sábado, 2 de mayo de 2020

OBITUARIO


México y anexas…las Bardianas
Columna Cosmopolita

¡Caramba de la carambilla! Cuando iba a pensar que esto de las defunciones se viniera sobre los pesares con la intensidad huracanada, esa que no permite siquiera enjuagarse las lágrimas del dolor por el desenlace siempre esperado como destino, pero no aceptado cuando se presenta en la realidad, sabemos que los nubarrones son el reboso nacional que ciñe a este país donde una de las angustias es la incertidumbre del dantesco navegar por el pantano del engaño, cuya única realidad es el nombre de nuestros difuntos que nos hayan dejado por la causa que sea en estos tiempos aciagos donde sus nombres ya son leyenda y  les recordaremos  por siempre en la dimensión del ayer y en el futuro de sus ejemplos.

La marquesina de la bohemia colocó el letrerillo -Hoy no hay función- razón de que Carmelita Ferriz dejó de escucharse con su “Luna sobre Matanzas” la de; La majestuosa princesa, Hechicera y repleta, De cantos y leyendas… siempre acompañada por la guitarra cumbre de su Héctor Monroy el que en España con su “Tuna” triunfara añitos atrás.

Cien años nos duró en vida Doña Esperanza la señora del Matador Luis Castillo que nos cuenta la historia fue el último mexicano que actuara en España  en lo que el “Trianero” Juan Belmonte” llamara ‘El Boicot del miedo’  que Marcial Lalanda les impusiera  a los coletas mexicanos que  arrasaban por allá en el año del 1936, cuando hoy   los de acá tímidamente se asoman por debajo de la puerta, susurrando por una oportunidad.

Alejandro Algara hay quienes aseguran que las más bellas interpretaciones de Pasosdobles  y de la Suite Española compuestas por el maestro Agustín Lara se le deben precisamente al personaje que se fue en presente, dejándonos siempre un referente de lo que es interpretar con sobriedad, con elegancia y con respeto al auditorio.

Silverio Pérez Domínguez fue entre los pañuelos del Adiós que se fue de este mundo siempre con la cara mirando al sol y habiendo dicho -No me pesa  ser hijo y llevar el nombre del torero más querido de México, por el contrario me enorgullece- y como no recordarle con orgullo si nos enseñó que con carácter cada quien se labra su propio pedestal.

Bolívar Vasco tomo por patria la Nueva España y en ella volvió a nacer, porque dicen que en el toro los milagros existen y tan así ha de ser que este torero echo raíces en la tierra de los toros y los toreros que lo es Tlaxcala donde sembró la semilla de la tauromaquia entre la juventud, que si hay suerte, alguno de ellos elevara un brindis por su maestro.

Jorge Zúñiga Campos fue por años la voz comercial de las trasmisiones desde la Plaza México era la época de aquella cerveza que anunciaba  la “Rubia  Superior” Gina Román, cervecería cuya familia propietaria lo era la que hoy  con el crecer de su dinastía es prácticamente dueña de la Fiesta de Toros y Toreros en México,  Jorge Zúñiga se vio fuera de la espuma y de los callejones de las plazas y se tiro de espontáneo  a bordar recuerdos y anécdotas sabrosos bajo el enunciado de ‘Lo que el viento, no se llevó’.

Óscar Chávez hombre de una izquierda natural y de una afición por lo torero que lo emocionaba  hasta haberse impregnado de su historia musical a la que le regaló pasajes inolvidables,  algún día que rodando por Portales cayó en las entrañas donde se halla el altar levantado en memoria del “Demonio de Pasiones” y escucho su propia composición “ Manolo Martínez… Martirologio de Fuego” la que puso en la voz y música de Marcial Alejandro, el mismo que triunfara en Sevilla en 1985 con su letra “El Fandango aquí” interpretada por Eugenia León, vio las reliquias del altar y parsimonioso como era se dijo a sí mismo; -Ahora al torero se venera en los altares- y mi menda rubrico; por eso usted  le brindó letras celestiales.

Se han ido a la tierra de nunca jamás, a los cielos de la fantasía, a las letras del romanticismo aquellos que alguna vez fueron presente  y a los que sin más despido con una bienvenida a las páginas de la historia y la leyenda.

Y ojalá lector no tenga yo que escribir de usted y por si las dudas, toque madera, y de las tres personas que se pudieran entristecer por mí, no se preocupen, porque de todas maneras  mis enemigos ya tienen la leña verde pa’ quemarme, lo cual sólo me confirma que por el mundo pululan los leñadores con su hacha al hombro, dispuestos hacer leña del árbol caído.

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