Bardo de la Taurina
Cuando uno asiste con
regularidad al único café que existe en el cuadrante del centro del Centro Histórico, ¿sabe usted cuál
es ese café?, bueno al bebedero de elixir al que me quiero referir es el ‘Café
Tardan’, ¿no sabía de su existencia?, pues ahí está, en ese corredor que un día
fueron ‘Los Portales de Mercaderes’ que efectivamente es donde estuvo ‘El
Sombrero Colorado’, la ‘Sombrerería
Castor’, la del Señor Dallet donde terminó
anclándose la hoy centenaria ‘Sombrerería Tardan’.
En ese lugar escoltado por
vitrinas de joyas, convertidas en sombreros, a la que le siguen hileras de
ancestrales mostradores hasta donde se extienden de un lado con coquetería
sillones y mesitas originales de la época del gran glamour de ese México que se
fue para no volver, como en cierta forma
ha pasado con la elegante forma de usar sombrero, bueno como será la cosa que
si usted desea que le planchen o moldeen su prenda solo existen dos lugares
para ello en el centro y uno es precisamente Tardan.
Y la otra es la sombrerería del
maestro Don Fernando López en la calle de Jesús María a unos paso de San Pablo,
donde se edificó la primera plaza de
toros de mampostería que hubo en la capital y que precisamente fue la de San
Pablo, enunciado que tomó por su inmediación con el rastro de ese mismo nombre y
en cuyos corrales desembarcaban los toros a lidiarse.
Por cierto dicen que esa la
plaza fue clausurada por el mandón en turno, no por la esencia de la fiesta ni
el mal trato a los animales, sino que en
el propio albero y en sus inmediaciones
por el ambiente que propiciaba el coso se reunían grupos de españoles que eran
amantes de la fiesta, más el jerarca pensaba, o le hacían pensar que esas
catervas no eran tan solo de aficionados
sino que en realidad se conspiraba y en lugar de averiguar de qué se trataba el
asunto, pues a erradicar los fantasmas
de un guadañazo, como usted comprenderá.
Bueno ya que de baranda nos
referimos a un señor superior que habitó en
el Zócalo volvamos al ‘Café Tardan’ al lado del que se encuentran
oficinas del gobierno de la Ciudad de México, por lo que no es de extrañar que
ese café todo el día esta concurrido por laboristas de las oficinas
gubernamentales, ahí la cosa es chida usted
es saludado respetuosamente con un ¡Buen día licenciado!, si va bien vestidito
al día siguiente el saludo será con
inclinación de cabeza, así día tras día el asunto va subiendo de caravaneo ¡A
sus Órdenes licenciado!, todo muy efusivo, muy entusiasta y desde luego sin
tener la menor idea, de que a quien están rindiéndole cortesías que el que pa’ su
causa es un ilustre desconocido, pero ellos van por todas, bueno ¿cómo será la
cosa? que el otro día uno de estos burócratas, llegó a la insensatez de saludar
a mi menda con un; Que tenga buen día Señor Diputado, el chiste o misión es perder el tiempo, cuando seguro algún
ciudadano o papeles están esperando trámite.
El sitio en el que se pueden
admirar artísticas pinturas en realidad es
angosto aunque profundo, por lo que una vez que usted se arme con un
aromático cafecito y un exquisito muffin de chocolate, también hay que llevar
visiblemente la revista Proceso, sacar el ojo clínico, escoger cual mesita
contigua puede depararnos una sorpresa y ahí instalarse muy propiamente, no
olvidar los lentes que lo hagan ver a uno más interesante, el bolígrafo de laca
negra con estrella blanca y no sea naco no vaya a meter el celular en el café
por estar twitteando babosadas, ¡Ah! no olvide el cruzado de pierna.
¡Hombre compañero! Por cierto de ese asunto de las Corridas
de Toros, le cuento que escuche a mi superior decir que la cosa va caminando sin
prisa pero sin pausa… ¿Y hacía donde camina? ¿A que continúen las corridas o
que las pasen a la guillotina? Eso ahora mismo no lo sé. Pero mire, dese una vuelta
dentro de un mes ¿a ver que hay? Y acuérdese
que los viernes nos vamos temprano y si por algo no me encuentra es que seguro
el jefe me mandó a cuidar a su nieto que ya no tiene guardería. Total que este asunto de la
Fiesta Brava a todo mundo le anda valiendo una pura y dos con sal…
En fin ahí vamos en otro capítulo
de la grilla metropolitana, porque ahorita el tema moda es la cuestión de que; ¿Si todos los caminos llevan a ROMA?, lo
cual no creo, pues el camino que tomo el descontinuado de Sergio Goyri lo llevo a tiznar
a su madre, aunque si no se alinean las estrellas el domingo en Hollywood,
igual lo perdonan pues ya sabemos que ahora a los ojetes no se les toca ni con
el pétalo de una hoja de Kleenex.
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