El Toro en México
Por Bardo de la Taurina
Diré de una vez que ayer en el encierro que la ganadería de
la Estancia mando a la Plaza México y que en el instructivo decía –Trátenlos
con poder, lídienlos, dóblense, tómenles la justa distancia, métanse con ellos,
aléjense de lo convencional y fulmínelos-, ¿es mucho pedir eso a unos matadores
de toros? pero los maduros Ignacio Garibay, Arturo Macías y Fermín Rivera,
quien ya tiene bigotes, no siguieron las instrucciones, que a final de cuentas
son las primeras lecciones de la academia y ya pa’ que le sigo con lo
acontecido, aunque lo correcto sería decir con lo no acontecido, menos mal que
muy poquita gente vio eso en el graderío.
Entre esos toros salió uno con el nombre de ‘Tupinamba’, como
aquel café legendario de la calle de Bolívar en la Ciudad de México, en donde
hace 70 años en febrero, en la última
corrida del mes, como la de ahora pero en el año de 1947, la gente salió de la
Plaza México y se fue a comentar el festejo al ‘Tupinamba’, cuyo cartel había
sido conformado por Fermín Espinosa ‘Armillita’, Lorenzo Garza y Luis Castro
‘El Soldado’, con toros de Xajay.
Cosas de los recuerdos y la nostalgia…nada más.
Vamos a otra cosa mariposa;
Por donde ésta columna va recogiendo tinta en busca de darle
forma al papel o a la pantalla, pa’ que usted la lea, la gente pregunta ¿Por qué mejor en vez de criticar, no
le dices, como, a la empresa?, pues como dijo aquel ¿y yo por qué? Además de
que tampoco la critico, solo le pongo volumen a la voz del tendido a la que por
cierto, casi ni la escuchan y se amplifican los sonidos, de los que como casi
todos los deportados ya no regresaran a
la plaza.
El tema ahí estaba y hace
unos días entre los laberintos
del Mercado de Sonora, el de los brujos y las hechiceras, las hierberas y los
charlatanes un sacerdote no de sotana negra sino de los del oscurantismo, me
decía -aquí le decimos como hacerle para que todo vaya mejor- si eso lo aplicásemos a
cualquier empresa lo primero que se requeriría es cuidar la relación entre la importancia del coso y el tamaño de quien
la va a manejar, que no necesariamente lo son los accionistas, el operador o
administrador, huelga decir que éste sobre el lomo y en la tatema debe de traer
más experiencia que una ‘Chucha cuerera’, a menos que se tenga a un joven majo,
que ya haya recogido cosechas.
Antes de entrar en materia, aclaro que lo que aquí se va a expresar o a señalar no atañe a todos los involucrados en la
llamada Fiesta Brava, en donde existen excepciones totales o parciales de
personas y puntos.
El corporativo tendrá que hacer conciliar los intereses
financieros con los taurinos, porque esto antes que nada es un negocio llamado
Fiesta Brava. Y dependiendo cuales sean prioridad, pues a echar a andar la maquinaria,
sobre lo que atañe a lo taurino antes de
bautizar a la criatura deberá de quedar instalado
un consejo consultivo, desde luego conformado por gente que conozca este
negocio como la palma de su mano, privilegiando
a algunos que tienen la sensibilidad de la afición, y mucho ojo con los
elegidos, labor que no será nada fácil, como lo sería tirar por la fama o costumbrismo
de algunos personajes del graderío o de las catervas.
Punto prioritario y delicadísimo
lo será la elección del staff de veedores de los toros, quienes desde luego
deben de ser ajenos a intereses,
compadrazgos y de una ética más pura que una quinceañera, que no den
preferencias a determinadas ganaderías y no descarten a otras solo por tener
como carta de presentación la bravura.
Sin salirnos del tema, sí decir que uno de los puntos que elevarían el prestigio de
cualquier empresa es el tener vigente el laboratorio para practicar los
exámenes post – mortem, aparte de la corroboración de los libros de nacencia o
certificados (actas de nacimiento) que cada ganadería debe proporcionar previo
a la autorización del hierro en suerte, acción ésta que también las autoridades gubernamentales
deben vigilar y en su caso aprobar o rechazar.
Los buscadores y contratadores de toreros que interesen,
deberán de tener ese sexto sentido que sin ser cosa del otro mundo, si hay
quienes lo poseen y más vale dar una temporada corta con calidad que una
extensa sin ella, y nunca olvidar a los toreros que su quehacer lo consiguen con apellidos exclusivamente, con
recomendaciones de cualquier índoles por arriba de su valer, con ligas con los empresarios
como único argumento o que se les costean sus toros o con billetes tienen la única forma de vestirse
de luces, que no necesariamente de torear y obvio, nunca van a funcionar.
Siendo ese negocio público, inevitablemente tienen que tener
trato con medios, de ahí, que si esta función no se le confía una persona
experimentada y con una gran mano izquierda, se corre el riesgo de que se les haga bolas el engrudo y si a eso le
sumamos que se nota que tienen ‘consentidos’ y ‘vetados’, las informaciones siempre serán
dicotómicas.
Algo más que tiene que hacer cualquier empresa es darle
valor, categoría, distinción, a sus respectivos ruedos y callejones, pues
aunque se crea que soy un puritano, sostengo que la arena es sagrada pa’ quienes en ella se juegan la vida,
esto no tiene vuelta hoja e incluso a rajatabla, se debe evitar que su albero
sea pisado por cualquier persona que no
vista de luces incluso tratándose de un torero en activo o no, pero que vista de civil, con la única salvedad de los
ganaderos que en ese momento se hallan ganado ese honor.
Otro punto, dado que
la comunicación entre las empresas y los aficionados prácticamente es
inexistente, sería muy conveniente que se instalaran en algunos lugares de
fácil localización dentro de las plazas, buzones donde los aficionados pudieran
verter sus opiniones en relación a todo lo inherente al espectáculo.
Bordando por la misma hebra en México desde que
desaparecieron los premios Domecq, hasta donde se sabe, no existe alguna
organización global (oficial) y con peso popular que galardone a los
triunfadores en todas las líneas, en este caso concretamente de la temporada en
la plaza grande de la CDMX lo cual sería muy bien recibido y para ello se
podría hacer uso de los buzones y de las redes sociales para las votaciones.
Algo más, la empresa deberá
de emitir un comunicado oficial en el cual asiente que está totalmente
deslindada de los actos globales de los jueces y vámonos con una de chicles,
chicharrones, chelas, por cierto (¿se permite expender líquidos en envases
rígidos?) La gente está hasta la coronilla de que los vendedores realicen sus
ventas durante el transcurso de la lidia y esto un día va estallar y se va
armar una que Dios guarde la hora, pues los aficionados pagan un buen billete
por ver una faena, como pa’ que enfrente se le pare un sujeto sudoroso y le
tape la visión y le pise sus papos bien boleados, así que ahora que todavía están a tiempo, pongan remedio.
Y aquí le paramos porque esto de ser empresa es muy
complicado, ¿Y quién dijo que no lo
fuera? ¡Ah! y como usted ya se aburrió de leerme y yo de escribir.
Como decía Cachirulo: -¡Aaaadiós amigos!
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