Ahora
que la divisa del americanismo luce en todo lo alto del morrillo de ese auténtico
espectáculo que lo es el mentado ‘panbol’
donde los aguiluchos amarillos paradójicamente son guiados por un ‘piojo’
pelirrojillo y quién ya los hizo los campeones de las alfombras verdes, viene
bien un recuerdo pleno de admiración y respeto para quien en su momento echó a
volar a esas águilas y al alimón le dio un lugar preferencial al Futbol de pantalones
largos a nivel FIFA y que lo fue ese novillero tapatío que en vida llevó el nombre de Don Guillermo
Cañedo de la Bárcena, aquél que platicaba que alternó con su paisano Manuel Capetillo Villaseñor, del que decía
fue tan arrojado y tan enjundioso, que
con un solo quite de cuatro
Gaoneras y una Revolera de remate atornilladas con espolones, fueron la
resortera pa’ que el torero - cantor se fuera pa’ arriba y esto viene como
referencia a lo que apenas un chaval que algunos dicen es jalisciense y otros
lo dan como aguascalentense y que se llaman Arturo Saldívar, allá en Madrid
sacara lo que todos los toreros deben sudar en las Ventas y que lo es, el
valor, la enjundia, la entrega y la convicción de no pasar desapercibido ‘a como
de lugar’ y aún más, sellar, que fue lo que logró ese torero que declarara ‘que
su ambición se debe a que no esta pa’ permitir que nadie se le vaya por delante’,
no será en esta columna donde ahora el chalao de la pluma adopte poses melcocheras a favor de un torero que lo que
tiene de torero es precisamente el ser torero en lo medular, en lo que el
hombre, que viste de luces, debe de tener mínimamente y que son tres virtudes
que deben arder dentro del cuerpo o que cuando menos deberían de estar como
piloto de boiler, es decir, encendidas todas las tardes y que son; Cojones,
corazón y mentalidad, factores sin cuyo
alineamiento en esto del toreo no se puede ir más lejos que a la nada y por eso
lo que hizo Arturo Saldívar en la Plaza de la Calle de Alcalá tiene mérito porque
piso sin titubeos (y que conste, que no estoy hablando ni de clase, ni menos de
arte) ¿y por que lo logro? pues por lo ya asentado, que es el que tiene con que
hacerlo.
Más
no nos volvamos locos en riachuelos de orgasmos por la tarde madrileña, lo cual
de ninguna manera es restarle un ápice a
este torero de la línea de los enjundiosos, que es de donde se desprenden luego
todas las demás vertientes, como son las de los coletudos artistas, los
clásicos, los del duende, los técnicos, los tremendistas, los cerebrales, los
espectaculares, los preciosistas y hasta los ‘cachondeadores’, mas todos esos
tienen un común denominador que lo es, repito, la enjundia, flama que le
alumbro esta tarde el camino a un torero que tiene en mente llegar a ser
alguien, ese es el mérito de este joven al que además la naturaleza lo ha
dotado de una percha varonil, un rostro agradable, una sonrisa trasparente y
por sobre todo ello posee el don de la ubicación, la serenidad en el hablar y
hasta la sobriedad, no le busquemos más. Ni menos saquemos de contexto al ejecutor y lo ejecutado la tarde del
martes 28 de mayo en la plaza más importante del mundo.
Punto
engarzado a todo lo citado es el carácter que tiene este toreador no de ahora,
sino desde ‘endenantes’ pues es sabido por cosas que no sabemos, que tuvo serias discrepancias en alguna
ocasión con la empresa de la plaza capitalina y eso sí, es cosa de llamar la
atención y subrayar el espíritu de un chaval, pues no ser sumiso con el clan que manipula la
Plaza México equivale a escupir al cielo y sin embargo hoy estamos viendo los
resultados de esa forma de ser, de quien es íntegro con él mismo y que es lo
que lo llevó a Madrid, en una parada más de ese tren al que los toreros aspiran a jalar en sus niveles y
posibilidades, las que en el caso de Arturo Saldivar son valederas por que
tiene en su estilo con qué y ojala la
actuación o más bien la actitud que demostró esa tarde pueda servir de ejemplo
y aún de rectificación para muchos que andan enfundándose en vestidos de seda y
metal sin saber que el overol por mas
lujoso que sea se hizo para los jornaleros, vividores y holgazanes y los ternos
de luces para los que tienen con que
honrarlos ¡En Hora Buena, torero cuña!
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