TORERO DEL ¡HOLA! ¡HOLÉ!
En el toreo lo inconmensurable, lo increíble, lo
inimaginable, lo inigualable se llama Enrique Ponce y es que después de lo
ocurrido, lo realizado, lo esculpido, el
domingo 19 de este año Poncista, en Istres el que es habitado por franceses de almas aromatizadas y abiertas
a lo excelso, que va de lo pintoresco de sus callecitas a lo moderno de su
plaza de toros, conocida como la Arene de Palio, la que por sí misma es una
joya que fue construida en 2001 y que cuenta con camerinos, salas de estar, de
conferencias, capilla, un ruedo diametral de 45 metros bordeado de barreras
color vino de Burdeos y cuyo graderío es tan selectivo que más que tendido
parece un estuche de fino cristal cortado resguardado por el rojo de la seda que es
símbolo de las cortes francesas las de los tiempos imperiales y al decir esto
es como si Istres desde en ‘denantes’ hubiera presagiado o ya estaba preparada
para que una tarde veraniega arribara a ella no nada más el más guapo de los
toreros, sino el que vendría a reafirmar
porque es desde hace décadas y lo seguirá siendo mientras se le dé la gana el
torero de mayor majestuosidad del orbe.
La región por estas
fechas celebró su feria como lo viene haciendo desde hace quince años lo cual
merecía ser rubricada con bombo y platillos, aunque tratándose de Francia lo
correcto sería celebrarlo con burbujas de champaña, sin descartar un buen rocío
de tintos que por acá se les dan como en ninguna parte, para ello se armó un
serial bastante interesante, pero que importa con quienes si como moño a la
celebración anunciaron con antelación en el pomadoso Club Allard de Madrid que
el ‘Divo de Chiva’ estaría ahí y sería él con su presencia, quien daría la
primicia de algo que iba a ser grabado con diamantina en los pergaminos de los
libros de la historia, no se necesitaba más que un inusual ‘display’, que no cartel,
porque esos se estilan para anunciar las corridas de toros y eso sería algo
diferentísimo en los anales del Arte de Cuchares, el desplegado alusivo era
enorme sobre un fondo blanco, del cual surgía una estela en tonalidades
grisáceas sobre la que a su alrededor se desplegaban por doquier las siluetas
negras de seis cabezas de toros y entre ellas flotando las notas rubíes cual partitura de sinfónica,
de tres cuartos mirando a la base, la
figura del maestro señorial y majísimo enfundado al más clásico estilo de James
Bond, en un sobrio y elegante esmoquin en negro catafalco en el cual resaltaba el blanco hostia de la camisa de
seda que era símbolo de pureza certificada, de sus manos displicentemente
desmayadas en una sostenía un toledana de acero forjado y en la otra el granate
textil de su muleta mágica, a sus pies acharolados se leía en letras rojas L’
Hommage y en el siguiente piso caligrafiado en blanco perla y tamaño superior
Enrique Ponce, más abajo ISTRES 6 Toros 6, dimanche 19 juin 2016 - 18 h.
Así llegó la tarde
del éxtasis, su majestad dibujado dentro de la seda bordada del carmesí
luminoso en hojas arboladas en hilos de oro y plata, ropaje éste que uso en las tardes triunfales
recientes de México y Madrid, el despeje de plaza en solitario lo realizó sobre
el guion escrito por su imaginación al que denomina ‘Crisol’ y que en algunas
aristas refulgentes lleva el ausentismo de los pasodobles pues los canjea por las
notas de piezas operísticas y clásicas por citar ‘El
Concierto de Aranjuez’, ‘La Misión, ‘Turandot’ y otras linduras. De luces desorejo a lo que
le salió por detrás del telón resaltando la obra cumbre del toreo intemporal,
la cual realizó al alimón con ‘Esparraguero’ del hierro de Núñez del Cubillo al
que se le perdonó la vida y luego su majestad se metió en el smoking, bordó una
encíclica de peludas y cola, desorejó a los que le quedaban y a ritmo de Can - Can se fue en volandas con
una leyenda que en los cuernos de la
luna decía ¡Eres el más Grande!
No hay comentarios:
Publicar un comentario