domingo, 18 de diciembre de 2016

Con cabalgaduras, forcas, orejas y golondrinas se fue un Santos


Llegó el tronche de la temporada de los experimentos en la Plaza México, serial que algunos desde endenantes  han bautizado como el del desaire, por la obvia razón de la no asistencia del público a los festejos, la razón de por qué esto ha ocurrido, parece canción de Juan Gabriel, que ya de tanto escucharla da como pereza, es más, hasta pienso que  a los protagonistas  de esta temporada, ya ni les apetece volver a leer, lo tantas veces escrito, desde la tarde en que debutaron ante la caterva taurina la que da noticias, información y comentarios y la que cree que lo hace, el devenir desde ese día se podía predecir con tanta certeza, como el desenlace del encuentro Real Madrid vs. América, la razón como ya dije, está más trillada o sobada que las gachis de la calle de Montera en Madrid o las de San Pablo en la Ciudad de México.

El diseño  paradójicamente con las bellezas arquitectónicas que diseña en  el rubro de la construcción y de la ganadería, el diseñador de esta temporada, era feo de nacencia y por eso en lo estructural aunque es otra especialidad se colapsó y la afición simplemente no asistió a la plaza, no obstante que ingredientes los hubo en promedio de buena calidad ¿Por qué entonces la temporada en su parte asistencial de los aficionados se cayó? Pues ya aquí lo he dicho y no lo voy a repetir, pa’ que la gente no vaya andar diciendo que ya no me sé otra tonada.

Y hablando de saber, el que este año como que no supo a ciencia cierta por donde apuntarle a los pavos grandes, fue el empresario Alberto Bailleres González, pues este año cuando pujo por quedarse con la explotación de la plaza más importante del mundo, que lo es Las Ventas de Madrid, simplemente se quedó chiflando en la loma y a la que si llegó, fue a la plaza más grande del mundo, la México, en la que al alimón con el Arq. Javier Sordo, no la han podido pintar de público y la razón de ello ¿Cuál ha sido?

Pa’ mi forma de entender todo se ha debido primeramente a que Don Alberto y Don Javier o Don Javier y Don Alberto, al haberse comprometido al manejo u operación del coso de cemento, lo hicieron por gusto a la fiesta o en un acto de buena voluntad, pa’ que la Cuidad de México o más concretamente su afición, no se quedara sin temporada, que igual es la última y es en ese enfoque donde los empresarios arrancaron con el pie izquierdo, pa’ luego seguirse tropezando con la misma piedra, ahí el problema señores. Esto de la taurina a niveles del que estamos hablando, no es de buena voluntad, de afición, de pasión, de amor por la Fiesta Brava, esto es simple y llanamente un negocio y hasta donde yo sé, los empresarios crearon una empresa específica pa’ dar fiesta y no pa’ ganar lana, que aunque les sobra como pa’ darle envidia a todos los borregos australianos, tampoco es así y por eso siento que no se ha apretado el engranaje.

Pero por lo pronto taurinamente, esta primera parte ya se acabó, pues solo a esperar si la parte direccional seguirá el próximo año siendo la misma y con lo aprendido pues se van más a la segura y en una de esas, ya enmendado el camino hasta fluye la gente por los tendidos, que la realidad es la desolación de estos, la que más a afeado el panorama, el cual con los Lladros españoles y el complemento de ‘algunitos’ mexicanos se podrá mejorar, dicho esto sin querer incomodar a quienes piensan que México tiene una fiesta autónoma de España.

Por lo pronto este domingo 18 la empresa continuó con uno más de sus experimentos, que dicho sea de paso, de todos los que ha hecho, este fue razonable en la medida de disfrutar del toreo a caballo y del ritual de las pegas, rejoneadores y forcados, unidos pa’ darle el adiós en esta plaza al centauro Rodrigo Santos, quien rebaso la peseta de años y con todo derecho se va derecho al disfrute de los recuerdos, de una historia propia, que forma parte medular de la historia contemporánea del rejoneo azteca, al cual en el epílogo le añadió dos orejas, que se las llevó con dignidad.

Jorge Hernández el de la tercera generación, fue testigo de la despedida del potosino, al igual que Emiliano Gamero, el que salió con hambre y se llevó un apéndice pa’ la cena.

Mención de valentía y pasión fue la que dejaron en la tarde los Forcados Mexicanos y Mazatlecos, con unas pegas de esas que pegan hasta la admiración y por hoy  me voy con la melancolía de las Golondrinas que serán perenes en el corazón de un maestro, que más que un santo, es un Santos.  

Todo ello ante bureles de Rancho Seco, que como soldados cumplieron y exigieron buenas maneras a los que tuvieron enfrente a caballo y a pie.

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