Historias de tinta sangre
Sibarita del ole y el aplauso
El Mantón y los
puros
Hay que cuidar ‘El palmito’
¿Cuál Igualdad?
La petardeada que se
pegó la Plaza México el último domingo del año, con la puesta en escena del
show fémino, con los resultados escritos a ritmo de bolero desgarrador que me
recordó mucho a lo que se sacaba del sentimiento el guayaquileño Julio
Jaramillo con esa su voz cachondona a más no poder con la que se la rifaba con
eso que dice;
Nuestro Juramento
Benito de Jesús
No puedo verte triste porque me mata
tu carita de pena, mi dulce amor
me duele tanto el llanto que tus derramas
que se llena de angustia mi corazón.
Yo sufro lo indecible si tu entristeces,
no quiero que la duda te haga llorar
hemos jurado amarnos hasta la muerte
y si los muertos aman,
después de muertos amarnos más.
Si yo muero primero, es tu promesa,
sobre de mi cadáver dejar caer
todo el llanto que brote de tu tristeza
y que todos se enteren de tu querer.
Si tu mueres primero, yo te prometo,
escribiré la historia de nuestro amor
con toda el alma llena de sentimiento
la escribiré con sangre,
con tinta sangre del corazón.
tu carita de pena, mi dulce amor
me duele tanto el llanto que tus derramas
que se llena de angustia mi corazón.
Yo sufro lo indecible si tu entristeces,
no quiero que la duda te haga llorar
hemos jurado amarnos hasta la muerte
y si los muertos aman,
después de muertos amarnos más.
Si yo muero primero, es tu promesa,
sobre de mi cadáver dejar caer
todo el llanto que brote de tu tristeza
y que todos se enteren de tu querer.
Si tu mueres primero, yo te prometo,
escribiré la historia de nuestro amor
con toda el alma llena de sentimiento
la escribiré con sangre,
con tinta sangre del corazón.
Y es que así con
tinta sangre es como hay que escribir lo ocurrido en el ‘domingo dantesco’ donde por cierto el artista
Francisco Álvarez, ‘El de los pinceles que cantan’ se llevó la nota de arte al
inspirarse en la embestida o ¿sería acometida? (Por aquello de la enchufada) al
pintar con dramática inspiración el momento aquel cuando el toro D’ Guadiana va
a encontrarse con las nalgas de ‘gamuza’ que eran las más atrayentes, esas que
se mueven en el salón Los Ángeles, ( al son de ‘Toma este puñal y ábreme las
venas) entre todas la que tenía
de frente, bueno la realidad era que no las tenía en la mira se las
pusieron a tiro de piedra algún o algunos capotes, que no eran capotes cañones
sino capas desorientadas y es precisamente hablando de ellos los de las capas y
las banderillas, la seda y la pasamanería que se salió a la luz un hecho que
nos sirve o más bien nos da pie para puntualizar que en el ruedo como en la vida urbana no todo es parejo
y si no ahí les va ‘ladies & gentlemen’ pregúntense ¿si en el ruedo hubiese
estado un matador de esos que torean cada año bisiesto y que ni nombre tienen,
las cuadrillas hubieran estado tan al pendiente de lo que ocurriese en la arena?,
si usted se pone a contar cuantos capotes auxiliadores brotaron en un instante
contara más de diez, es decir casi la totalidad de los de todas las cuadrillas
y aquí viene nuevamente la pregunta ¿Por qué?, pues por varias razones sería la respuesta, la primera porque la
integridad a cuidar y salvar era la de
una piel tersa, apiñonadita, curveadita, jacarandosita, coquetonsilla, perfumadita
y frágil ¿a poco cuando se la han dejado ir a cualquier matador le han caído
los ángeles de la guarda en diluvio?, ¿por qué estaban todos listos? pues
porque aparte de lo ya asentado sabían que en el ruedo estaba una dama
perturbada, indefensa, sin técnica, desorientada, sin facultades pa’ enfrentar
un toro (¿Quién se atreve a rebatir esto?, incluyendo a la víctima) y que tal
esa escena en que no obstante que la señora estaba de pie una figura de las
infanterías la cubría de frente con su propio cuerpo, y esto no debe de
extrañar porque desde el momento mismo
en que la condenaron con su solo anuncio (¡inmeritorio! a todas luces) a ser
carne de cañón, sabían los subalternos y los monosabios que iban a trabajar
extra, entonces; ¿hay o no igualdad en la vida torera?
Venga mi Memo Martínez usted que es
orfebre de la seda y la sarga, bendito con el don del sentimiento dual de
torero y cantante, además de majo en los alberos y en los escenarios que
recuerda a toreros de su tierra tapatía como el inmenso Pepe Ortiz o a
cantantes como el de aquella voz de alamares Enrique Álvarez (el del Trio
Calavera y por añadidura marido de la ‘Doña’ La Félix) o autores de los alberos como ‘El Zapopan’ y
de las letras como Pepe Guizar, ¡Venga! artista arránquese con esa inmensa del
inmenso músico y bohemio Gabriel Ruiz, tapatío hasta la médula y
a sacarle los pañuelos blancos como a
usted Guillermo Martínez, con ese quite de diamantes que recién pegó en la
Plaza Monumental y que le va a servir de Llave de Sol pa’ abrir una tercia
cualquier domingo de estos y entonces sí, a dar el do de pecho.
Usted
Gabriel Ruiz
de todas mis angustias
y todos mis quebrantos
Usted lleno mi vida
de dulces inquietudes
y amargos desencantos
Su amor es como un grito
que llevo aquí en mi alma
y aquí en mi corazón
Y soy aunque no quiera
esclavo de sus ojos
juguete de su amor
No juegue con mis penas
ni con mis sentimientos
es lo único que tengo
Usted es mi esperanza
mi última esperanza
comprenda de una vez
...Usted me desespera
me mata me enloquece
y hasta la vida diera,
por vencer el miedo de besarla a usted...
Y es que mira Guillermo, tú que eres sibarita
de los oles y los aplausos, debes de saber que los alberos con sus caprichos y
sus misterios, no son propios para las damiselas por cuestión de su
constitución natural y también por romanticismo y si en cambio lo son todas las
demás aristas de la fiesta pues ahí están sobre todo el tendido que es un
escaparate esplendoroso para las guapas, por cierto me pregunto ¿si alguien ha
visto que un caballero llegue a la plaza con un mantón de Manila como los que
usa Falete envolviendo en el regazo un ramo de claveles colorados y reventones
y los arroje a las zapatillas de la más
frondosa de las toreras? o ¿Qué algún señor le lance a la lidiadora en
aprobación de triunfo un puro que es
símbolo de sobriedad, elegancia y masculinidad exclusiva de esos hombres de pelo en pecho y
de los toreros que huelen a tabaco, vino y mujer? y es que; cada quien en
su lugar y sobre todo en las barreras donde las majas tarde a tarde son
rociadas de piropos como aquel que platica Bernabé Jurado 'El licenciado
ladrilló' (en el libro 'El Abogánster' de la autoría de Eugenio Aguirre y
editado por Planeta) referente a una tarde en el Toreo de la Condesa en
la que lidiaban Fermín Espinosa 'Armillita', Jesús Solórzano 'El Rey del
Temple' y Cayetano Ordóñez 'El Niño de la Palma' y en la que cuando apareció en su barrera la
señorial y taurinísima Dolores del Río el popular 'Cojo' que era un cojinero le
lanzo aquel castizo piropo; 'Tiene usted más salero que la Cibeles meando', así
la cosa, los machos cojonudos en la arena y las manolas agraciadas en las
gradas, gozando de la admiración y sobre
todo con el 'palmito' a buen resguardo.
Arte con gratitud y reconocimiento a: Enrique Torres, www.terciodepinceles.blogspot.com Toro Prensa Perú, www.minitaurored.com Ruano Llopis
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