Sebastián Castella en torero
EL
TORO EN MÉXICO
Por El Bardo de la Taurina
Solo asentar que el jueves pasado, dentro del marco de la
temporada conmemorativa del setenta aniversario, de la plaza más grande del mundo, que es la de
la capital azteca, se registró la que probablemente ha sido la más paupérrima
entrada a lo largo de toda su historia, lo que significa que la caída libre en la que va este coso, ya solo un milagro la detendrá, el cual
no se vislumbra en este serial. Y esto aunque se quiera tapar ya viene
afectando a muchos órganos, del otrora robusto albero.
Y aunque económicamente vendrá una entrada jugosa, que será
en la que aparecerá José Tomás, a quien en México llaman ‘Pepe Tomy’, por varias razones, entre ellas
que el autor del apelativo, que es el mismo que firma estas letras, lo hizo
para diferenciar a aquel torero que
antes se media de tú a tú con todos los de su profesión, pero como ahora piensa
y tiene engatusados a muchos con eso de
que posee una corona de ‘príncipe’ imaginaria, pues cuida de que no se la vayan
a abollar y por eso actúa esporádicamente, eso sí, con toros de sospechosa edad, diferente peso,
bravura mermada y arboladas ídem.
Y a propósito de ese evento que se dará en el país azteca, por cierto bajo un sospechosismo de nota roja,
acerca de los boletos que no son generales, ni tampoco están bajo el régimen de
los derechos de apartado, lo cual presumiblemente sería como un 60% de los
numerados que no salieron a la venta y tampoco saldrán, pues dizque todo el
boletaje está agotado, (Reventa la cual en México, ¿es ilegal?), la gente se
pregunta, si dos toreros van a llenar el embudo mayor con el atractivo de sus
nombres ¿Por qué no fabricar todos los demás carteles a imagen y semejanza del
que escenificaran ‘Pepe Tomy’ y José Adame?
Y así existirían posibilidades de que no se viera afectada
tanta gente que sopea alrededor de la Fiesta de Toros y Toreros. Es que mire
usted lector, volviendo al patético escenario de hace cinco días o al de los
últimos dos meses, es previsible que cada día la gente se vaya alejando de los
tendidos, insisto, por lo desordenado de la confección de los programas, como
este domingo que se dio un cartel en el que sin ninguna razón interesante, la
empresa incrusto a un rejoneador, sin pensar que la inclusión implicaba que la
gente saliera media hora más tarde, lo cual en estas noche de oscuridad, de
frio y de temor a la violencia que vive la Ciudad de México, si influyen para
que la gente no haga el viaje hasta la plaza.
Sebastián
Castella, fue el que
aporto cuota de asistentes a los que le correspondió estando en torero en las
vertientes del arte, el valor y la honradez, lo cual se le agradeció con una
peluda de mucho peso.
Eulalio López
‘Zotoluco’; aquel
mexicano que se zumbara en una temporada la camada de Miuras, hoy solo pinceleo
con la capichuela en algo que fue como de remembranza del pasado y en lo demás escribió la ausencia de su
presente.
Diego Silveti; demostró que tiene una uniformidad
asombrosa en su actuar pues no se sale de su ración que siempre es la misma,
esa que no tira fuerte pa’ arriba y que le alcanza para muy poca cosa.
Rejoneador; solo subrayar la mala manera de
arrebatarle, jalarle, arrancarle de las manos trabajadoras de su ayuda los
rejones, eso es falta de educación, prepotencia y hasta humillación, que ningún
ricachón tiene derecho a hacer. ¡Me cachi en la mar salá!
Los bureles infumables, salvo uno con filtro, fueron de una
dehesa muy cómoda que es la de Xajay y
la que hoy esa bravura light excedida, la crucificó.
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