México y anexas…
Las Bardianas
Todo lo que tiene clase, no puede morir; ‘Los Cuatro Gatos’ Agustín Lara
En el toro como en todo en la vida, hay seres, circunstancias
y momentos, que se presentaron para ahí permanecer siempre, todo esto con su
consabida polémica por eso de que nada es igual y menos se le puede medir o
comparar sino es con el balancín de los tiempos en que sucedieron las cosas o
los acontecimientos, en lo personal siempre he sostenido que cuando se compara
la Fiesta de Toros y Toreros de hoy con la de antes bajo la pólvora del tiempo,
suelo decir ‘Ésta, la actual, no es mejor, ni peor que la de antes, tan solo es
diferente’ y agrego, que de lo que no hay duda, es que no todos cabrían en el
abanico del antes y del hoy o viceversa.
Estoy terminando de releer una obra, que creo que ‘naiden’ ha leído, se trata de un libro
taurino, musical y de arte pictórico
espléndidamente realizado en lo conceptual de los pinceles, el óleo y el
acrílico, por el artista de tradición y abolengo que lo es Fco. Álvarez, así firma, siendo su nombre completo Francisco Javier
Álvarez Benítez, descendiente de dos grandes artistas que llevaron el
sentimiento a flor de piel, y de las letras, adelanto que está pasando por la
asesoría, sobriedad y verificación del hombre joven más adelantado en materia
de cultura torera y musical del momento el Lic. Luis Eduardo Maya Lora, amén de
que en memoria, no creo que haya quien se la gane.
Y ya que he presumido la participación de ambos personajes en
el libro que versa sobre el porqué y el cómo
fueron escritos los pasodobles salidos de la inspiración de un mexicano ‘Azteca
y Español’ inconmensurable, así como la forma en que fueron bordadas en letras
y música las alegorías a las regiones de España, ambos temas que se desprenden
a partir de la Fiesta de Toros y Toreros y decir que cada uno de los capítulos viene gitanamente
rematado con imágenes de las obras de arte que exprofeso salieron de la
creatividad del hijo del maestro
colombiano Don Cristóbal Álvarez, bueno, subrayar de las figuras participantes
en este libro, que ambos dos en lo individual sin duda alguna no solo son un
buen ejemplo, sino que son realidad que sin necesitar visa o aval cabrían
perfectamente en cualquier época de la tauromaquia donde se les quiera ubicar.
Más vale que no tengas que elegir
entre el olvido y la memoria; Sabina
Y estando ante los capítulos dedicados por separado a los matadores Lorenzo Garza ‘El Magnífico’ y a Luis Castro ‘El
Soldado’ torero nacido en los rumbos de la calle de Niño Perdido, esa que todo
derechito nos metía a la vera del Centro de la Ciudad de México, en donde vio
la primera luz, fue registrado y remojado de la molleja, el genio que se sale
de la lámpara pa’ ser el personaje en torno al cual versa la obra referida, la
que arrancó en su génesis hace más de cincuenta años y es que abordar al
maestro Agustín Lara, es algo muy serio y complejo por oscilar su obra entre lo
histórico y lo legendario, una vez que se le ha dado puerta a la mitotería con el plus de que además en
ella con bases muy sólidas en sus raíces, en el presente y en el futuro, se
incrusta la obra ‘Lariana’ en un
desafío a los tiempos de todos los tiempos, y es que ¿imagine usted? dentro de
los que escribió, que fueron ocho pasodobles, más algún otro que anda por
ahí y del que también nos ocuparemos, que escribió con influencia mexicana y española, ¿Qué torero mexicano de
los últimos cincuenta años, hubiese inspirado al compositor nacido en la calle
del Callejón Puente del Cuervo hoy República de Colombia, Centro, pa’ que le
dedicase un pasodoble?
No se rompa la cabeza
cuando tenga el libro que saldrá sobre pedido en la versión de lujo en papel numerada y firmada en los cromos por el
pintor quien a partir de la presentación pondrá a la venta las obras originales,
usted tendrá elementos pa’ una vez conociendo los perfiles que usaba el maestro
Lara en la elección de ‘sus’ toreros, opinar, insisto sobre ¿a qué torero
actual tricolor le habría escrito? Mmm… a solo…
Paulo Campero un gambusino
de la luz de siempre
Y hablando de los
nombres grandes del ayer, que hoy todavía son pronunciados, en parte debido en
parte a los pasodobles Larianos que
les fueron escritos, tomándolos solo
como referencia, jamás como comparación, desde
años atrás me he venido refiriendo a un torero mexicano que posee la
viva reminiscencia de aquel torear de la Época de Oro, él es Paulo Campero del
que solo diré que la semana de apenitas se tiró 1,500 Km de aventón, con
seiscientos baros en las alforjas pa ’ir auténticamente a tocar la puerta de la
tercera plaza más antigua de América la de
Carretas en Chihuahua, donde le salió un ‘pavo’ de La Playa, que fue el
primero en sorprenderse en como el matador lo fue metiendo en el túnel del
tiempo, toreándolo a la verónica cadenciosamente y pudiéndole con una rodilla
en tierra ¡Que estampa! Vino la complacencia con las maderas y los arpones, pa’
dar paso a mostrarse con la sarga de la nostalgia y luego con la enjundia
bañada de rabia por un pinchazo, sembrar en la arena cual clavel colorado la
muleta y abrirse el alma y dar el pecho en un acerazo a cuerpo limpio, ¡Válgame
la Virgen Santa! Si la nostalgia torera que se carga este torero fuera vinillo,
ya hubiera llenado un tonel.
Paulo Campero recién acabaló un año de alternativado por el
matador Manuel Martínez hijo del gigantesco matador, a propósito de ello Yiyi
Gasca quien acompañó a Lara a España en
la cúspide del tórrido romance que vivían, me dijo alguna vez en su casona de Coyoacán
‘-Agustín en el ayer a quien más admiró fue a Rodolfo Gaona y en sus últimos
años a Manolo Martínez-’ a ninguno de los dos les escribió un pasodoble, ¿pa’
qué? si los traía en su gusto, que era muy fino… cosas del tiempo y también del
arte ese que entre los maestros tiene un lenguaje especial que se bebe en cristal de Baccarat con nostalgia de bouquet.
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