Rodrigo
Santos - Fermín Rivera - Daniel Luque -
Sergio Flores -
7 Villa Carmela 7
En el país de divisa
Azteca se celebró este fin de semana una de las festividades de mayor tronío que es con la que
se conmemora a la virgen de Guadalupe,
con ese motivo se dieron festejos de todo orden, encabezados por la iglesia del hierro católico, la que abrió la
Puerta Grane de la Basílica de la Villa para que los feligreses se postraran
ante ‘La Morenita’ la que está
simbolizada sobre un ayate.
Al alimón la fiesta
festejo a Lupita López, su maja torera que no es del Tepeyac pero si del Mayab, toreadora de seda y organdí, quien la
otra noche bañada de estrellas cual manto santísimo, se atavió con un terno pitaya
y plata en la plaza más grande
del mundo y predicó con unas farolas de rodillas que no pedían perdón, sino la
gloria y por ello iluminó el albero cual
altar mayor.
Y como presente
guadalupano pa’ quienes no lo sabían permítaseme subrayar que en la Nueva España cuando nació la
leyenda de la virgen y el indito, ya la Fiesta de Toros tenía añitos de profesar la liturgia de los ¡Olés!…
y aunque no atañe al altar donde se
venera a la santita, pero si al tema sacro, es válido decir que en
donde ahora está la Catedral Metropolitana el conquistador Hernán Cortés, había
mandado levantar con antelación una plaza de toros, siempre la fiesta y la
religión tan maridadas, de ahí que el maestro Reynaldo Torres expresara; ‘México tiene tres grandes símbolos, los
volcanes, la Guadalupana y Silverio Pérez’
Ante todo ello los aficionados esperaban que en esta fecha
tan importante La Plaza México, ofreciera un cartelazo de esos de tronío, que
obligan a poner el letrerillo de ‘Agotado el boletaje’, lo cual no sucedió y es
que la empresa montó un festejo con toreros de no mucho jalón, ¿Qué a que se debió eso,
cuando lo esperado era que concelebraran
los cardenales?, pues no lo sé, aunque tal
vez obedeció a que satanás metió el rabo, más lo que si sé, es que a los aficionados han de haber amanecido con tremenda resaca de
celebrar a las Lupitas con tequila, mezcal y pulque y por ello no se dejaron ver en el graderío
para ser testigos de que en la arena;
Rodrigo Santos vistiendo de verde virgen y montando a una cuadra propia
de reyes, vivió en carne propia, un hecho inusitado y que lo fue el que su toro
se cercenara ambos pitones en dos estrellones
contra burladero y tablas por lo que solo decir que ante esa
contrariedad lo que después siguió, pues ya fue hilvanar más del mal fario.
Fermín Rivera
sigue sin comulgar y menos echar a volar las campanas del
triunfo en un rosario de voluntades, esperanzas y promesas, que lo deben de tener inmerso en un acto de reflexión, porque algo en su evangelio no
está convenciendo y ese algo es que le sigue faltando voluntad en el alargue del brazo, para lograr
un toreo tridimensional, mucho más impactante, rematado con la profundidad en el codilleo y de ahí el
encaramiento inmediato pa’ ligar las epístolas sin dar oportunidad al
enfriamiento y así llegar a los corazones, amén que las espadas las trae
blandas, así que mientras no de ese extra, Madrid cada vez le queda más lejos.
Daniel Luque
el de nacencia española y torear asevillanado
por la razón que sea no termina tampoco
de convencer a un público de dulce, que esta ávido de aplaudir y en descarga de
lo que dejó de hacer, decir que ese pecado habría que cargárselo a los de negra
sotana que le tocaron de mala suerte, así que nada que escribir, a casa.
Sergio Flores
a quien ya se le ha visto en plazas ibéricas y al que con un una pizca de
personalidad y empaque que se le puede fabricar, se le vería con otros ojos y
por ello pa’ no variar estuvo como siempre está, en el filo del ya merito y eso
sí, apuntar que lucio principesco en el vestir, pero a la hora buena se apretó el chaleco y no dejo
salir el corazón, aunque tampoco tuvo mucha vena en los de su lote.
Del encierro de
Villa Carmela resaltar el trapío de la mayoría de los herrados y si decir que a
algunos les faltó que los toreros los torearan más pa’ desorejarlos y matarlos
como se debe, lo cual pudo haber sucedido.
Y solo resaltar el buen criterio y la seriedad
de la que ésta tarde hizo gala la presidencia sobre todo al cerrar oídos y ojos
ante quienes pedían peludas para el
primer espada, al que solo decirles que no hay mayor enemigo pa’ un torero que
la coba.
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