jueves, 21 de febrero de 2019

El Café Tardan, un lugar pa’ quitarse el sombrero.


Bardo de la Taurina
Cuando uno asiste con regularidad al único café que existe en el cuadrante  del centro del Centro Histórico, ¿sabe usted cuál es ese café?, bueno al bebedero de elixir al que me quiero referir es el ‘Café Tardan’, ¿no sabía de su existencia?, pues ahí está, en ese corredor que un día fueron ‘Los Portales de Mercaderes’ que efectivamente es donde estuvo ‘El Sombrero Colorado’,  la ‘Sombrerería Castor’, la del Señor Dallet donde terminó  anclándose la hoy centenaria ‘Sombrerería Tardan’.

En ese lugar escoltado por vitrinas de joyas, convertidas en sombreros, a la que le siguen hileras de ancestrales mostradores hasta donde se extienden de un lado con coquetería sillones y mesitas originales de la época del gran glamour de ese México que se fue para no volver,  como en cierta forma ha pasado con la elegante forma de usar sombrero, bueno como será la cosa que si usted desea que le planchen o moldeen su prenda solo existen dos lugares para ello en el centro y uno es precisamente Tardan.
Y la otra es la sombrerería del maestro Don Fernando López en la calle de Jesús María a unos paso de San Pablo,  donde se edificó la primera plaza de toros de mampostería que hubo en la capital y que precisamente fue la de San Pablo, enunciado que tomó por su inmediación con el rastro de ese mismo nombre y en cuyos corrales desembarcaban los toros a lidiarse.

Por cierto dicen que esa la plaza fue clausurada por el mandón en turno, no por la esencia de la fiesta ni el mal trato a los animales,  sino que en el propio albero  y en sus inmediaciones por el ambiente que propiciaba el coso se reunían grupos de españoles que eran amantes de la fiesta, más el jerarca pensaba, o le hacían pensar que esas catervas no  eran tan solo de aficionados sino que en realidad se conspiraba y en lugar de averiguar de qué se trataba el asunto, pues a erradicar los fantasmas de un guadañazo, como usted comprenderá.

Bueno ya que de baranda nos referimos a un señor superior que habitó en  el Zócalo volvamos al ‘Café Tardan’ al lado del que se encuentran oficinas del gobierno de la Ciudad de México, por lo que no es de extrañar que ese café todo el día esta concurrido por laboristas de las oficinas gubernamentales, ahí la cosa es chida usted es saludado respetuosamente con un ¡Buen día licenciado!, si va bien vestidito al día siguiente  el saludo será con inclinación de cabeza, así día tras día el asunto va subiendo de caravaneo ¡A sus Órdenes licenciado!, todo muy efusivo, muy entusiasta y desde luego sin tener la menor idea, de que a quien están rindiéndole cortesías que el que pa’ su causa es un ilustre desconocido, pero ellos van por todas, bueno ¿cómo será la cosa? que el otro día uno de estos burócratas, llegó a la insensatez de saludar a mi menda con un;  Que tenga buen día Señor Diputado,  el chiste o  misión es perder el tiempo, cuando seguro algún ciudadano o papeles están esperando trámite.

El sitio en el que se pueden admirar artísticas pinturas en realidad es  angosto aunque profundo, por lo que una vez que usted se arme con un aromático cafecito y un exquisito muffin de chocolate, también hay que llevar visiblemente la revista Proceso, sacar el ojo clínico, escoger cual mesita contigua puede depararnos una sorpresa y ahí instalarse muy propiamente, no olvidar los lentes que lo hagan ver a uno más interesante, el bolígrafo de laca negra con estrella blanca y no sea naco no vaya a meter el celular en el café por estar twitteando babosadas, ¡Ah! no olvide el cruzado de pierna.

¡Hombre compañero! Por cierto de ese asunto de las Corridas de Toros, le cuento que escuche a mi superior decir que la cosa va caminando sin prisa pero sin pausa… ¿Y hacía donde camina? ¿A que continúen las corridas o que las pasen a la guillotina? Eso ahora mismo no lo sé. Pero mire, dese una vuelta dentro de un mes  ¿a ver que hay? Y acuérdese que los viernes nos vamos temprano y si por algo no me encuentra es que seguro el jefe me mandó a cuidar a su nieto que ya no tiene guardería. Total que este asunto de la Fiesta Brava a todo mundo le anda valiendo una pura y dos con sal…   

En fin ahí vamos en otro capítulo de la grilla metropolitana, porque ahorita el tema moda es la cuestión de que; ¿Si todos los caminos llevan a ROMA?, lo cual no creo, pues el camino que tomo el  descontinuado de Sergio Goyri lo llevo a tiznar a su madre, aunque si no se alinean las estrellas el domingo en Hollywood, igual lo perdonan pues ya sabemos que ahora a los ojetes no se les toca ni con el pétalo  de una hoja de Kleenex.




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