paco Sierra aquel que le puso una bomba a un avión de Mexicana de Aviación donde viajaban muchos trabajadores a los que les había comprado un seguro de vida y claro el beneficiario pues era el mismo, nada más que la tragedia no se consumo y el malandrín fue a parar a Las Islas Marías.
Pero bueno maestro permítame platicarle que en la casa familiar del Bardo de la Taurina por muchos años permaneció en un lugar preponderante una pintura firmada por usted que además fue pieza clave para que este escribiente se decantara por la torería y por el arte en particular y mire Don Ruano más coincidencias en la misma colonia Nápoles en que se hallaba la casa que le mencione se encontraba el Salón Grillón en el que en el año de 1936 después de que el ‘Ave de la Tempestades’ el inmenso Lorenzo Garza fuera padrino de bautizo de su hija Josefina Alondra lo que sucedió en La Catedral Metropolitana usted ‘echó la casa por la ventana’ con un fiestononon se acuerda que el dueño era el inolvidable Manolo del Valle que también fue dueño del Hotel Escargot en cuyo restaurante se comía de a’upa mientras se admiraban sus pinturas.
Bueno el caso es que hoy al recordarlo le participo que recién he sido sorprendido por dos jóvenes artistas que en esto de lo taurino andan abriendo la ‘Puerta Grande’ y es que ‘ambos dos’ están tocados por la gracia de lo majestuoso uno de ellos es el Portorriqueño Celso González quién es un ‘Genio’ de talla mundial pues nada más le diré que su arte es la que quedo plasmada en la obra municipal más importante en el mundo de las comunicaciones el Metro de Taiwán que es el más moderno del orbe, obra en base a rosetas multicolores como las que uso Gaudí en Barcelona, el caso es que este boricua inconmensurable plasmo sobre un capote de lidia solferino con el envés aterciopelado en negro un impresionante desplegado de arte al oleo que abarca todo el frente del capote y que fue titulado ‘Corazón Taurino’ se trata de un enorme y colorido corazón de donde emerge la cabeza de un toro cuya fiereza y bravura impresiona al mas valiente las arterias y venas del corazón se expanden por todo el capote entreverándose con mágicos trazos en finura y colorido, imagínese usted que el capote fue elaborado en México por las prodigiosas manos de Rafael Muñoz ‘Chito’ y está basado en las medidas de los capotes que usaba el ‘Mandón’ Manolo Martínez así que por ahí ya sabrá usted el tamaño de la superficie plasmada por el diamantado Celso González, el capote viajo a la Isla Preciosa y desde ella regreso convertido en un mural de arte que por siempre lo será ‘Corazón Taurino’ y quedara permanentemente exhibido a los pies del altar que ha sido levantado para honrar al ‘Numero 1’.
La otra sorpresa que es en si el estallido del arte nuevo, vanguardista y muy particular del maestro Francisco Álvarez ideólogo de la trascendencia artística taurina en donde lo mismo se sublima con los pinceles, que con las espátulas, pero sobretodo con el alma y el sentimiento a flor de piel, con el que apenas hace un latir de manecillas maravillo al mundo taurino cuando por derecho propio se elevo hasta las alturas del arte en la que fue la vigésima temporada de la Plaza de toros Arroyo en donde este bendito de Francisco Álvarez sorprendió con un ramillete de esculturas únicas e irrepetibles, que fueron los galardones con que se galardono a los toreros y ganaderos, cuando lo procedente era galardonar al maestro creador el que inverosímilmente escupió obra más obra en base a su técnica ‘Alvarista’ ¿o será ‘Franciscana’? con la que da vida y movimiento a las efigies toreras y estampas toristas a las que viste de lujo con aplicaciones de metales áureos y plata logrando brillos y patinados que van de la luminosidad al ocre de las texturas a la suavidad algo indescriptible como también lo son los pasajes de temple y pinturería con los que entiende que el arte no tiene límites.
Y hablando de arte ilimitado maestro Ruano le diré que de allá de su patria el domingo 30 de enero de este 2011 nos llego una vez más un chaval llamado Julián López Escobar ‘El Juli’ que vino como invitado de honor para testificar las mil corridas de un maestro mexicano de tez morena como somos los de acá y los gitanos de allá y una vez que el señorón Eulalio López ‘Zotoluco’ fue homenajeado por las multitudes en reconocimiento no nada más por ser la primerísima figura del toreo mexicano, sino por haber metido a su espuerta mil corridas lo cual ya es cosa mayor, máxime que entre ellas se cuentan toda la camada de Miura que mato allá en su terruño ante ello solo decir ¡Salve Maestro Milenario!
Más retomando lo de su paisano ‘Juli’ lo que se pueda decir de los tres toros que lidió es que los entendió, catequizó y roció de arte a todos, sí, por que hasta donde entiendo torear de poder a poder ¿es un arte?, torear con academia también y torear a lo ‘Julián’ pues más que un arte es un orgasmo ¡ah maestro! y cuando mato riñonudamente al colofonario de la tarde como me recordé de esa espléndida pintura que usted se sacara de la chistera bajo la rubrica de ‘Hasta las cintas’ oleo que vio la luz consagratoria en 1945 y que hasta donde sé, quedo en manos de otro inmenso el maestro Humberto Peraza.
Fue tan espectacular lo que toda la tarde hizo el yerno del señor Domecq que estoy seguro que al ‘Juli’ le encantaría que de artista a artista usted les pidiera a nuestros artistas contemporáneos Celso y Francisco que se echen al agua para con su arte perpetuar la tarde ‘Julista’ por ceculo ceculorum.
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