miércoles, 6 de julio de 2016

TOROS ¡SÍ!, CANGREJOS ¡NO!


 La última entrega la terminé con aquello que un inmigrante con sus infaltables espejuelos espejeados en tornasol, su camisa de pizcador de lechugas, y sus botas picudas pagadas en dólares y manufacturadas en León nos decía; ‘¿Por qué no vuelven a la fiesta de antaño para que hoy vuelvan a tener fiesta?, ya por la noche en el Mastro’s Steakhouse de Beverly Hills, donde lo mismo se ven las estrellas en el firmamento que en el pavimento de Rodeo Drive, metiéndole el diente a un Prime Rib de toro Kobe que nada tiene que ver con los toros que se meriendan en la plaza de la incógnita, volví a pensar sobre lo dicho por el paisano aquel y aunque no creo que hoy en día todo cupiese  en la fiesta de antaño,  si vale la pena analizar la opción, más para ello tendríamos que re-analizar el ¿Por qué fiesta esta paliducha? desde luego  todo mundo lo sabe, que la principal razón lo es la repetidísima obviedad del toro que o no es toro o no parece toro, que en su mayoría son los que han sacado a ‘pezuñazos’ a la gente de los tendidos y que no nos vengan, con que ese el tipo de toro que se cría en la cabaña brava mexicana ¡Pamplinas! 

Luego otra cosa que también ha afectado aunque no lo crean, es la rutinaria forma de dejarse ver  de los toreros, como si fueran estrellitas de baja monta de esas que pululan en las pantallas de ‘la telera’ eso está muy mal matadores, ustedes son toreros, no modelos ni maniquíes pa’ alfombras rojas, antes la gente esperaba el domingo afuera de la plaza para ver de cerca a los toreros, los admiraban en la plaza, si querían verlos, no tocarlos y muchísisisimo menos tutearlos, la gente iba al anochecer al  Café Tupinamba, al Do Brasil,  al Campoamor, al Cantonés según la clase de torero que quisieran o que pudiesen por cuestiones de parné admirar, la gente más pudiente sabía que las figuras se dejaban caer en faenas noctámbulas por los Night Clubs de moda como El Capri en el Hotel Regis, el Nicté Ha del Hotel del Prado o El Patio donde se entregaban con bombo y platillos los premios a lo más granado de las temporadas, hoy ¡qué va! los toreros no se dan a respetar con la excepción de ‘Pepe Tomy’ ahí andan haciéndoles el caldo gordo a los patrocinadores, muy sentaditos detrás de una botellita de agua del ‘Santísimo Señor de Tlacote’ ¿Qué es eso toreros?, luego se andan prestando disque a jugar al torito con los niñitos que pa’ despertarles la afición a través de enseñarles a torear,  ¿o son toreros o son instructores? y como resultado se dejan ver por todos lados ¡pues ya! ¿Pa’ que la gente va ir a verlos a la plaza?



Luego ese cachondeo, que anden permitiendo que cuando ya ustedes pisaron el ruedo pa’ jugarse la vida, se metan a la arena unos entusiastas a jugarle a los manifestantes, que dizque pa’ defender la fiesta,  ¿de quién las van a defender? ¿ahí donde no hay enemigos?, (¿inocencia, convicción, equivocación, exhibicionismo, diversión?) luego la desaparición de los carteles monumentales en las principales esquinas también ha influido, pues no todo el mundo tiene computadora para estar al tanto de que va a darse una corrida y quienes la van a torear, la modernidad del Ticket Master también ha alejado, pues a la gente le representaba un atractivo los boletos coleccionables con pinturas de los grandes artistas, otra más la insana costumbre que como resultado de un capricho impuso el entonces empresario de la Plaza México de no dejar que se retrataran los toros, pa’ que no lo empezaran a criticar desde días antes, luego la desatinada forma de desarmar los carteles, si a eso le sumamos que pocos periódicos cuentan con plumas veraces que despierten interés. 

Total que vamos como los cangrejos pa’ atrás, por eso mejor aquí le paro por hoy y  agarro la legua pa’ Disneylandia a divertirme con Mickey Mouse y animalitos fantásticos que esos si dan espectáculo y por la noche me voy a los Table-Dance donde ahí si salen ejemplares con  trapío y en puntas.

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