México y anexas… Las Bardianas!!!
Arte Antonio
Hoy lo actual dentro
del mundo de lo cosmopolita es tener entre las manos y a mirada de águila el
libro de moda, ‘El
Vendedor de Silencio’ de la pluma del maestro Enrique Serna bajo el sello de
Alfaguara, ese que es tema de conversación
entre un delicioso Martini
preparado al estilo Manhattan o un shot de
malta añejado desde luego en barrica de roble blanco, escocés obviamente
degustado en copa Glencairn la que fue diseñada para hacer lucir las virtudes
de este elixir, joya que arribo al orbe a principios de este siglo pa’ meterle
la espada al clásico vaso Old Fashion cuando de beber whisky con categoría se
trate al estilo refinado y fino como una joya tal cual lo bebe el ganadero
de “La Joya” Don José Antonio González
Esnaurrizar quien en la próxima temporada de la Plaza México se espera abra su
joyero en la más codiciada de las subastas pa’ que los baluartes de la corona
torera se disputen la lidia de esos
bureles, los que implícito en su tradición traen el que un triunfo ante ellos
valga su peso en quilates, porque no es lo mismo triunfar con un toro “artista”, a que un artista del toreo lo
haga con un toro que es una joya digna.
Arte Antonio
La obra en efecto
versa sobre la vida y el infierno de un periodista argentino/texcocano nombrado
como Carlos Denegri a quien Don Julio Scherer llamara el “El mejor y más vil de
los reporteros”, de él nos dice la solapa trasera que “No pedía mucho, carajo, solo que lo dejaran prostituirse a su modo.”
Denegri fue el hombre que industrializó el chayote
y ya que de baranda andamos en esto subrayo que ningún actuante va a
hacerse torero por decreto financiero provenga de quien provenga y esto viene a
colación porque en el libro Denegri relata que sostuvo un noviazgo con la hija
de Don Nabor Corcuera, quien fuera dueño del Toreo de la Condesa y quien por no
acceder a los caprichos de Maximino Ávila Camacho (quien quiso ser torero pero valía
menos que un camote poblano, y al usurparse como ganadero le quemaron en plena plaza un toro por manso)
tuvo incluso que abandonar el país temiendo caer ante la bota del despiadado
hermano del presidente suerte mortuoria
que ya había sufrido otro empresario de la provincia Don Jesús Cienfuegos,
dueño de la plaza poblana (pg. 223), la razón aparte del poder que argumentaba
Maximino, lo eran según queda constatado en la página referida cito
textualmente; - Tú no sabes nada de
toros, le decía; traes de España a puro torero maleta- ¡Que ignorancia del rufián
ese! haber dicho eso en víspera de que al Toreo de la Condesa llegaran toreros
de la talla de Manuel Rodríguez “Manolete” y solo decir que en su momento se
cabildeo por parte de esta columna se le quitara a la calle norte de donde se
encuentra la Plaza México el nombre vergonzante de Maximino Ávila Camacho y
desde ahora propondré que esa calle lleve el nombre de Agustín Lara, quien
tanto hizo por la música taurina conocida como pasodobles y quien el próximo año
cumplirá cincuenta años de que guardo las partituras y partió al albero de la
leyenda y esto va también pa’ España pues naiden
le ha cantado a esa patria como el compositor “Azteca y Español” el maestro
Agustín Lara, a quien se deben letras como “Madrid”, “Sevilla”, “Granada”, “Valencia”,
“Toledo”, “Murcia”, sin olvidar lo que le compuso a la “Carmen de Chamberí” y
el poema dedicado al “Monstruo de Córdoba”.
Arte Antonio
Novilleros
Habrá chavales y de
hecho los hay que toreen más unos que otros, pero no porque una web o blog los
ensalce diciendo que esto y que lo otro, eso son puras fantasías los jovencitos deberían de empezar por saber que
hay dos clases de novilleros, los que lo son y los que no lo son, los que hacen
vibrar y los desafinados, los de color y los incoloros, pa’ acabar pronto los
que existen y los que no existen, de lo que si hay mucho son jovencitos que ahí
andan exponiéndose sin ningún futuro a que un día salga un animal creyendo que
está en el Circo Atayde o en el Cirque du Soeil y les pegue una maroma que alcance un triple salto mortal
y lamentablemente no sea mortal y entonces les ponga la vida más que pesada lo
cual es un riesgo siempre latente pero no necesario pa’ todos y es que el toreo
jóvenes es pa’ hacerse figura y no pa’ jornalear esto no es de destajo esto es
de excepción.

Antonio
La otra tarde afuera
de la Plaza México el matador de toros y actor teatral (Opera Carmen de Bizet)
Rodrigo Cepeda, me hizo favor de presentarme
a un artista de los pinceles y los lienzos Antonio Rodríguez Fuentes
saltillense de advenimiento, él sabía de mi menda y yo sabía de él, es más le réferi sobre una pintura de su
autoría que versaba en torno a una chaquetilla en tono de azul aguamarina
recamada en oro que había sido utilizada pa’ engalanar un cartel, el que a mí
me resultó altamente atrayente, no sé ni quienes lo iban a torear pero de que
ahí había arte lo había, ya más pa’ acá que me salta la pintura temática de un
guitarra en la que por embrujo o ¿será por arte de Magia? brotan toreadores que auténticamente le ponen música a la obra
de Antonio Rodríguez, cuyo primer pañuelo blanco hay que otorgárselo gracias a
que se está atreviendo a atreverse a ser un atrevido en las formas, que en la
pintura siempre serán forma y fondo, pa’ llegar a ello hay que tener bien
formado el formato del sello propio, cuya columna vertebral lo es la búsqueda,
y de la otra búsqueda lo conmino a usted a buscar a este artista que recuerde
se llama Antonio Rodríguez, firma como Antonio
y ya es realidad real que realmente esta pa’ tomársele en cuenta en México, con
más fuerza como se le ha tomado en España donde diversas obras suyas ya han abierto cartel.
Seguido de ese
casual y gustoso acontecimiento a unos pasos un cuate al que nunca había visto me dijo coloquialmente -¿oye Bardo
porque no has escrito de fulano y de zutano?, ¿Qué no te llegan al precio?,
pues mire porque de quienes yo escribo no necesitan de chayotear además esto
tiene un riesgo y aquí vuelvo con el libro mencionado con aquello que dice -Que
no publique el periodista lo que no pueda sostener el caballero- (pg. 175). Y
al respecto decir que soy un miedoso
pues me aterra que alguien pudiese decir de mi menda, ¿y este vendido realmente
se creerá lo que dice?, así que prefiero seguir siendo un ciego que ve la plaza
vacía y un tuerto que ha mirado rete poquititas promesas de la novillería en el
“embudo marchito” de los cuales cualquiera que le jueguen el dedo con el solo
pensamiento de una alternativa a mediano plazo que podría ser un par de años,
va a terminar más ensartado que una aceituna en un Martini.
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